Capítulo 5: La apuesta.

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Madison tomó la decisión de ir de nuevo con Megadeth sólo para divertirse un ratito, de causar "polémica", molestar. Quería divertirse, ya conocía más o menos cómo era cada uno, no habría tanto problema.

Por ello no quiso actuar como sus amigas en el tema de cambiar de banda de inmediato, porque le daba flojera hacer el mismo proceso de "hola-hola" con desconocidos y prefería causar desmadre con los que ya consideraba sus "amigos" thrashers.

- ¡Hey!, ¿qué pasa chavales? ¿Todo bien? ¿Todo correcto? ¡Y yo que me alegro! -gritó apenas salió del vehículo para que le abrieran la puerta, emocionada como nunca, tocó el timbre- ¡Abran, idiotas!

Al cabo de unos segundos, Junior abrió la puerta.

- Eh, Madi, ¿tan rápido regresas? -asintió- ¡Pasa! -prosiguió con su típica y cálida sonrisa, ella entró a la casa, caminó un poco y se encontró frente a frente con Mustaine- ¡Chicos, Madi está de visita!

- Ah, ¿viniste a pagar la cena que nos hiciste pagar tu parte?-el pelirrojo cruzó los brazos.

- No, vine a divertirme con ustedes, pasar el rato, porque no tengo con quién entretenerme.

- ¿Y no que tenías amigas?

- Están en diferentes ciudades, aparte... ¡Quedamos en el trato de que seríamos amigos! Necesito pasar el rato con alguien o me muero de puto aburrimiento.

- Dave, la chica es simpática, sabe cómo hacernos reír y pasar el rato, no es para tanto.

- Bien, entonces llama a los chicos.

- ¡Nickito, Marty-kun! ¡Madi vino de visita!

Al rato bajaron para saludarse, se preguntaron unos a los otros cómo estaban, que si contaban algo nuevo, si la vida los ha tratado bien. Um, típicos temas maricas para iniciar una conversación fluida, que luego derivan en ideas extraordinarias.

La legendaria banda de Thrash Metal por una parte estaba interesada en saber si la glammer tenía alguna sorpresa aparte de darles el plantón antes de pagar algo, si por fin iba a prestar el culo o cualquier tontería, es decir, ¡ella creó un enorme hype!

- Vamos, Madi, dinos qué tienes en mente -insistió algo cabreado Dave.

- ¡Una apuesta! -chilló emocionada, los otros arrugaron la nariz- ¿Qué? ¡Les conviene la apuesta!

- Escupe, a ver si vale la pena.

- Aquí tengo un bolso, ¿no lo parece? -lo señaló; de enorme tamaño. Los chicos de Megadeth se limitaron a observarla con cara de "no me digas". Entonces, decidió abrirlo y mostrar el contenido, para explicar mejor el asunto- Tengo un chingo de alcohol, bebemos todos y si yo me desmayo por la borrachera, pues me despiertan y hay ñaca ñaca para todos -Marty colocó esta cara D: -, menos para el virgen -suspiró en alivio por eso mismo-. Si yo sobrevivo hasta que tres de ustedes caigan, entonces yo debo vengarme de ustedes. ¿Capichi?

- Um, me parece bien -Mustaine alzó una ceja-. ¿Ustedes objetan? -negaron con la cabeza- Vale. ¡Aceptamos, Madi!

- Y para que sean más interesantes las cosas... -sacó un dado de sus bolsillos.

Resumidamente, explicó lo siguiente.

Si sale 1, bebe ella.

Si sale 2, bebe Dave.

Si sale 3, bebe Junior.

Si sale 4, bebe Marty.

Si sale 5, bebe Nick.

Y si sale 6, beben todos.

Cada persona que le toque beber, debía confesar algún secreto suyo.

Primero, para que fuera justo, las cinco personas se tomaron un chupito, en un círculo se sentaron en el suelo, en orden confesaron algo de no mayor relevancia y el dado fue lanzado. Rodó lo suficiente por el piso flotando hasta detenerse.

También colocaron música en el estéreo para entretenerse, claro, eso le daba más emoción al momento. No era equitativo del todo, algunos con más suerte que otros, unos bebían a cada rato y el resto con suerte saboreó un poquito.

Al punto en que no calcularon las consecuencias, David Ellefson de hace rato que se sentía mareado y beber, chupito tras chupito, lo empeoraba bastante. Se levantó, pidió disculpas y corrió en dirección al baño para vomitar.

- ¿Estará bien? -consultó la glammer, algo preocupada.

- Lo más probable es que sí -el pelirrojo hundió los hombros.

Al cabo de cinco minutos, el enfermo regresó encontrándose más pálido de lo normal.

- ¿Te sientes bien, Junior?

- Sí, Madi -contestó, sobándose el estómago y tomó asiento en su lugar en el círculo.

- ¡Nyaa! -bufó el otaku- ¡No te ves bien, Junior-san!

- ¿Segui...vai a seguir jugando o no? -moduló con dificultad Mustaine.

- Ay, no sé... -tosió, todavía mareado.

- Si alguien se rinde, es igual a quedarse inconsciente -rió Madison, haciéndose la coqueta.

- Vale, me rindo -admitió-. Lo siento mucho por ser el primer caído, iré a mi cuarto para descansar...

- ¿Te acompaño? -pestañeó, todavía creyéndose súper coqueta.

- No, graciah... -se retiró, caminando de manera dispareja, puesto que no veía bien su entorno.

- Bien, chicos... ¡sigamos! -alzó la voz para mostrar ánimo a sus compañeros de juego.

Ella tenía una trampita, una pequeña y maldadosa trampita que la haría ganar, sí o sí. ¿Cuál era? Ella vertía el alcohol, el vodka que los envenenaba. Una botella contenía el líquido original con el que llenaba el pequeño vasito y se lo entregaba a los muchachos. Entretanto, ella se servía desde otra botella, ambos envases iban escondidos en su bolso, así que ellos pensarían que siempre servía de la misma botella.

La que ella tenía no era vodka que vertía en su vasito, era agua del grifo. Ella acostumbraba a ser bastante animosa y gritona cuando se sentía eufórica, como cualquier borracho, es por eso que nadie notaría la diferencia, no tenía que mentir ni aparentar. Sino, ¡ser ella misma para que se convenzan de que iba borrachina!

Los demás presentes iban aumentando el nivel de toxicidad en sus organismos, momentos más tarde, Nick ya no modulaba (el resto tampoco, en realidad) y cayó inconsciente al suelo. El resto se cagó de la risa y siguieron lanzando el dado que definiría sus destinos. 

Si un participante estaba eliminado y salía su número, todos bebían por igual.

Las "confesiones" que se hacían ni tenían sentido, tampoco es que las captaran mucho -aunque la glammer si las captaba, prefería hacerse la tonta con eso-, soltaban cualquier gilipollez que se les viniera la mente.

Marty y Dave hacían lo posible por no perder, sobretodo el pelirrojo cuyo espíritu competitivo y gran ego que no lo dejarían perder fácilmente, además de que ofrecía sexo gratis, debía ganar sí o sí.

Aunque contra semejante trampa, hay que tener un sistema inmunológico de acero para hacerlo.

El otaku vomitó a un lado del sillón y perdió el equilibrio, yéndose de hocico de inmediato.

- ¡Joeeeer! -se quejó Dave al percibir la derrota darle duro y por detrás.

- ¡Yay! ¡Yo gané! -la rubia dio varios golpes al aire, entretanto realizaba un baile en victoria.

- ¡Yaa...! ¡Ke wea keri hacer tu, ke ganaste, ke wea ofreciii'!

- ¡Noche de chicas, yaaay! -celebró, enseñando mazo de kits cosméticos en su bolso.

- ¡Nooo, weunah, nooo!

- ¡Shi! -contradijo muy contenta.

Y así fue como Madison maquilló como princesas a todos los integrantes de la legendaria banda de Thrash Metal, Megadeth, cuyo vocalista blasfema como puede a los hombres que se maquillan, pues... los ha trolleado, de nuevo.

Metal Fights! (Grunge, Glam & Thrash Metal Bands)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora