Yo nunca he...

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-¿Es en serio, hermano? -miré con el ceño fruncido a Castiel.

-Michela ha cuidado de Ale desde hace casi cuatro meses.

-¿Y le vas a subir el sueldo? ¡Yo llevo más de un año en esto! -me quejé.

-Ale no tiene ni un año -mi hermano me dio la espalda para acercarse a la cuna de la bebé.

-Pero yo los he estado ayudando desde que Val estaba embarazada. Alguna vez me mandaste en la madrugada a comprar cosas.

-Que conste -se giró rápidamente -que eran emergencia.

-¿Gomitas de osito a las tres de la mañana? ¿Es en serio?

Castiel, que me había vuelto a dar la espalda se volteó una vez más a encararme:

-Sí, eran urgentes.

-Y como los supermercados estaban cerrados no se te ocurrió nada mejor que llamarme hasta despertarme.

-Qué resentido eres. ¿Cómo es que aún recuerdas eso?

-Créeme, tú también te acordarías -le aseguré mientras me acercaba también a la cuna.

-¿Y qué quieres? ¿Que aumente tu salario también? -clavó su mirada en mi -Está bien, podemos aumentarlo en un veinte por ciento.

-Castiel... mi sueldo es nulo -lo miré fastidiado -cero, rien de rien, nichts, nothing, lo que se te ocurra.

-¡Exacto! -proclamó con una enorme sonrisa de satisfacción -¿Sabes cuánto es el veinte por ciento de cero?

-Cero -prácticamente bufé.

-Brillante. He ahí tu nueva paga.

-¿Qué ocurre? -Valerie se asomó sonriente a la puerta.

-Mi hermano es una basura -mascullé.

-No te voy a pagar por ser un buen tío -sentenció.

Su esposa rió por lo bajo y pasando entre ambos llegó a la cuna y cogió a la pequeña en brazos.

-Hola, preciosa -medio canturreó -¿Cómo está mi reina? ¿Te has cansado de oír a estos dos discutir como chiquitos?

-¡Hey! -protestó mi hermano.

Valerie rió mientras depositaba cuidadosamente un beso en la frente de la bebé.

-Amor, al final... ¿llegaste a llamar al trabajo? ¿Vamos a poder salir?

La verdad es que esperaba que mi hermano mayor hubiera olvidado llamar pero me sorprendió asintiendo con una sonrisa. El rostro de mi cuñada resplandeció de alegría y al ver que yo lo notaba se escondió un poco centrando su atención en la bebé.

-Adivino... y perdonen por matar la emoción del momento... yo me quedo cuidando a Ale -adiviné.

-En realidad pensábamos salir con ella también. Sacarla a pasear -aclaró mi hermano.

-Osea... me dejan planteado -lo miré inexpresivamente  -Me pudieron avisar con un poco más de tiempo como para hacer algún plan.

Val iba a decir algo cuando sonó el timbre. Con la bebé en brazos fue a abrir la puerta.

-¿Esperaban a alguien? -pregunté.

-Ahí viene tu entretenimiento de la tarde -susurró con una sonrisa pícara mi hermano.

No tardé en distinguir la voz de Michela.

-¿No te avisaron, entonces? -me inquirió algo burlona a modo de saludo.

The Real Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora