Elena
James me observaba entre deseoso y divertido. Me estrechó contra el armario y me agarro duro por las caderas.
Me besó bruscamente, y con una de sus manos tomó mis dos manos y las subió por encima de mi cabeza. Me sorprendí un poco, pero seguimos besándonos hasta que nos separamos por falta de aire. James se separó un poco y descendió en un camino de besos a mi cuello. Se detuvo un segundo y sonrió maliciosamente. Comenzó a lamerlo, después prosiguió a dar leves mordidas para terminar chupando mi enrojecida piel. No podía controlar mis gemidos que cada vez iban en aumento. Se separó de mi y sonrió satisfecho, lo miré expectante a lo que simplemente me respondió con un beso en aquella zona enrojecida.James me levanto y yo enrolle mis piernas en su cintura, camino hacia la cama y me soltó. Se bajó los chandal y pude ver cómo su miembro sobresalía de sus calzoncillos. Eso me ponía... y mucho.
—Elena... Te voy a cojer tan fuerte, que no sabrás si maldecir o agradecerle al destino por no haberme puesto antes en tu camino —yo abrí los ojos como platos y entre abrí la boca por la sorpresa.
James se inclinó hacia mí y bajo las bragas de un tirón, sin ni siquiera darme tiempo a asimilar lo que había dicho. Me abrió las piernas y defendió a lamberme y succionarme mi feminidad.
Yo solo me retorcía del placer y le agarraba del cabello empujándolo más hacia mi. Cuando estaba a punto de llegar al orgasmo el se detuvo y yo lo miré enfadada.—Esto a penas comienza —me dijo con una sonrisa ladeada.
James abrió el cajón de la mesa de noche y sacó un condon. Se lo puso y me jaló por las piernas atrayéndome hacia el, luego me giro dejándome en cuatro. Iba a reclamarle cuando sentí como me penetro fuertemente, yo solté un gemido ahogado o más bien una súplica para que no me partiera en dos. El enrollo su mano en mi cabello y empezó a entrar en mi cada vez más fuerte, en la habitación solo se podían escuchar nuestros gemidos y uno que otro gruñido de parte de James.
El después me tomo por la cintura y me levanto en el aire, puso mis piernas encima de sus brazos y se volteó hacia el espejo que había en la habitación.—Elena, quiero que mires todo... —me susurró al oído.
Después de decir eso, me mordió la oreja y me empezó a penetrar todavía más fuerte. Esta escena era tan erótica, podía ver cómo el entraba y salía de mi, el sudor recorrer mi cuerpo, las expresiones que hacía y como James lamía y chupaba con lujuria mi cuello.
—James... —susurre.
Eso pareció motivarlo y aumento la velocidad. Me sujete fuertemente a sus hombros y el mordió mi hombro con fuerza, chille por la sorpresa y sentí como su pene crecía en mi interior. Lo sabía el estaba a punto de correrse.
—¡Juntos! —exclame mirándolo a través del espejo.
El sostuvo más fuerte mis piernas y sentí como llegábamos al delicioso orgasmo juntos. El salió de mi y se dirigió hacia la cama para recostarme, se quitó el condon y lo lanzó a algún lado. Cuando creí que eso había sido todo el se acerco al cajón y se puso otro sin perder tiempo.
—Esto todavía no se acaba —dijo con una mirada que provocó que mis piernas temblaran.
Se acercó a mí y me tomó por el brazo. Me acomodo de una forma en la cual quedara encima suyo. Acerqué la cabeza para besarlo y mientras me apretaba el culo cada vez más fuerte yo mordí su labio, y el gimió.
—Ohh Elena, vas a matarme.
Yo me incliné hacia arriba y tome su miembro entre mis manos me levante un poco y James me tomo por la cintura.
Me fue bajando lentamente hasta que su miembro estuvo completamente dentro de mi, yo comencé a moverme y marcar el ritmo. El tomo uno de mis pezones entre sus dedos y lo apretó, yo eché la cabeceó hacia atrás y el se alzó para llevarse mi otro pezon a la boca.Yo gemí más fuerte y aumenté el ritmo de las estocadas. James bajo una mano a mi vagina y comenzó a acariciarla sin dejar de atender mis pezones. Llegue rápidamente al orgasmo y me incline hacia atrás mientras me sostenía fuertemente de sus muslos.
James sonrió extasiado y sin dejarme tomar un descanso me coloco debajo de el y siguió con las fuertes estocadas. Me agarre a su espalda y clave mis uñas fuertemente haciendo gruñir. Me beso con brusquedad y yo agarre sus cabellos con fuerza. El aceleró el ritmo y yo alcancé mi segundo orgasmo junto a él. El salió de mi y removió el condon sin cuidado alguno.
Me tomo por la cintura y me atrajo a su pecho. Sonreí satisfecha.
—Esto es lo que pasa cuando me provocas —espeto cansado y con la voz ronca.
—Creo que debería provocarte más seguido...—le susurre pícaramente.
—Umm... Eso estaría bien, pero ahora vámonos a dormir que mañana yo tengo que trabajar y tú tienes que estudiar —dijo atrayéndome más hacia el.
—Buenas noches —dije mientras bostezaba claramente agotada.
—Buenas noches princesa.
(...)
Elizabeth
—¡Elen! —grite al ver que Elen se acercaba.
Aunque pude notar por su forma de caminar y sus ojeras que estaba exhausta. Y no por una noche de ejercicio precisamente.
—Hola Eli ¿Qué tal te fue?
—De maravilla —Elen sonrió y me abrazo con fuerza.
—Me alegro mucho por ti, vez te dije que él te quería mucho.
—Aunque dejando eso de lado, tienes cara de haber corrido un maratón anoche... —Espere cantarina y ella se ruborizó.
—No es que... —susurraba cabizbaja mientras jugueteaba con sus dedos.
—Es que ustedes son dos maquinas de follar, ni los conejos los igualan. Yo pienso que la que debió quedar embarazada aquí fuiste tú. A ver, ¿cuántas veces lo hicieron anoche señorita Green? —pregunté cruzada de brazos y con burla.
—Bueno... dos, o tres creo —dijo Elena ruborizada.
En mi mente pensé que si la llevaran a un concurso de tomates ella ganaría el primer lugar sin falta.
—Creo que si sigues así vas a necesitar una silla de ruedas —dije seriamente, ella frunció el ceño y me golpe en el hombro.
—Ya basta, que no fui yo la que tuvo una noche de pasión que hasta los condones sobraron —espero ella sarcásticamente.
—¿Qué te parece si nos vamos a comer algo? Tengo hambre —aclare derrotada.
Ella soltó una risa cínica y nos fuimos a la cafetería.
—Oye Elen, esa no es la ex de James —Elen se volteó como el exorcista y después se volteó hacia mi.
—¿Qué crees que hará ella aquí?
—No lo sé, pero no me buena espina. Se le nota lo zorra desde lejos —nos reímos ante mi comentario y seguimos comiendo.
Hoy nos tocaba primero matemáticas así que mi queridísima mejor amiga, iba con una sonrisa que ni el Joker o Cheshire le ganaban.
Al llegar al salón nos encontramos con la perra al lado de James con una mano sobre hombro. Podía sentir lo enojada que estaba Elena, ella se dirigió hacia ellos y de ante mano supuse que nada bueno iba a salir de esto.
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Deseos prohibidos
Romance-¿Me podría dar un poco de leche?-pregunté acercándome hacia el- -Con gusto, pero para eso tendrías que ponerte de rodillas y buscarla por ti misma-dijo arqueando una ceja-