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- He preparado tu maleta- dice Alice entregándome la misma maleta que traje cuando vine aquí. Me la entrega a mí, pero Edward se interpone y la toma él, después la baja hasta la entrada.

- Gracias- digo a Alice antes de abrazarla.

- Y este es tu neceser- dice Rosalie entregándome un elegante neceser.

- Muchas gracias. Os habéis tomado muchas molestias- digo abrazando ahora a Rosalie. Después abrazo a los demás y nos despiden con la mano mientras Edward y yo nos vamos en el coche.

- Dime ¿Adónde me llevas? ¿Dónde está esa isla?- pregunto levantando las cejas.

- Quiero que siga siendo una sorpresa.

- Serán unas buenas navidades- digo rebuscando mi móvil en el bolso- ¿sabes donde esta mi móvil?- pregunto mientras vuelvo a buscar.

- En casa- dice riendo- sin distracciones. Solo tú y yo.

- Oh, perfecto- digo dejando caer los brazos.

- Llevo el mío por si acaso. Aunque no lo usaré para tonterías.

- ¿Tonterías? Yo no lo uso para tonterías- me quejo.

- ¿Te estás dando por aludida?- pregunta levantando las cejas.

- ¿Qué? ¡No!- le doy un pequeño puñetazo en el brazo.

Llegamos al aeropuerto y nos conducen hasta un jet privado.

- ¿Vamos a ir en eso?- pregunto señalando con ilusión al elegante armatoste que se cierne sobre nosotros.

- Exacto- dice guiñándome un ojo.

- ¡Que emocionante!

Subimos al jet con nuestras maletas y disfrutamos de los lujos que este nos ofrece. Durante el viaje la noche comienza a cernirse sobre nosotros. Edward y yo jugamos a adivinar el sitio al que vamos pero si lo he adivinado él no lo confirma.

- ¿Hasta cuándo estaremos allí?- pregunto.

- Hasta después de año nuevo- responde.

- Oh, eso suena genial- digo terminándome mi coctel de frutas que está servido en una preciosa y elegante copa.

Cuando el avión baja de altitud para el aterrizaje miro por la ventana.

- ¡Rio de Janeiro!- exclamo- Estamos en Rio de Janeiro. En Brasil.

- Vaya, creía que no lo adivinarías.

- Oh, pobre de ti por haber creído tal cosa. Pero ganas puntos porque nunca he estado aquí.

Salimos del avión y un chófer nos conduce por toda la ciudad dando vueltas alrededor de las calles iluminadas con luces de colores. En Rio de Janeiro hace calor pues a partir de Diciembre es verano. En las calles hay mucha gente y en las plazas la gente baila salsa y otros bailes típicos.

- Pare aquí- ordena Edward en portugués. El chofer para y Edward y yo bajamos del coche. Me toma de la mano y me arrastra hacia el centro de la plaza.

- ¿Adónde vamos ahora?- pregunto.

- Me debes al menos un baile. No pudimos ir a la fiesta del instituto...- dice mientras nos para en medio y me toma por la cintura. La temperatura de mi cuerpo se adapta a la suya en un segundo. Y bailamos durante un rato al ritmo de la música salsa, bachata.... Después vuelve a arrastrarme fuera de la pista.

- ¿Ahora adónde vamos?- pregunto mientras me lleva otra vez de la mano. Volvemos a entrar en el coche e ignora mi pregunta. Dándome por vencida no insisto.

DULCE TENTACIÓN [EDWARD CULLEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora