Retos

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Cuando Rachel se me acercó con una sonrisa traviesa en los labios supe que con ella vendrían problemas.

-¿Me puedo sentar hoy contigo? -preguntó haciéndolo y acomodando sus cosas sin esperar a mi respuesta.

La miré entre sorprendida y fastidiada.

-¿Qué? -inquirió al notar mi expresión -¿Me equivoqué acaso? ¿No tenemos ahora clase de Matemáticas?

-Estem... sí...

"Eso no explica por qué te entró la locura de venir a sentarte conmigo" añadí mentalmente.

-¿Acaso el profesor no nos deja cambiar de sitios? -siguió cuestionando pareciendo un poco confundida.

-Sí, sí, pero...

-¿Te ibas a sentar con alguien más?

-Probablemente con quien no tuviera con quien sentarse.

-¿Te molesta que esté acá?

"¿Acaso te importaría si así fuera?"

-No me molesta -contesté -más bien, me sorprende bastante.

-Pensé que nos llevábamos bien.

-No digo que no. Solo que no solemos hablarnos mucho...

-Está bien, lo que pasa es que quería comentarte algo.

En ese momento entró el profesor al salón y tuvimos que guardar silencio unos instantes mientras nos obligaba a ponernos de pie para saludar. Era quizás uno de los pocos profesores del colegio que pedía algo así al iniciar cada una de sus clases. Rachel ya había conseguido despertar en mí bastante curiosidad. En cuanto empezó la clase y el bullicio con ella, aproveché para instarla a decirme lo que había querido decirme.

-Estábamos pensando, ya que se viene fin de año... Queremos hacer algo todas las chicas.

-¿Una junta? ¿Una pijamada? ¿Quieren hacer amigo secreto? -intenté mantenerme seria mientras decía todas las opciones que se me ocurrían.

-No, pero todo eso también sería divertido. Queremos hacer retos. Con castigos.

-¿Qué tipo de retos? -sentí una pequeña y extraña emoción.

-¿Te interesa? -pareció alegrarse -La idea sería que participemos todas. Cada quien escribe dos retos y dos castigos y los ponemos en dos jarras diferentes, los mezclamos y sacamos al azar.

-Me apunto -sonreí.

-Señoritas -la voz de nuestro profesor llevó nuestra atención a la parte delantera del salón -¿Se puede saber de qué están hablando?

Rachel bajó la mirada y luego se giró hacia mí como esperando que yo solucione todo. Le lancé una ojeada furibunda y volteé con una sonrisa hacia el profesor.

-¿Entonces? -se mostró fastidiado y carraspeó con la garganta.

Yo leía lo más velozmente que podía la pizarra.

-No había entendido el último ejercicio y se lo estaba explicando. 

-La idea era que terminaran de resolverlo...

-Individualmente, lo sé, pero se le hizo un enredo. Solo intenté ayudarla. No queríamos interrumpir la clase -me excusé lo mejor que pude.

El profesor nos miró con cara desconfiada pero finalmente lo dejó pasar.

-Me debes una -mascullé por lo bajo a Rachel.

-¿Yo? Pero si te preguntó a ti.

Me ahorré mis ganas de replicar y resolví los ejercicios asignados mientras Rachel se debatía siquiera con cómo empezar. Aún así, la idea que había propuesto me mantuvo de buen humor.

The Real Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora