A oscuras

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Intenté recuperar totalmente el aliento con la mirada clavada en el techo. Logan me regaló una pequeña sonrisa.

-Voy a lavarme, dame un segundo -susurró poniéndose de pie y dándome un tierno beso en la frente.

Lo seguí con la mirada hasta el baño de visitas. Me dediqué a contemplarlo, sin polo, lavándose las manos. Cuando regresó a mi lado me acomodé en el sofá para dejarle un espacio donde sentarse. Él me recorrió con la mirada. 

-Tenemos problemas -murmuré.

-Deberías subirte esto -comentó en cambio rozando con los dedos la parte inferior de mi ropa interior.

-Si lo pones así, debería volver a ponerme el polo y el short y tú, tu polo.

Logan no contestó y me subió cuidadosamente el calzón, acomodándolo.

-Listo -sonrió -y sí, definitivamente tenemos problemas.

-Gracias a Dios todos están dormidos.

-Ahora que lo pienso, tú eres la que tiene problemas. Eres una golosa insaciable -se burló hablando siempre entre susurros. 

-¿Yo? -me hice la ofendida -Tú eres el que... ¡el que no me quita las manos de encima!

-Si quieres no vuelvo a hacerlo -alzó las manos como haciéndose el inocente.

-¡No! -se me escapó antes de que pudiera pensarlo.

Me maldije por lo bajo y sentí que me sonrojaba levemente. Por suerte, con las luces apagadas no debería notarse.

-Te gusta -canturreó él con algo de orgullo.

-Quizás...

-¿Quieres otra ronda? -preguntó tentadoramente acercando sus labios a los míos.

Me empiné un poco para besarlo. Después de unos segundos devolviéndole el beso, me dejé caer y me acurruqué en el sofá.

-Estoy bastante cansada -musité cerrando los ojos.

-Preciosa -susurró acariciándome el pelo.

Estiré un brazo como invitándolo a echarse conmigo. Nos demoró unos segundos y un par de golpetones acomodarnos sin que ninguno estuviera aplastado. Yo estaba apoyada en su pecho mientras él me rodeaba con sus brazos y me acariciaba con un mano el pelo y con el pulgar de la otra, la cintura.

-Amaría poder dormir así -murmuré ya adormecida.

-Te has cansado ¿eh?

-Y tú bien que estás orgulloso de eso ¿no? -abrí un ojo para mirarlo.

-Un poquito -tenía una sonrisa de travieso que me fascinaba.

-Si mis papás se enteraran nos matan.

-No hemos manchado nada... y estabas sobre mi casaca que puedes considerarla como que funcionó de funda para el sofá.

-Dile eso a mi papá a ver qué opina.

-Castiel me mata -rió por lo bajo.

-Después de matarme a mí cuando sepa de la broma que debo hacer.

-Cierto... no terminaste de contarme eso ¿Cómo es la cosa?

-No te conté porque empezaste a besarme.

-Y te sentaste encima.

-Y tú te pusiste.

-Me mordiste de la manera más provocadora el cuello.

-Me sacaste el polo -respondí.

-Tú el mío -siguió con el tono entre bromista y acusador.

-¡Bueno! Así no te contaré nunca.

The Real Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora