Capítulo 48

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Después de mucho rato bailando, todos los invitados se van, y nosotros nos vamos a nuestra suite nupcial.

Entramos en la habitación y lo primero que hacemos es besarnos.

Después de varios intentos, me quita el vestido y me quedo con el conjunto de lencería roja que he elegido especialmente para esta noche.

Me besa el cuello con delicadeza, y después, habiéndome puesto frente a él, coloca sus manos en mis caderas y de un impulso tengo mis piernas entrelazadas en su cintura.

Nos tumbamos en la enorme cama que hay en la habitación y esta vez quien toma la iniciativa del beso, soy yo.

Mientras nos besamos, recorre mi espalda con su mano, buscando el broche de mi sujetador.

Cuando lo encuentra, lo desabrocha y lo tira.

-Eres preciosa, cariño- coloca su mano en mi barbilla obligandome a mirarle
-Y tu, cariño- sonrío tiernamente
-¿Yo también soy preciosa?- imita un tono pijo y afeminado provocando que ría
-Eres el mejor marido que podría tener- pongo mi mano sobre su mejilla y él la besa
-Y tu la mujer que todo hombre querría- con esta última frase seguimos basándonos.

Segundos mas tarde ambos estamos completamente desnudos.

Él coge un preservativo, se lo coloca y me penetra dulcemente.

Tras unas cuantas embestidas, llegamos al clímax.

Una vez mas, ambos nos cubrimos con las sábanas, él me rodea con sus brazos y caigo profundamente dormida.

Soy feliz.

Estoy casada con un hombre maravilloso al que quiero desde hace muchísimo tiempo.

Tengo el apoyo de nuestras familias.

Y lo mas importante, unos hijos maravillosos.





*****





Cierro la última maleta y la meto en el maletero del coche.

Nos vamos de luna de miel, una semana.

Martín y Ainhoa se quedarán unos días con los padres de Cristian.

Y él, todavía no me ha querido decir a donde iremos porque según él, es una sorpresa.

Solo se que lo sabe todo el mundo, incluso mis padres y amigos, menos yo.

Conduce hasta el aeropuerto y cuando bajamos, sacamos las dos pequeñas maletas y mi bolso.

-¿Lista?- pregunta a mi espalda y asiento emocionada.

Nos dirigimos al control y en cuestión de minutos, nuestras maletas ya están facturadas y nosotros sentados en el avión.

-Estimados pasajeros- se escucha por megafonía -se ruega por favor mantengan los dispositivos móviles así como teléfonos o tabletas apagados o en modo avión, por causas de seguridad- todo el mundo, incluidos nosotros empezamos a apagar móviles y tabletas -esperemos que su viaje a Palma de Mallorca se haga ameno y lo disfruten. Gracias-

Cuando la azafata se calla, no puedo creer que es lo que he oído.

Mis ojos se ensanchan a mas no poder, y veo a Cristian observarme con una gran sonrisa en su rostro.

-¿Me llevas a Mallorca?-

Besa mi sien y enfoca sus ojos marrones en los míos verdes.

-Quiero que compartas conmigo el lugar de tu infancia-

Lo Imposible No ExisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora