Yo estare contigo.

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James

Diego y yo no podíamos soportarlo más. El escuchar los gritos de desesperación y agobio de Elena y Elizabeth era demasiado, en cualquier momento podría bajar y matar a ese idiota. Podía escuchar claramente cómo suplicaban. No podía con esto, simplemente no.

—Diego...

—Ya lo sé...—dijo Diego con los ojos llenos de lagrimas al igual que yo.

—¡Diego! He encontrado las fotos.

Diego se acercó y tomó una foto en sus manos, se giró hacia mi y me miró horrorizado. Tenía más fotos de las que pensamos. Nos tenia documentados en cada detalle, comenzamos a rebuscar y echar en una bolsa todas las fotos que encontrábamos.

Revisamos todo, al final fuimos a su laptop y por suerte cuando probábamos contraseñas, "0000" era la que tenía. Había una mina de fotos en esa laptop, después de eso nos aseguramos de buscar en todas sus cámaras y al parecer hasta vídeos tenía el maniático.

Diego y yo eliminamos todos y dimos un último vistazo antes de irnos.

Cuando íbamos por el pasillo logre visualizar a Elizabeth llorando. Si Diego veía esa imagen estoy seguro de que mata a John, así que tome a Diego de la mano y lo hice cruzar más rápido.

Elena

—Unmm si, no te imaginas todo lo que he esperado para hacer esto...

No podía parar de llorar, me dolía el cuerpo horrible y me ardía mi vagina. El solo se reía mientras nos golpeaba y zarandeaba a placer, ya no valía la pena luchar. Estaba sin fuerzas.
El maldito me apretó una última vez y se corrió en mi antes de soltarme.

—Creo que ya me has satisfecho un poco, ahora quiero a mis dos putitas teniendo placer al mismo tiempo —sonreía como psicopata.

No sabía a lo que se refería hasta que vi como saco unos consoladores de debajo del sofá. Eli y yo nos quedamos petrificadas.
Nos hizo una señal para que nos acercáramos mientras se relamía los labios y sonreía radiante.
Nos acercamos temerosas y nos puso a las dos en cuatro patas y en un parpadeo nos metió el vibrador al mismo tiempo, yo grité y rasguñé el piso.

—Putas no se preocupen que también podrán tener más de mi gran miembro.

Jhon se posicionó en dos piernas y le quitó el consolador a Eli. La penetro duramente provocando que ella gritara desgarradoramente.

Jhon aumentó las estocadas y se corrió en ella.  Luego fue hacia mi, yo quería morir en estos instantes... Solo quería desaparecer del mundo, y en el momento de el penetrarme. Sentí una repulsión recorrer por mi cuerpo y lo que más me dio asco, era el hecho de que lo disfrutaba. Disfrutaba mucho violarnos a las dos. Escuchar nuestros gritos y llantos de dolor.

—Mis putitas. Me he divertido mucho, ya decidiré yo cuando las llamaré para que vuelvan otra vez, pero la próxima será por separado.

Eli y yo estábamos tiradas en el suelo cubiertas de semen. Apenas podía moverme por el dolor que sentía, pero no planeaba quedarme un segundo más aquí.

Hice un esfuerzo y me levante al igual que Elizabeth, nos vestimos y salimos lo mas rápido que pudimos de esa casa.

—Adios mis putas, las veré otro día —dijo el muy maldito cínicamente.

Eli y yo nos fuimos llenas de furia. Cerramos la puerta de un portazo y caminamos hacia un parque alejado de la casa de John, nos sentamos en una banca.

Al sentarme sentí un malestar muy fuerte y después de un silencio enternecedor rompimos en llanto. Yo no podía parar me sentía sucia, usada. No sabía qué hacer.

—Elena —espetó Elizabeth mientras se secaba las lágrimas.

—Me siento horrible —admití trémula.

—Tenemos que ser fuertes. No podemos dejar que esto nos afecte, que el nos haga sentir miserables.

—Ya me siento miserable Elizabeth — aspire hondo—. Sin embargo, tienes razón. No dejare que ese idiota me quiebre.

—Cuando veamos a Diego y James, seremos fuertes, y los amaremos más que ayer.

—Bien.

Mi teléfono comenzó a soñar y me alivie al ver que era James.

~~~

—Elena..princesa ¿dónde están?

—Estanos en el parque de la segunda avenida...

—Estaremos allá en un momento.

~~~~

—Elena.

—James...

Corrí hacia James y el me estrechó contra el fuertemente. No quería llorar más pero las lágrimas simplemente salieron, giré mi toreo hacia Elizabeth y la vi entre los brazos de Diego.

Ella me miró y con lágrimas en los ojos asintió hacia mi, se a qué se refería. Así que hice la mejor sonrisa que pude. James se separó y comenzó a revisarme, noto los raguñones y moretones esparcidos por mi cuerpo.

Me tomó de la mano y en silencio me llevo al auto. Agradecí internamente que no preguntara nada.

~~~

—Elena.

—Por favor, quiero olvidar todo lo que ha pasado en estos momentos. Solo quiero tomarme una ducha James.

—Esta bien, te preparare el baño.

Fui a la habitación y me desnudé frente al espejo, un par de lágrimas se escaparon al ver el desastre que había hecho John con mi cuerpo.

—Todo listo, mientras te bañas prepararé la cena —dijo James sacándome de mi trance.

—Gracias.

Me adentre en la bañera que estaba llena de sales y espuma. Sonreí internamente, tomé una esponja y comencé a tallar mi cuerpo con algo de fuerza. Trataba de arrancar los toques, la sensación de sus manos. Quería que todo desapareciera, después de tallarme bien todo el cuerpo.

Me recosté y deje que el agua se llevara mis penas. Escuché un toque en la puerta y me espanté un poco.

—¿Estas bien Elena?

—Si, todo está bien.

—La cena está casi lista.

—Iré en un momento.

Salí de la bañera y me envolví en una toalla. Me seque y me puse una camiseta de James.

—Mmmm que bien huele...

—Es mi famosa lasaña.

—Mi plato favorito.

Fui hacia James y lo abrace por detrás, el se volteó y me dio un beso en la frente.

—¿Te encuentras mejor? —asentí con tristeza cabizbaja y me fui a sentar a la meseta de la cocina.

Me encantaba ver a James cocinar, él siempre empezaba a menearse y bailar. Era muy divertido, más admirar su trasero, de veras tiene un buen trasero.

—¿Qué está observando señorita? —preguntó James con falso reproche.

—Nada... —dije con una sonrisa y las manos alzadas.

El volvió a lo que estaba haciendo y  después de un momento término. Dejó la lasaña sobre la mesa, se veía deliciosa.

Estuvimos comiendo y platicando de tonterías todo el tiempo, James trataba de hacerme reír y en ningún momento trataba de tocar el tema.

—Princesa... Pronto este problema acabara no te preocupes. —le di mi sonrisa más sincera y él se alzó un poco para darme un besoAdemás recuerda que yo siempre estaré contigo.

Con esas palabras terminamos la cena y nos fuimos a dormir.

Deseos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora