Capítulo 37

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Retoco mi pelo y sonrío en el espejo satisfecha por el resultado.

Laura termina de maquillarse y se mira en el mismo sitio de la misma manera en la que yo lo he hecho.

Entra Elena desesperada con un moño trenzado perfecto e impecable al igual que su vestido.

-Elena, cálmate- le pido con una sonrisa
-Si, por favor- concuerda Laura conmigo.

La rubia trata de calmarse tratando de regular su respiración.

Salgo de esa habitación para ir a ver a mi hermano.

Entro y veo a mi hermano, a mi novio y al mejor amigo de mi hermano, Ángel.

-Hola chicos- saludo acercándome a César.

Está vestido con un esmoquin negro, una camisa blanca, una pajarita negra y una flor blanca en el ojal de la solapa de la americana.

-Hola hermanita- me abraza -estás guapísima- sonríe mientras mira mi vestido verde
-Becca, como has cambiado, me acuerdo de como eras de pequeña- me mira Ángel a quien hace mucho tiempo que no veia -tenías quince años creo -se acerca y me abraza -¿tienes novio?- veo la cara de Cristian y me incita a reír pero no lo hago
-Si, lo tienes detrás- sonrío y mi pareja se acerca a mi.

Me besa y yo sonrío.

-Joder. Has crecido de golpe- comenta sorprendido -dieciocho año con un novio que te lleva quince- mi hermano ríe
-Disculpale hermanita. Está solo y le mete ficha a todo lo que se mueve- palmea su espalda algo fuerte y yo río
-Eres muy afortunado, Cristian- el castaño claro se dirige a mi novio y él asiente
-Lo sé- me rodea con su brazo y besa mi sien
-¿Cómo está Elena?- cuestiona mi hermano nervioso
-Muy guapa- sonrío y él rubio oscuro repite mi acción.






*****






-César Lloret Duque, ¿aceptas a Elena Nogueira Díaz como esposa?- se dirige a mi hermano y todos le miramos
-Si, quiero- sonríe con los ojos cristalizados a Elena, quien está igual
-Elena Nogueira Díaz, ¿aceptas a César Lloret Duque como esposo?-
-Si, quiero- sonríe y todos los presentes hacemos igual.

Una lágrima se desliza por mi mejilla, miro disimuladamente a mi chico que está al otro lado guiñándome un ojo y sonrío.

Laura me mira pícaramente y mi cara adopta el color de un tomate.

-Os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia- concluye.

Mi hermano se acerca a mi cuñada, coge su cara entre sus grandes manos y la acerca a sus labios.

Al fin los junta y todos aplaudimos.






*****






Estamos en el restaurante comiendo.

El sitio es espectacular, y la comida también.

Ahora Elena va a tirar el ramo.

A mi lado se encuentra Laura, y al otro, Raquel.

Cerca de Laura, están Silvia y Begoña, quiénes me miran con asco, y cerca de Raquel está Letizia, quien mira con asco a las otras dos.

Elena lanza el precioso ramo y sin darme cuenta, cae en mis manos.

Raquel, Letizia, Laura y ella, se acercan a mi con una sonrisa.

-Becca, creo que ya es hora- dirige su mirada a Cristian
-Estoy de acuerdo- opina Laura
-Yo también- concuerda mi otra cuñada
-Perdón chicas, pero ¿de qué habláis?- pregunta mi madrastra
-Ahora lo verás, suegra- le sonríe Elena a Raquel y esta hace lo mismo, me parece genial que se lleven bien.

Mis manos empiezan a sudar y mi corazón empieza a latir con fuerza.

Pero mi padre, tiene que saberlo, y la mayoría de mi familia también.

-Te vamos a apoyar- se me acerca Laura intentando animarme, y Letizia y Elena asienten.

Me acerco a la mesa y no me atrevo a pedir silencio, así que lo hace la, ahora esposa de mi hermano, por mi.

-Chicos, por favor, silencio- pide en tono autoritario.

Todos nos miran y empiezan a callarse.

-Becca tiene algo que deciros- me da una sonrisa de ánimo y se aparta un poco.

Cojo aire y enfoco mi mirada en mi novio para después dirigirla a mi padre.

Allá va.

-Desde hace mucho tiempo, he sentido cosas por una persona muy especial para mi. Al principio, no sabía muy bien que era, yo era mucho mas joven que ahora y no sabía muy bien que era lo que sentía por esa persona. Mas tarde me di cuenta de una cosa: No dejaba de gustarme, mas bien me gustaba mas todavía. Os estoy soltando un rollo tremendo, pero mas bien todo esto va para ti, papá-

Mi padre me mira intrigado y a la vez sorprendido, dirige su mirada a César y él no dice nada, tan solo le indica con la mirada que siga escuchandome, y así lo hace.

-Bien, esa persona se encuentra en esta sala. Y me gustaría que se acercara- estoy tan nerviosa que no puedo ni sonreír.

Cristian se levanta y se acerca a mi lado cogiendo mi mano.

Silvia nos mira con rabia mientras mueve el carrito donde se encuentra Martín.

César y Elena nos miran sonrientes, sabiendo lo mucho que me ha costado dar este paso.

Fran, a quien no he nombrado en ningún momento, y Laura, nos miran con otra gran sonrisa en sus caras.

Letizia y Víctor, nos miran junto a sus respectivas parejas con aprobación, ellos saben cuan enamorada estoy de su hermano.

Familiares secundarios en este momento, como primos o tíos míos y de mi hermano, se encuentran muy sorprendidos a causa de mi arrebato de sinceridad.

Mis suegros nos miran sonrientes para luego dirigir su mirada a mi padre y a su mujer y que su cara adopte un toque de preocupación.

Yo tenso mi agarre a Cristian porque estoy asustada y a la vez liberada por haberlo dicho.

El traza círculos en mi muñeca con su pulgar tratando de calmarme y yo intento sonreír.

En intento se queda.

Parecen minutos lo que han sido segundos en analizar las caras que se les ha quedado a los invitados.

Y al haber mirado a todos, no he reparado en la mirada de mi padre.

Se encuentra junto a Raquel con los ojos abiertos como platos.

El silencio reina en la sala, y siendo sincera, creo que igual me he precipitado.

Lo Imposible No ExisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora