Arreglos

15.2K 1.1K 113
                                    

Cuando tenía unos ocho, nueve años, nuestra profesora de Lenguaje nos pidió que escribiéramos un cuento. Algo sencillo, en principio, pero debía ser una idea original nuestra. Nerviosa, intenté hacer mi tarea desde que llegué a mi casa sin lograr nada. No se me ocurría nada. En ese entonces por algún motivo no se me daba hallar ideas para escribir. 

Mi mamá, que me había visto bastante preocupada al llegar a casa, se había estado asomando a mi cuarto de cuando en cuando para ver cómo andaba. Me había prometido ayudarme en cuanto terminara lo que tenía que hacer para su trabajo, pero ni lograba desocuparse, ni lograba concentrarse del todo porque le apenaba saber que por horas yo estaba intranquila con mi tarea. Recuerdo haber envidiado a mi hermana que solo debía pintar unos cuadraditos según el artículo en alemán del dibujo que había dentro.

Aún así, en realidad no tardé mucho rato en encontrar la solución a mi problema. Para ese entonces los cuentos que mi papá nos contaba en las noches se habían multiplicado. Había inventado mil historias, aunque nuestra favorita siempre había sido la de la princesa y el caballero que la rescataba. Por eso, pronto hubo la parte uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco de la historia. Nos había prometido que en el cumpleaños de cada una crearía una parte más de la historia y por ese entonces estábamos contando los días para el cumpleaños de mi hermana. Opté por tomar una de las historias y tras hacerle algunos arreglos, esa sería el cuento que presenté al día siguiente. 

Estaba un poco avergonzada y no había dejado que nadie lo leyera hasta después de que me lo corrigieran. Mi profesor había quedado gratamente sorprendido. Cuando me devolvió mi tarea con un enorme sticker de una carita feliz, yo regresé con una sonrisa idéntica a casa. Mi mamá me había felicitado. Acariciándome el cabello me había asegurado que ella sabía que lo lograría. Al leer el cuento una sonrisa un poco misteriosa para mi había aparecido en sus labios.

-¿Ese no es uno de los cuentos de tu papi? -me había preguntado.

-Sí -admití sabiendo que no tenía sentido decir otra cosa -¿Estás molesta?

Riendo me había asegurado que no. Luego me pidió que en cuanto llegara mi papá a casa, le enseñara lo que había escrito. Eso hice y comprobé que mi papá quedaba fascinado.

-¿Yo les conté esa historia? -rió -Ya me había olvidado de algunos detalles. ¿Segura de que era así, estrellita?

-¡Claro que sí! -protesté algo indignada -¡Papi, tu siempre te olvidas!

Mi papá había reído con ganas.

-Tengo que tener cuidado con tu hermana y contigo ¿eh? Basta que diga algo un poco diferente y me corrigen. 

Asentí.

-Me encanta tu cuento -me había asegurado -vamos a guardarlo.

Lo habíamos metido cuidadosamente en una mica para que no se maltratara. Siempre que lo releía me sacaba una sonrisa. Omitiendo mis errores ortográficos y de mala redacción, la historia había quedado más o menos así:

Había una vez un apuesto príncipe que tras muchos esfuerzos había logrado salvar a la hermosa princesa de un malvado y horroroso ogro y sus secuaces. Habían logrado estar juntos aunque el ogro había tratado de que no pudieran. Incluso consiguieron detener del reinado del gordo ogro. Sin embargo, la historia no terminaba ahí. 

Cuando ellos habían creído que serían felices y ya iban a celebrar con sus amigos, los héroes y doncellas del reino, el apestoso ogro había hecho otros intentos de detenerlos. Se habían tenido que enfrentar a monstruos enormes de metal. Eran máquinas viejas que hacían bulla a cada paso. Podían aplastarlos o herirlos mucho. La princesa y el príncipe habían batallado lado a lado. Él tuvo que enseñarle a pelear rápidamente, porque ella jamás se había enfrentado a algo así antes. Los monstruos habían atacado con vidrios, explosiones de gas blanco y mortífero, pero los valientes héroes no se habían detenido ni siquiera ante los ataques más fuertes. Finalmente las bestias metálicas habían caído a sus pies. 

La princesa y el príncipe debían continuar su camino sin sus amigos. Si todo salía bien, los verían luego. Habían llegado a un lugar encantado donde pequeñas hadas habían llamado a la princesa pidiéndole ayuda. Les habían planteado un acertijo, un reto. Cada uno debía resolverlo por su lado. La princesa siguió a las hadas, debían ayudar a criaturas débiles. El príncipe se vio obligado a adentrarse solo por los lugares ocultos del bosque. En esa caminata había descubierto un pequeño claro, donde había encontrado a unos viejos, escurridizos, sabios y traviesos duendes. Los duendes le habían prometido ayudarlo a cumplir el reto si los ayudaba a escapar de una gorda bruja que quería capturarlos. Cuando lograron salvarse de esa mujer que parecía morsa, los duendes cumplieron el trato y el príncipe pudo encontrar de nuevo a la princesa.

Muy contentos habían seguido su camino en busca de sus amigos. Les agradecieron a los duendes y cuando estos ya no podían verlos, los príncipes estaban tan contentos y como además se querían tanto que se dieron un besito. 

Fin

Releerlo, sobre todo el final, me daba bastante risa. Era tan inocente que resultaba un poco bobo, pero tierno. Cuando se lo había mostrado a mi mamá ella me había preguntado por el "besito". Recuerdo haberle respondido:

-Porque papá casi siempre dice que se dieron un beso y ¡fin! Se acaba el cuento. Tenía que hacerlo bien. No podía acabar el cuento sin el besito-

Lo había hecho con toda sinceridad y seriedad. Eso le había robado unas risas enternecidas, aún cuando me dio la razón.

-¿Por qué elegiste esa parte de todas las partes que tiene la historia de la princesa? -había querido saber mi papá más tarde.

-¿Hice algo mal? -le había preguntado.

-Claro que no -me aseguró -solo que me da curiosidad.

-Esa es la que contaste en mi cumpleaños -sonreí.

-¿Es la última que les conté? -había parecido sorprenderse.

-Sipi.

-Pues para felicitarte por el lindo cuento que has escrito, porque aunque fuera mi historia tú lo has escrito, lo has arreglado y te has acordado de todos los detalles ¿qué te parece si hoy les cuento otra parte de la historia?

-¿Y aún así nos vas a contar una más en los cumpleaños? -le había preguntado esperanzada.

-Claro que sí -me había guiñado un ojo con una sonrisa traviesa.



------

¡Hola! Pensé que tardaría aún más en publicar de lo que lo he hecho. Han sido un par de semanas bastante complicadas. Realmente y de todo corazón quiero agradecerles la paciencia, comprensión y todo el apoyo y cariño que me han brindado. No sé si son conscientes de que muchas veces ustedes con sus mensajes son los que alegran mis días y me dan ánimos para seguir con una sonrisa y enfrentarme a lo demás. En serio lo hacen. Todos pasamos por situaciones difíciles -algunas más que otras- pero yo he sido de cierta manera bendecida con todos ustedes que realmente mejoran todo. Los quiero un montón.

Les recuerdo que pueden dejar todas sus preguntas para la entrevista. Voy a esperar un par de días y recogeré todo lo que hayan publicado hasta entonces. No se limiten por nada ;) Ojalá se animen!

Dos últimas cositas (antes de que se aburran demasiado y me quieran matar).

1. El otro día me preguntaron cómo se llamarían mis fans. Para empezar, jamás me atrevería a decir que tengo un solo fan a menos que la persona se autodenomine así. Nunca he aspirado a tanto. Siento que decir que tengo algún fanático es un honor gigante. Quiero agradecerle especialmente a cualquier persona que lo considere siquiera. No me atrevo a decir el nombre que en broma dijimos con la persona que me hizo la pregunta jajajaja

2. Siempre fui muy sincera y les fui contando cómo me iba sintiendo y cosas así. Ahora último han habido un par de capítulos increíblemente personales para mi y muy sentimentales. Yo misma lo he estado y creo que se ha plasmado. Sé que algunos han reconocido detalles especiales. Gracias por estar siempre ahí. Ahora último estoy un poco preocupada, reflexionando bastante sobre un tema. No puedo contar mucho más sobre el tema, pero sí quería compartirles eso. No tengo muy claro qué siento y qué quiero hacer. Me imagino que a varios les ha pasado sobre diferentes problemas.

PD: Perdón por alargarme tanto. En serio los quiero.

The Real Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora