Te necesito... en mi.

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Diego

Estos últimos días después de la muerte de Jhon, Elizabeth ha estado muy extraña..., la veo más pensativa y callada. Algo que es muy extraño en ella claro está, siempre está muy animada y alocada, no sé qué le pasa.

Aprovecharía que hoy estaba en mi casa para que se quedara a dormir y pudiéramos pasar un tiempo juntos, quisiera hacer algunas cosas con ellas que hace mucho no hacemos.

—Amor. ¿Quieres ir a dormir a mi casa hoy?

—¿A dormir? —me preguntó ella con cara picara.

—Estaba pensando por 3 días de viernes a domingo, o si quieres lunes para mí todo es perfecto —ella sonrió negando con la cabeza y me miró con esos ojos que tanto me gustan.

—Hasta el lunes me parece todavía mejor —ella se acercó hacia mí y me dio un beso en la mejilla.

—Hoy voy a buscar mis cosas a la casa y vengo. ¿Ok?-dijo ella recostándose de la mesa en frente del sofá, ella siempre que hace tarea le gusta sentarse en el piso y hacer su tarea ahí.

—Ok, yo mientras iré a comprar unas palomitas y algunas cosas para prepararte un platillo que te encantara.

—Estoy emocionada por saber que es —dijo con voz suave y muy sensual.

—Ummm siempre tan impaciente amor.

—¿Quién dice que yo estoy impaciente? —dijo cruzando los brazos y frunciendo el ceño se veía adorable.

—Ok amor, no estás impaciente... estas emocionada —dije entre risas.

—¡Exacto! —yo tomé su cara entre mis manos y la beses con calma tratando de darle paz y que dejara de estar tan nerviosa.

—Si sigues así creo que en vez de 4 días te mantendré aquí por toda una semana.

—Ummm es una propuesta muy tentadora —dijo levantando una ceja con una sonrisa pícara.

—Vas a matarme si sigues poniendo esa cara.

—Que cara está... —ella se acercó hacia mi con una mirada provocativa.

—Si esta —la tome y la bese desesperadamente, de verdad que la necesitaba aquí y ahora-

—Diego... —dijo alejándose.

—¿Si? —dije con el ceño fruncido, la quería ahora.

—Tengo que ir a buscar mis cosas, en la tarde vengo y seguimos en lo que nos quedamos ¿Si? —dijo con una amplia sonrisa.

—Esta bien —ella empezó a recoger sus cosas y después de que acabara, la lleve a casa. Para que pudiera tomar su ropa.

Me fui al supermercado y empecé a buscar las cosas que necesitaba, planeaba cocinar una ternera de cordero con papas al horno y guisantes. Pero también quería hacer algo romántico con flores y velas, quería que fuera especial.

La vez que tuvimos sexo no siento que la hice sentir todo lo que yo siento por ella y siento que necesito demostrárselo porque después de todo lo que ha pasado... no soportaría perderla o verla llorar, sería demasiado para mí.

Después de conseguir todos los ingredientes mire el reloj y me fui rápidamente a preparar todo, porque tenía que quedar perfecto porque ella lo era para mí con todo y sus defectos.

Elizabeth

Ya había recogido todo lo necesario para ir a la casa de Diego aunque todavía seguía con la duda de que ropa interior llevaría puesta. De repente llego a mi la iluminación divina y me puse una lencería color negro, con unas medias transparentes que se sujetaban a mis bragas por unos broches rojos.

Deseos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora