Tengo miedo

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Elizabeth

No sabía qué hacer, como se iban a tomar mis padres esta noticia. Tenía planeado contárselos después de haber cumplido los 18 así no sería tan grave, pero todavía era un problema... Ultimamente las cosas se han vuelto difíciles.
Diego pasa menos tiempo conmigo debido a lo ocupado que se encuentra con la universidad, y es algo de lo que no puedo quejarme ya que es su futuro.

Pero, lo necesito más que nunca, me siento sola y desesperada. No puedo hablar con Elena de esto... necesito a Diego conmigo para poder afrontar esto de alguna manera. Hoy me reuniría con Elena para hablar, o para poder desahogarme.

(...)
—Hola Elen... —dije lo más animada que pude.

—¿Te encuentras bien Eli? Te veo desanimada, algo muy extraño en ti.

Como lo supuse mi mejor amiga se dio cuanta rápido. Ella se acercó a mí y nos dirigimos a la cocina, aunque seguía pensando si ella y James se habían mudado juntos o pasan del tema, pero le preguntare después.

—Ahora. ¿Dime que te pasa? —pregunto Elena preocupada mientras preparaba café.

—Es que estoy muy preocupada por mis padres, el bebe y Diego... —respondí decaída.

—¿Diego?

—Si... Es que él se ha estado comportando muy extraño estos días, casi no va a visitarme, cuando va esta muy distraído. No sé ha actuado distante estos últimos días. ¿Y si se arrepintió?, que pasa si ya no me quiere

Elena se detuvo con lo que estaba haciendo y apoyo sus manos fuertemente en la mesa mientras me miraba directamente a los ojos.

—Elizabeth, ya deja de decir disparates. Diego te ama de verdad, cuando le dijiste aquella noticia el se alegró y festejo. Y james me dijo que cada vez que hablaba de ti y el bebe se le iluminaban los ojos... así que no digas estupideces, ¿ok?

—Es que estos últimos días no han sido nada fáciles —Elena suspiro y se acercó a abrazarme, eso me hizo sentir mejor.

—No te preocupes seguro es que Diego tiene muchas cosas de la universidad.

—Eso espero.

Elena me sirvió café y continuamos hablando sobre cosas que habían pasado, chismes y demás. Yo decidí irme a casa temprano, ya que ahora tenía que descansar más por el embarazo.

—Nos vemos después Elen.

—Esta bien... cuídate Eli —yo asentí y nos despedimos con un abrazo.

Elena

Después de que Elizabeth se fuera organice un poco la casa y prepare algo en lo que James volvía de jugar con sus amigos. Como volvería temprano me tome la libertad de cocinarle algo y que apuesto que le encantará, papa a la Huancaína, simple pero delicioso.

~~

—Hola princesa —espetó James entrando por la puerta.

—Hola amor... Llegaste más temprano de lo que pensé.

—Si, es que llegaron unas personas que a unos amigos míos les caen mal así que nos fuimos más rápido para evitar problemas y, ¿qué tal tu día?

—Pues... bien —dije tratando de disimular mi preocupaciónLa comida está en el microondas.

—Esta bien, después que coma hablamos, que me dijiste que hay algo de lo que querías hablar —había muchas cosas de las que quería hablar.

Mientras James cenaba. Comencé a revisar Facebook que llevaba siglos sin entrar ahí, ciertamente he estado ocupada estos días. No había nada nuevo, solo mensajes de mis viejos amigos y lo mejor de lo mejor, memes.

Comencé a ver memes y hablar con mis amigos hasta que James regreso a la sala.

—Bueno, ¿de qué me querías hablar? —Preguntó James sentándose a mi lado.

—Tengo una pregunta, ¿lo de las olimpiadas de matemáticas fue una excusa para pasar más tiempo juntos? —James se quedó pensativo hasta que respondió.

—En parte, pero también fue porque eres muy buena en las matemáticas, y pienso que podrías ganar —admitió sinceramente y un poco divertido.

—Ah ok.

Realmente estaba muy cansada para seguir haciendo preguntas.

—¿Eso era todo?

—Sip —dije sin más dejándome caer en sus piernas, el puso una mano sobre mi cabello y comenzó a acariciarlo.

—¿Pasó algo hoy?

—Es que Elizabeth, está muy preocupada... y eso —dije mientras bostezaba.

Me gire para ver a James a los ojos y me miró con ternura.

—No te preocupes, solo son los nervios del embarazo.

—No se... pero ahora estoy cansada ¿vamos a la cama? —James asintió y me alzó en sus brazos como a una princesa.

—Como usted ordene, my lady —yo no podía para de reír.

—¡James!, bájame exclamé entre risas pero él no me bajo, subimos las escaleras hasta la había ración y ahí fue donde me soltó.

—En la cama como la señorita quería —dijo actuando como un general, yo lo miré he hice palmaditas en la cama para que el se acostara.

—¿No deberíamos cambiarnos? —pregunté mientras me acercaba más a él.

James asintió y se quitó la ropa a excepción de su ropa interior.

—Listo, ¿qué hay de ti? — preguntó.

Me reí y me quite la ropa para así quedar en ropa interior. Me acerqué más para poder acurrucarme a gusto, y por fin me deje ir en los brazos de Morfeo.

Deseos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora