Lo Imposible No Existe

Especial Elena

Beso una vez mas sus labios y paso mi mano por su pelo rubio.

César me trae loca desde que salimos.

El coge mi mano y seguimos paseando por el parque.

El parque está al lado del instituto al que iba César y al que ahora va Becca.

Veo a una pareja besándose como si no hubiera un mañana.

Que bonito.

Cuando se separan puedo reconocer al chico.

Es Cristian.

Y la chica no es Silvia.

Básicamente porque Silvia es rubia y la chica con la que se está besando es morena.

-Cariño- mi novio me mira- ¿ese no es Cristian?- César mira confundido y asiente- me pregunto quien será la otra- vuelve a dirigir la mirada hacia los que se están besando.

De repente los ojos del rubio se abren como platos y veo su rostro palidecer.

-Mi hermana- no entiendo que quiere decir con eso
-¿Qué le pasa a Becca?- pregunto confundida
-Que es la que se está besando con tu primo- continúa la frase sin apenas mover su vista de ahí.

Mi mandíbula no cae al suelo de milagro, me cuesta creer eso, puede que se esté equivocando y solo le haya parecido.

Vuelvo a mirar y la chica de la melena castaña lleva uniforme escolar y por fin se gira.

Entrelazan sus manos y puedo reconocer a la dueña de esa melena castaña y esos ojos verdes.

Efectivamente, es mi cuñada.

Por primera vez, desde hace mucho tiempo veo a Cristian feliz y a Becca también la veo irradiando felicidad.

Ella apoya la cabeza en el hombro de él y el besa su coronilla.

Ambos con una sonrisa preciosa en su cara.

Me jode que mi primo le esté poniendo los cuernos a una de mis mejores amigas con mi cuñada.

Pero es que les veo tan felices que no me puedo enfadar.

*****

Silvia me acaba de llamar por teléfono.

Me estiro hacia la mesilla y lo cojo.

-Silvia, ¿qué tal?- contesto al descolgarlo
-Mal-
-¿Qué ha pasado?- me incorporo y César se despierta, yo le hago un gesto con la mano para que siga durmiendo
-¿Puedo ir a tu casa?- pregunta seca, está enfadada
-Si, claro, aqui te espero- con esto cuelgo.

Me visto y en menos de lo que canta un gallo la rubia ya está aquí.

Me hago a un lado para que pase y nos vamos directas al sofá color crema que tenemos en el salón desde hace poco.

-Cuéntame- digo sentándome en una pierna
-Cristian me engaña- abro los ojos con sorpresa fingida- déjame seguir- dice antes de que yo diga algo- es con la puta de tu cuñada- la vena del cuello le va a estallar en cualquier momento
-¿Con Becca?- finjo sorpresa de nuevo, no puedo decirle que ya lo sabía, ella asiente- ¿cómo te has enterado?- frunzo el ceño
-Pues Begoña les vio comiéndose la boca- aprieta los puños- y no supe que fue tu cuñada hasta que el día después de la quedada, Begoña me dijo 'Coño esa era la tía con la que vi liarse a Cristian'- imita la voz de nuestra amiga de mechas californianas
-Joder, que mal- acaricio su brazo intentando darme ánimos
-Y bueno, básicamente que tu cuñada es una fresca- continua insultando a Becca
-A ver Silvia, que Cristian también tiene culpa, si el no hubiera cedido nada de esto hubiera pasado- razono lo que pienso
-Ya, pero joder que tu cuñada es una puta y con todas las letras- suelta y aparece César detrás de ella con cara de enfado.

Normal, a mi tampoco me gustaría que hablaran así de alguien de mi familia, y menos con la buena relación que tienen esos dos hermanos.

-Silvia- el rubio dice su nombre sobresaltándola y la rubia se gira- no vuelvas a insultar a mi hermana y menos en mi casa-
-Oh hola César no sabia que estabas ahí- sonríe cínica- y bueno, digo que tu hermana es una puta porque se ha enrollado con un hombre que va a ser padre y se va a casar- sigue con la autosuficiencia.

Es mi amiga, pero me está hartando a mi también, Becca no tiene la culpa de esto tampoco.

-Pero Cristian también ha cedido, la culpa no es de Becca, ella no sabía que existías- mi novio también se está enfadando y con toda la razón- y si la vas a seguir insultando, fuera de aquí, así de claro te lo digo- espeta firme y se va a la cocina.

Silvia vuelve a sonreir, se levanta, y coge su bolso naranja.

-Bueno, pues ya quedaremos guapa- me da dos besos y se dirige a la puerta, esa amabilidad y felicidad repentina me sorprenden
-Silvia. De repente estás muy alegre- río confusa
-Cristian está conmigo y no con ella- y con esto último entra en el ascensor y se va.

Joder pero que no la quiere.

Cierro la puerta negando con la cabeza y voy de nuevo al salón donde veo a mi novio con un vaso de Aquarius de naranja en la mano.

-No aguanto a tu amiga- dice antes de dar un sorbo a su bebida isotónica
-A veces yo tampoco- concuerdo con el y me siento a su lado.

******

Estamos cenando en un restaurante bastante lujoso.

Ha sido idea de César y la verdad es un sitio muy bonito.

Se acerca un camarero a preguntarnos si todo va bien y como está la comida y se la agradecemos con una sonrisa muy sincera ya que de verdad está todo buenísimo.

-Espere un momento por favor- le pide César
-¿Desea algo mas, caballero?- le pregunta el hombre con educación
-Traiga una botella de Champagne por favor- el camarero lo apunta en su pequeña libreta y se retira.

Al cabo de apenas un minuto viene otro camarero con dos copas muy finas y una botella de champagne en una cubitera.

Coloca las dos copas sobre la mesa, sirve el contenido de la botella y se va.

Después de brindar y dar un pequeño sorbo, César se levanta y yo me extraño ante su acción.

Coge mi mano y me pide que también me levante, y así lo hago.

El coloca una de sus rodillas en el suelo y me mira fijamente.

-Llevamos bastante tiempo juntos, cinco años maravillosos a tu lado, en los que me has hecho darme cuenta de lo maravillosa que eres y que no te cambiaria por nada ni nadie, así que Elena Nogueira Díaz, ¿te quieres casar conmigo?- saca de su bolsillo una cajita y la abre.

Mis ojos se cristalizan y veo un anillo precioso en si interior.

Todos los presentes en el restaurante se han quedado en silencio mirándonos.

-Si César, me quiero casar contigo- contesto con una sonrisa.

Coloca el anillo en mi dedo, se levanta y me besa.