¡Sere papá!

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Diego

No podía creer lo que había escuchado. Elizabeth estaba embarazada. Iba a ser papa... No sabía cómo reaccionar ante esa noticia estaba emocionado pero a la vez preocupado. Elizabeth era muy joven yo también, era demasiado pronto. Pero también estaba feliz...

—Diego... por favor dime algo —dijo ella con las lágrimas a punto de salir.

Me quede callado, no sabía qué decir pero necesitaba consolarla ella se veía muy triste.

—Estoy... feliz... —susurré bajo pero aún así ella lo escuché y una sonrisa se asomó en su rostro.

Yo la tome entre mis brazos y empecé a darle vueltas en el aire mientras ella reía. No podía contener lo feliz que estaba ahora aunque muy preocupado a la vez.

—¡Voy a ser papá! —gritaba mientras la iba bajando en el suelo.

—Vamos a ser padres —me corrigió ella, la pose en el piso y la abracé m, no quería soltarla, ni dejarla ir.

—Te amo Diego Harrinson, te amo mucho —cada vez que ella decía esas simples dos palabras, me sentía aliviado y feliz.

—Yo te amo más.

Elena

Llegué lo más rápido que pude al apartamento para contarle lo sucedido a James. Cuando llegué abrí la puerta pero James no estaba en la sala, cocina, o habitación.

Lo llamé a su teléfono pero no me contesto. Estaba en fase crítica de preocupación.

Me senté en el sofá y puse las noticias. Ya eran las 20:20 y no tenía señales de James, ni una sola señal. Cuando decidí hacer la llamada número 35 él entró por la puerta.

—¡James! —dije levantándome del sofá, fui hacia él y se encontraba con bolsas de regalos y demás¿Y esas bolsas?

—Princesa... Perdón por preocuparte, mi teléfono estaba muerto y no pude avisarte. Estaba comprando algunas cosas para el apartamento —decía mientras se rascaba la cabeza y tenía cara de perrito desamparado.

—¿Cosas para el apartamento? —pregunté confundida.

—Tú siempre dices que sería bueno decorar un poco, y que me hacían falta tazas, vasos y esas cosas. Así que me fui a comprar algunas cosas... —no me lo podía creer James había hecho todo eso por mí. Cuando me puse a rebuscar entre las bolsas encontré una taza que decía "She is my Queen", "I'm his Queen" con una flecha señalándose.

—James... No sé qué decir —susurré mientras sostenía las tazas en mis manos.

—Simplemente ven aquí —dijo mientras habría sus brazos. Yo fui hacia él y lo abracé con fuerza mientras le decía gracias.

—Creí que para cuando llegara estarías dormida y podría arreglar las cosas para darte una sorpresa mañana.

—Como crees que podría dormir, sin saber absolutamente nada de ti. Estaba muy preocupada —en ese momento me recordé porque había llegado temprano a casa.

—¿Pasa algo? —preguntó james al ver que palidecía.

—Es que hoy había llegado temprano para contarte algo.

—¿Qué cosa?

—Primero vamos a arreglar las cosas y hacer algo de comer —dije mientras me dirigía a la cocina.

Ordenamos todas la cosas y preparamos macarrones. Porque era lo más rápido y ya era tarde.

—¿Me vas a contar? —tomé una gran bocanada de aire y se lo solté.

—Elizabeth está embarazada —espeté sin más.

James primero se quedó estupefacto con cara de "Wtf", después se puso a mirar a un punto fijo y luego abrió los ojos como platos.

—Embarazada... —susurró con la voz entrecortada-

—Si. Por eso llegué más temprano a casa hoy.

—¿Que ha dicho Diego?

—Elizabeth se lo va a decir hoy o tal vez ya se lo dijo, nos enteramos de su embarazo hace como 5 o 6 horas... —James se quedó pensativo durante un momento.

—¿Crees que Diego acepte el niño? —pregunté un poco insegura.

—Por supuesto, él es un buen chico —respondió James sin dudar, eso al menos logró aliviar más mis nervios.

—Eso espero —aclare como si fuera una oración, después de platicar un rato más me fui a la habitación y James se quedó abajo corrigiendo unos exámenes.

Me quite la ropa y me fui a duchar. Mientras me duchaba pensaba en todo lo sucedido hoy, y vaya que había sido un día muy loco... acabe de ducharme, me sequé y fui a la habitación. James ya se encontraba acostado con la laptop encima, me puse la pijama más sexi lentamente para que él se fijara en mí.

Cuando me subía las bragas podía sentir su mirada en mi culo. Luego me puse derecha y fui por mi blusa, cuando estaba poniéndomela me giré hacia él para que se fijara en mis senos y bajé la blusa con lentitud.

—¿Con qué la señorita está tratando de provocarme? —preguntó con burla.

—No sé de qué me estás hablando —dije como la que no sabe nada.

—Ohh... Con que no sabes —el dejó la laptop sobre la mesa y se levantó de la cama. Se dirigió despacio hacia mí y me tomó de la cintura. Me pego con fuerza a él. Podía sentir su miembro por debajo de él chandal de seda. Estaba muy grande...

—Ahora vas a pagar las consecuencias —me susurró al odio y me dio una nalgada con su mano derecha. Creo que esta noche no voy a dormir.

Deseos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora