Primera historia de la triología "Agente encubierto".
Sofia Lewis es una agente secreta de 15 años que hasta ahora había entrenado para ser espía oficial de la MI5. Por fin lo ha logrado y le han dado un trabajo como guardaespaldas/agente encubierto...
Ese lunes me levanté decidida a por lo menos descubrir quién le gustaba a Louis. No sabía aún si era Lily o no porque no me había fijado si se comportaba de una forma especial o diferente a cuando estaba con ella. Quizás lo que tenía planeado no era de muy buena gente pero era la última opción que veía posible.
Si Louis no quería explicarme quién le gustaba a mí, la única persona que podría saberlo era Chase. Vale, mi plan era de muy mala persona, pero... tenía mucha curiosidad por saberlo.
Cuando desperté Lily ya no estaba y eso me animó a seguir adelante con mi plan.
Decidí saltarme el desayuno y eso quería decir algo porque yo nunca me salto una comida. Caminé por los pasillos con la mochila colgando de un hombro mirando por encima de las cabezas de los más pequeños que se daban prisa para conseguir una buena mesa en el comedor.
Lo vi salir del baño de chicos. Aceleré mi paso, lo cogí por la manga de la chaqueta de su uniforme y lo aparté un poco de la multitud.
- ¿Sofia? ¿Qué pasa? - preguntó Chase.
Lo miré durante unos segundos. No sabía cómo sacarle la información que quería y por tonta no lo había pensado antes. Estaba tan concentrada en intentar encontrarlo que no había pensado cómo empezar la conversación para que fuera en la dirección que quería yo.
Debería saber cómo hacerlo. Me habían enseñado cómo hacerlo en la MI5 sin que la otra persona se diera cuenta para que soltara sin querer lo que yo quería saber. Mi mente empezó a pensar hasta que di con la frase perfecta para empezar.
- Creo que ya sé cómo dejar a Louis a solas con su amorcito. - vale, quizás no era la mejor.
Había optado por sonreír y decirle eso en voz baja para hacer como que ya sabía quién era "su amorcito". Espías solían usar esta técnica sobre todo cuando se hacían pasar por alguien.
- ¿Qué quieres decir con "su amorcito"?
Si hubiera dicho algo como "¿Qué te has fumado esta mañana?" "¿De qué coño me estás hablando" podría pensar que a Louis no le gustaba nadie en ese momento. Pero mi instinto me decía que si había alguien especial para él.
- Me contó ayer. - decidí responder. Chase frunció el ceño.
- Él me dijo que le preguntaste pero no que te lo dijo. - ¡Ahá! Soy una crack.
- Ya porque le da un poco de vergüenza pero si no actúa ya no conseguirá nada. Y además necesito tu ayuda para mi plan.
- ¿Y cuál es tu súper plan? - preguntó. En mi mente, cuando llegábamos a esta parte ya me había contado quién era. No me gustaba nada cuando yo me imaginaba cómo iría una conversación y la otra persona no seguía el guión. Lo he dicho mil veces pero nunca siguen mis indicaciones.
- Bueno, - dije para ganar un poco de tiempo - pues este sábado es mi cumple y les podría decir a los dos que quedamos los cuarto por la tarde y tú y yo llegamos tarde a propósito, pero ellos no lo saben. Chase se pensó su respuesta un momento.
Quizás ahora la había cagado. Quizás la chica no iba a nuestro internado o quizás a mí no me caía bien y nunca la invitaría a celebrar mi cumpleaños. Pero al cabo de unos instantes asintió.
- Parece una buena idea. Estaba colado por esta chica hasta cuando salía con Violet.
¿Por qué no me decía el nombre? Quizás me había descubierto y me seguía el juego. O quizás él tampoco lo sabía y me seguía el juego esperando que le contara yo.
- Está bien, - dije un poco desilusionada intentando que no se notara - ya se lo diré.
Me giré para dirigirme a la cafetería por si aún quedaba algo para comer cuando Chase me cogió de la mano y me giró. Me miró seriamente a los ojos y levantó una ceja. ¿Cómo levantaba la gente solo una ceja?
- No le habrás contado a Lily nada de lo que te dijo Louis, ¿verdad? - una pequeña sonrisa se esbozó en mis labios pero desapareció tan rápido como había aparecido. No podía dejar que Chase supiera que en realidad no lo sabía.
- ¿Crees que soy idiota? - respondí sonriendo.
- Todos sabemos que eres idiota. - dijo alguien detrás de Chase. Louis apareció al lado. - ¿Habéis comido ya, parejita? - preguntó pasando por nuestro lado para dirigirse al comedor.
Ya ni me acordaba que aún estaba mi mano en la suya. Ruboricé y dejé la mano de Chase. Pero parecía que Lou no había oído nada de lo que habíamos hablado.
Mientras caminábamos hacia el comedor, no prestaba mucha atención a su conversación. Con un poco de suerte, la Operación Louly sería un caso cerrado antes de que terminara la semana. Podía aguantar una semana llena de incomodidad entre Lily y yo si todo se solucionaba el viernes. Casi lo había conseguido. Por poco me saco el certificado de Cupido.
