Destrucción

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El primer recuerdo que tengo de ella es bastante lejano. Yo estaría por cumplir cuatro y mi hermana dos. La conocía de antes, incluso en mi mismo recuerdo sabía su nombre y su abrazo no era el primero. Aún así, no recordaba nada de ella antes. La habíamos visto antes y tras esa visita vendrían una serie de ocasiones en las que nos cuidó o estuvo con nosotras a lo largo de casi dos años. Después de eso no la vería hasta el aniversario de mis papás.

Mi primer recuerdo de ella fue riendo de algo que mi papá habría dicho. Yo me asomaba desde mi cuarto de puro curiosa. Me encantó todo ella. Lo recuerdo como esas tomas en las películas en las que presentan a la chica o mujer perfecta toda deslumbrante. Un poco así era mi recuerdo. Me encantaron desde sus tacos hasta su cabello pasando por su sencillo y elegante traje y su risa y su sonrisa. 

Fue ahí cuando ella me vio. En su sorpresa había también una sonrisa. Miró incrédula a mi papá y soltó un "¿Es Ale? ¡Está preciosa! ¡Y enorme!" mientras se agachaba y extendía sus brazos hacia mí, invitándome a un abrazo. Corrí a dárselo. Quizás por eso estoy tan segura de que la conocía desde antes.

-¡Epa! -exclamó mientras me cargaba.

Ambas nos volteamos a mi papá. Él nos miraba sonriente.

-No te preocupes, guapo, yo las cuido.

Oí una risita detrás de nosotros y vi a mi mamá saliendo de la cocina, secándose las manos en el mandil que se ponía solo si iba a cocinar y se había arreglado antes.

-Dame un segundo que me doy un retoque y nos vamos -se dirigió a mi papá.

-Hola, Vale, preciosa como siempre.

-El burro hablando de orejas -contestó mi mamá con una sonrisa mientras saludaba.

-Y sigues sin aceptar un cumplido -se quejó la amiga de mi papá balanceándome un poco -Por más sincero y cierto que sea. 

-Es lo mismo que yo le digo -protestó mi papá.

Ignorándolos, mi mamá se excusó y fue a darse una última arreglada. Poco después se reunió con nosotros de nuevo.

-Guapísima -susurró mi papá.

Pensé que no lo había escuchado, pero el rostro de mi mamá adquirió cierto brillo. En silencio le acomodó la camisa a mi papá y luego se giró hacia nosotras pues yo seguía cargada.

-Tienen comida ya lista en la encimera. Porfa, que no dejen las verduras.

-En todo caso, intentaremos no volver tan tarde -añadió mi papá.

Su amiga me miró, me hizo una mueca consiguiendo que ría y volteó a mis papás.

-No creo que tendremos ningún problema.

Mi mamá se acercó, me dio un cariñoso peñiscón en los cachetes, me besó las manitos y me dio lo que ella llamaba "besito esquimal", acariciando la punta de mi nariz con la suya.

-Adri, en serio mil gracias por cuidarlas hoy -agradeció apurándose para evitar que las puertas del ascensor, que ya había llegado, se cerraran.

-Créeme, realmente es un placer.

Mi papá también se despidió de Adriana con un beso en la mejilla y me dio uno en la frente.

-Gracias, Barbie, te pasaste.

Vi la puerta cerrarse. Adriana me balanceó un poco más antes de dejarme con cuidado en el piso.

-¿Dónde está tu hermanita?

-En su corralito.

-¿Vamos con ella?

Asentí y nos dirigimos juntas al cuarto. Nos encontramos con mi hermana escalando para escapar del corralito. Había tirado una almohada fuera y hecho un bulto con todas sus sábanas arrinconándolas a un lado y ayudándose de eso para trepar. Adriana la miró completamente sorprendida. Yo me reí. No era la primera vez que se escapaba. Desesperaba a mis papás.

