Mañana de hermanas... y niñeras

20.6K 1.5K 275
                                    

-Tú le pides la plata a papá.

-¡No se vale! ¿Por qué yo? -protestó mi hermana.

-Yo pedí el permiso para salir.

Ella frunció el ceño fulminándome con la mirada. Realmente podía resultar intimidante, pero me limité a alzar las cejas y ella terminó soltando un resoplido saliendo del cuarto de mala gana. Escuché parcialmente la conversación que tuvo con nuestro papá. Lo oí protestar un poco, pero sonreí cuando al final preguntó un poco derrotado "¿Qué opina tu mamá al respecto?"

No mucho después mi hermana regresó ocultando a duras penas una sonrisa triunfal. Mi papá entró casi pisándole los talones.

-Ustedes me van a dejar pobre.

-Claro que no, papi -le dije todo lo zalamera que pude dándole un beso en la mejilla.

-Tu hermana me ha dicho lo que puede costar los... su ropa interior.

-Ah... Sí, es cara. Pero depende de dónde compres

-¿Cara? ¡Mejor no se pongan nada debajo!

-¡Papá! -protestamos ambas a coro entre risas.

-Para eso crecen. Más lindas estaban de chiquitas ¿les he dicho? Acostándose a las ocho de la noche, jugando con sus muñecas y cantando. Sin fiestas, ni trago, ni ropa interior que mínimo debería lavarse sola para lo que puede llegar a costar, ni novios.

Las dos le hicimos una mueca.

-Ya... yo sé, yo sé, déjenme ser un papá quejón de cuando en cuando ¿sí? -su sonrisa asomó un tono travieso.

Nosotras empezamos a arreglar nuestras cosas para salir.

-¿Hasta qué hora tienen pensado quedarse? -inquirió él.

Intercabiamos una rápida mirada y yo me apresuré en tomar la palabra:

-Me imagino que estaremos de vuelta para el almuerzo... a menos que nos dejes quedarnos por allá...

-No. Regresen a... -se detuvo como meditando sus palabras -pueden quedarse.

-¿En serio? -nos emocionamos.

-Sí. Creo que su mamá quería visitar a sus abuelos en la tarde, así que mientras estén unas horas antes acá no debería haber problema. Pero van a tener que hacerme un favor.

Ahí fue cuando dudamos un poco. Podíamos terminar metidas en un trato que no quisiéramos cumplir. Alguna vez había conseguido que limpiáramos y ordenáramos todo el librero de la sala por él que era a quien mi mamá se lo había pedido.

-Tienen que comprar las cosas para el lonche con sus abuelos.

Sonreímos aliviadas y encantadas. El problema es que no había acabado ahí.

-Y se van a llevar con ustedes a su hermanito.

-¡Papá! -protestó mi hermana.

-¡No quiero ir a probarme sostenes con Pierre Ignacio al lado! -exclamé.

-Le dará una mirada inocente al asunto -bromeó.

-Se suponía que era momento de chicas -insistí.

-Y niñeras.

-No puedo creerlo... Adoramos a Pierre Ignacio, pa, pero ¿tiene que ser hoy?

-Les hago un trato. Les pagaré por las horas que lo cuiden.

-¿Va en serio? -lo miramos asombradas.

No es que fuera un montón de plata pero para ir de compras cada centavo valía. En cuanto él se encogió de hombros como aceptando, asentimos mostrando nuestro acuerdo.

The Real Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora