Jhon
Alguna vez se han enamorado de una persona o en mi caso, obsesionado. Así era como me sentía respecto a Elena, sentía que ella tenía que ser mía, que toda ella me pertenecía en su totalidad. Cuando la vi besando a ese imbecil, no pude soportarlo. Se supone que ella era mía. Solo mía.
Cuando iba por los pasillos trataba de evitarla, si la veía no respondía por lo qué ocurriría. Sabía que estaba mal pero me daba igual, ella sería mía.
Definitivamente planeaba recuperarla cueste lo que me cueste, no me importa si tengo que obligarla a que me ame. Lo haré porque me he vuelto adicto y ella es mi droga, y solo mía.
Elizabeth
Estaba comiéndome las uñas de lo nerviosa que estaba, ¿y si Diego me rechazaba? Definitivamente eso sería vergonzoso y no podría volver a verle la cara.
Estuve esperándolo en la entrada del colegio pero, ya se estaba tardando demasiado y mis nervios aumentaban con la espera. Estaba a punto de llamarlo cuando de repente lo vi salir y me apresuré a llamarlo.
—¡Diego! —el se detuvo de repente y se giro hacia mi.
—Hola Eli, siento haberte hecho esperar es que me castigaron por una estupidez. ¿Te encuentras bien?
—Diego tengo algo que decirte pero preferiría hacerlo en un lugar más privado...
—Claro. Yo también tengo algo que decirte.
Diego y yo fuimos silenciosamente hacía un parque que estaba cerca del colegio, fuimos hacia una parte privada que estaba rodeada por arbustos y árboles.
—Diego —Elizabeth —espetaron al mismo tiempo.
—Tú primero Eli.
—Yo... quiero decirte que... —tome aire y lo solté—no puedo más ya no, tengo que decirte que me gustas Diego. Me gustas mucho —el se quedó sorprendido con las cejas alzadas —Di algo por favor... —el me acerco hacia el, me tomo entre sus brazos y me besó.
—Tu también me gustas mucho Elizabeth —sonreí como boba y el me acercó otra vez para besarme.
Estuvimos así hasta que nuestros pulmones exigieron aire, el se separó y juntos si frente con la mía mientras regulaba su respiración.
—¿Eli quieres ser mi novia?
—Claro que si tonto —enrede mis dedos entre su cabello y lo acerque a mí.
Estuvimos hablando en el parque hasta que se hizo muy tarde y el me dijo que me acompañaría a casa, el me dejó en la puerta como todo un caballero y me dio un beso en la mejilla antes de irse.
Entre en la casa, me di una ducha y lo primero que hice al salir fue lanzarme en la cama y enviarle un mensaje a Elen.
—Adivina quien tiene novio....
Ella respondió casi al instante.
—¡No me digas que ya la son! Ya no serás una solterona, me alegro por ti pero mejor que me lo cuentes mañana ahora estoy muy cansada.
—Espera no me digas que tú y el profesor ¡¡follaron hoy!!
—Bueno...
—¡Elena! ¿Ustedes son dos maquinas de follar o que? ¿O conejos? Seguramente son conejos en celo. ¿Dónde fue que follaron? ¿En el parque?
—Ehmm... fue en su oficina en realidad.
—Oh Elena... Yo no conocía esa parte tan atrevida de ti.
—Ya para perra.
—Esta bien mi zorrita te dejo descansar. Adios.
—Adios.
Deje mi teléfono y me dispuse a dormir pensando en mi querido Diego.
Diego
Hoy estaba en el aire divagando en lo que Elizabeth me quería decir, cuando ella me preguntó si podíamos vernos después de clases me sorprendí un poco. Ella solo me hablaba en las pausas, pero tal vez debería aprovechar ese momento para decirle lo que siento.
Algunos dirán que soy un estupido pero ella me gusta aunque tenemos poco de conocernos, me gusta esa manera en la que ella es. Me hace soñar todos los días con tenerla entre mis brazos... Si creo que definitivamente debería decir lo que siento.—¡Señor Harrinson! —me espante y la mire incrédulo.
—¿Si profesora? —ella frunció más el ceño y se puso roja.
—¡A la dirección!
La maldije en mi mente y salí enfurruñado de su clase. Fui a la dirección y me senté en la silla a esperar que la secretaria me dejara entrar donde el profesor. Al parecer el profesor Brown era el que se encargaría de mi... espero que no dure mucho tengo que ir a ver a Elizabeth.
—Buenas tardes señor Harrinson.
—Buenos tardes señor Brown. ¿Qué tengo que hacer?
—Primero me gustaría saber la razón de porque estás aquí.
—Estuve distraído durante la clase y la profesora Clen se molestó... y usted sabe cómo es ella —hice una mueca de disgusto.
—¿Porque estabas tan distraído en clases?
-Es que... estuve pensando en una chica.
El profesor se acercó más a mí. Alzo las cejas y pregunto.
—¿Quién es esa chica? —pregunto curioso.
—¿Usted conoce a Elena? —de un momento su mirada cambio de divertida a fría.
Si las miradas mataran el profesor ya me hubiera puesto tres metros bajo tierra.
—Si, se quién es ella —respondió tajante.
—Pues... Estoy enamorado de su mejor amiga —el soltó un suspiro de alivio y relajo más la mirada.
—Ah Elizabeth es una chica muy linda.
—Si que lo es...
—¿Por qué no le dices lo que sientes?
—Es que... temo perderla o arruinar nuestra amistad.
—Te voy a dar un consejo —el se paró tomo una silla que estaba al lado mío se sentó en frente de mi y dijo.
—Yo soy tú y voy por ella, porque cuando la pierdas te vas a arrepentir toda tu vida por haberla dejado ir, así que ve a por ella Diego no la hagas esperar más.
Yo me levante, le di las gracias y me fui corriendo por el pasillo para ver si todavía estaba ahí. Había corrido tan rapido que no la note, pero después ella me llamó y vi esos hermosos ojos.
Ella me miró mientras sus mejillas se ponían de un tono carmesí. Ella quería hablar y yo también y resultó en lo que más quería, sus dulces labios.
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Deseos prohibidos
Romance-¿Me podría dar un poco de leche?-pregunté acercándome hacia el- -Con gusto, pero para eso tendrías que ponerte de rodillas y buscarla por ti misma-dijo arqueando una ceja-