Un maullido nos hizo desviar la atención de mi hermana. Recién ahí notamos el desastre en el cuarto. Las lámparas pequeñas, la de la mesita junto al gran sofá y la que estaba cerca al cambiador se encontraban en el piso, una de ellas hecha añicos. Uno de los muebles tenía arañazos en una de sus patas. Nuestros juguetes, que ya de por sí estaban algo desordenados porque habíamos estado jugando en el piso hasta que metieron a mi hermana en el corralito, habían sido tumbados. Por lo visto el felino había disfrutado además de acurrucarse en las mantitas recién lavadas que mi mamá había dejado en el tocador sin haber llegado a guardarlas.

-Es el gato de la vecina -expliqué.

-¡Gatito! -exclamó con una sonrisa mi hermana mientras pasaba por encima de la baranda.

Rápidamente Adri corrió a ayudarla aunque lo único para lo que fue requerida fue para garantizar que pisara la almohada.

-¿Qué hace acá? -lanzó una mirada al gato.

-La ventana está abierta -señalé -se mete siempre que puede.

Mirando la destrucción causada a nuestro alrededor, Adriana no sabía bien por dónde empezar. Se decidió por expulsar al intruso. Las tres, nosotras quizás con mayor torpeza, empezamos a perseguir al gato por todo el cuarto. El desastre, inevitablemente aumentó, pero al final logramos que se fuera. Adriana no tardó en cerrar la ventana. Como si fuera poco, moviendo una cómoda descubrió unos dibujos en la pared que mi hermana y yo habíamos hecho el otro día.

-¿Sus papás han visto esto? -preguntó tragando saliva.

-Nop -canturreé -queremos hacerlo aún más grande. Es una sorpresa.

-¿No tenían papel? 

-Sí, pero ahí queda más bonito -contesté.

-Creo que tus papás preferirán algo en papel... además así pueden colgarlo y todo eso.

El resto de la tarde fue muy gracioso. Al menos así lo recordaba yo. Mi hermana era incontrolable. Juguete que guardábamos (yo ayudaba a Adriana), juguete que quería. Cada cierto rato no podía evitar distraerme y me ponía a jugar con mi hermana. Tiempo después me pregunté cómo es que Adriana nos había tenido tanta paciencia. A veces incluso se había unido a los juegos o nos había puesto música y hecho bailar o aplaudir para mantenernos distraídas mientras guardaba alguna cosa.

Algunas horas después estaba sacando las mantitas de la secadora, limpias una vez más y el cuarto estaba en orden. Mi hermana, cansada de tanto juguetear se había quedado dormida abrazada a su peluche favorito y yo perseguía a Adriana con un libro entre manos porque quería que me leyera un cuento antes de irme a dormir.

Cuando mis papás llegaron yo también estaba a punto de quedarme dormida. Pude ver que le agradecían a Adriana afectuosamente y la dejaban terminar de contarme el cuento después de darme cada uno un beso de buenas noches.

-¿Vas a volver a venir? -pregunté más dormida que despierta cuando ella también se despidió tras acabar la historia.

-Claro que sí -susurró -ahora duerme.


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Quizás no fue seguido, pero me parece que no he tardado tanto :D

Quería contarles un par de cositas, pero una de ellas prefiero guardármela hasta el miércoles para tener algo más real.

Yo sé que puede que no les importe mucho, pero me gusta compartirlo porque es algo que me ha estado dando metas y poniendo bastante contenta ahora último. He empezado a ir al gym y tengo una rutina y todo. Les juro que me da energías y además me ayuda a descargarme un poco y olvidar problemas un rato.

Lo otro lindo que ha ocurrido es que este sábado que acaba de pasar se casó el hermano de mi mejor amiga. Fue una ceremonia hermosa. Si alguno me sigue en Instagram no duden que van a ver mil fotitos!

Un besotote

PD: ¿opiniones del cap? Muero por saber sus reacciones... sé que hay opiniones... encontradas sobre Adriana jajaja

The Real Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora