DULCE TENTACIÓN [EDWARD CULLEN]

XXXII

Edward

El corazón de Karenina volvía a latir, pero sus pulmones no hacían su trabajo, no respiraba. Los médicos no entendían por qué los pulmones no querían funcionar. La bala no había dado en ninguno de ellos. Un golpe en la cabeza, dijo uno de los médicos. Tal vez al caer de espaldas sobre el suelo del bosque se había dado un golpe en la cabeza con una roca. Sin embargo, Karenina no tenía ninguna herida en la cabeza. Como era la explicación las sencilla los médicos y las enfermeras la aceptaron, aunque Carlisle seguía dandole vueltas en la cabeza mientras intuvaban a Karenina. Un tubo introducido por la boca que llevaría el oxigeno hasta sus pulmones. 

Nada iba bien, ella debía despertarse, ahora mismo a ser posible. Una mestiza no podía estar en coma, ¿verdad? Su cuerpo era más fuerte que el de un humano... Pero Edward no recordaba que Karenina tenía mucho más en común con un humano que con un vampiro. 

Los médicos estuvieron bastante tiempo tratando de preparar a Karenina para cambiarla a una habitación. El ambiente era sombrío y tétrico. Todos la miraban tendida en la camilla, rodeada de tubos... pero tan bella y efímera como siempre. Era como una flor tratando de ser congelada para que no se marchite. 

La recepcionista fue varias veces para tratar de hablar con Edward y tranquilizarlo, pero él solo se quedó de pie mirando a Karenina a través de la pequeña ventana. 

Carlisle salió del quirófano cabizbajo. Edward se plantó delante de él esperando escuchar una explicación y el siguiente paso a dar. Si fuera por él la sacaría de ahí esa misma noche y se la llevaría lejos. 

- ¿Qué vas a hacer?- preguntó Edward seriamente. 

- Voy a pedir el alta voluntaria- declaró Carlisle levantando la mirada. 

Edward no lo comprendía. Pedir el alta voluntaria no era posible cuando alguien estaba en coma. 

- Está en coma- dijo duramente. Las palabras se enredaban en su garganta, porque cuando uno dice las cosas... estas son más reales. 

- Lo sé- aseguró Carlisle apoyando una mano sobre el hombro del que consideraba su hijo-. Vamos a decirles que preferimos que esté en casa. Aunque sea... 

Carlisle no terminó la frase. Aunque sea en casa, rodeada de maquinas y en coma.  

- ¿Cuánto tiempo vas a dejarla así?- preguntó Edward impaciente. 

- Tengo la esperanza de que se despierte pronto. 

- ¿Y si no?- la pregunta dolía, pero a la misma vez sabía que si ella no despertaba la convertirían. 

- Dame un mes- pidió Carlisle-. Dale un mes para despertar por su cuenta. 

Un mes. Un mes sonaba a mucho tiempo dormida. En realidad sería como si ella estuviese muerta. 

***

Karenina fue trasladada a una habitación. Una enfermera entraba a revisar sus constantes vitales cada cuatro horas. Edward estaba allí sentado, junto a ella durante todo el tiempo. No se despegaba y ni siquiera se molestaba en fingir estar dormido cuando la enfermera entraba. No separaba su mano de la de ella ni dejaba de mirar sus ojos cerrados esperando que estos se abrieran y volver a ver los ojos más azules y brillantes. 

Como era un pueblo pequeño las noticias corrían como la pólvora. Al día siguiente todos los demás Cullen se presentaron en el hospital. Todo el mundo sabía ya lo que había pasado, pero nadie iba a visitarla. Edward pensaba que eso era lo mejor. No quería a nadie más cerca de ella. Era un pensamiento posesivo, pero se culpaba a sí mismo de lo que había pasado. 

Trasladarían a Karenina a casa de los Cullen en una semana. Los demás ya habían empezado a preparar las cosas para que cuando la ambulancia con Karenina llegara allí todo estuviese preparado. El hospital no se opuso en ningún momento al traslado. Siendo un hospital tan pequeños las habitaciones estaban contadas y tener a una chica en coma que no responde y no mejora... era un malgasto de espacio. 

***

- Habla con ella- le dijo Carlisle a Edward. 

Nadie sabe a ciencia cierta si hablar con alguien que está en coma ayuda, pero muchas personas han admitido recordar las cosas que se les había dicho durante ese periodo. Edward no tuvo que hablar. Fue más bien Karenina la que lo hizo. Pero no con su voz.