Dos cuerdas y una tabla

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Derek

- Derek cállate! - Me chilla Tania desde su sitio, imponente.

- Ya la has oído, ella quiere que te vayas, no eres nada para ella - <Pero de que va este tío?> Ahora mismo podría soltarle en toda la cara que la besé, y que fue el mejor beso, pero por respeto a ella me contengo - Ni siquiera te importa así que vete!

No puedo creerme lo que oigo! Me está diciendo que me vaya! ¿Me está diciendo que no me importa? <Lo está haciendo!>

 - ¿Y quien te ha dicho que no me importe? - Le chillo, se que esto acabará mal, pero ya me esta tocando bastante los cojones.

Veo como todos se sorprenden, en especial Tania que gira su rostro directamente hacia mis ojos. Sus ojos verdosos me atraviesan. Se que ella lo está pasando mal y que decirle lo que siento seria una piedra más en su camino rocoso, así que no pienso declararme e humillarme y mucho menos delante de Elías y de Vicky. Se lo que tengo que hacer, es la única manera de que se me vaya de la cabeza, el único modo de borrarla de mis pensamientos.

 - Derek, admítelo de una puta vez! No te importa... - Oigo a Vicky a mis espaldas, no sabe mantener la boca cerrada.

 - No... no te importo Derek, no mientas... - Esta vez es Tania la que con mirada firme lo dice, ni siquiera me aparta la mirada. Lo siente de verdad, entonces veo que ese es el único camino correcto para lograr lo que quiero.

 - Cierto, no me importas... - Bajo la mirada - En absoluto... 

Levanto la mirada. Ahí está, se que le ha dolido, más que ami, pero es la única manera de que me odie y que yo pueda seguir con mi vida. Pueda seguir libre.

Se está mordiendo la lengua para no llorar, lo se, la he visto varias veces hacerlo.

¿Porque siempre la hago llorar?


4:21 ...

Tania

Únicamente son dos cuerdas y una tabla, pero para mi es mi refugio. El único lugar que me pertenece, nunca me abandonará. Aquí acudo cuando no se donde ir. Siempre lo hacia de pequeña. Por desgracia ya no estoy en mi casa y he tenido que buscar un lugar similar.

No me ha costado mucho encontrar un columpio la verdad, peor no era nada parecido al que me hizo mi padre en el jardín de mi antigua casa. Recuerdo que a pesar de que nos mudamos, siempre saltaba la valla de mi antigua casa y me sentaba en aquel columpio de madera. La mayoría de los que había encontrado eran multicolores y de plástico.

A mi mente viene una dulce niña de unos 9 años, ilusionada por su nuevo columpio. Aquella dulce niña desapareció el día del  accidente, aquellas aguas se llevaron a mi ser a mi misma.

Mis recuerdos son interrumpidos por una brisa húmeda, huele a mar. Abro mis parpados y observo las olas, que se comen la tierra de un bocado y la dejan húmeda y desordenada.

Mi mirada se ilumina al ver un columpio de cuerda. Quizás parezca un milagro vista como llevo la vida...

 Quizás parezca un milagro vista como llevo la vida

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