Metal Fights! (Grunge, Glam & Thrash Metal Bands)

Capítulo 28: Todo en sus manos.

- ¿Eh? ¡¿Qué dices?! -reprochó de mala gana Audrey en el teléfono.

- Lo que haz oído, mujer -contestó con suma naturalidad Daniel.

Sí, la thrasher se estaba enterando de la verdad. De que todo iba en sus manos, puesto que ya estaba elegida la banda Grunge, su única opción era Metallica y ninguna más. Madison sí o sí debía ir a por Skid Row, porque ya no había otra oportunidad. Debía esforzarse y aprovechar todo al máximo, no obstante, se sintió algo mal al no tener que volver a ver a Nirvana. Sí, les agarró cariño por la gran amabilidad que poseían y porque la ayudaban y esas cosas.

Por ello, le pidió a su amigo que la llevara hacia la residencia de Nirvana sólo para una despedida digna.

Se acercó al grupo. Les explicó qué era lo que pasaba en realidad, que nunca fue periodista y todo era un plan. Que esa actitud... bueno, trató de excusar que era porque todas las bandas que le tocaron les caían mal y se dio cuenta de que se equivocó mucho en juzgar sin saber, demasiado tarde se percató de todas las cosas que no le resultaron, no mucho podía hacer. Pidió disculpas por los problemas causados y ofreció devolver la ropa.

Se lo negaron e insistieron que se la quedara, como un recuerdo. Aceptó algo terca, puesto que quiso insistir en el famoso tema. Explicó que ya tenían una banda Grunge para el festival y que nunca más se verían. Se despidieron de forma definitiva. Agradeció los muy buenos momentos, ya sea fumando o recibiendo lecciones morales que le servirían de mucho. De las cosas malas que hizo, algo bueno tuvo como lección y gracias a ellos. Les debía mucho.

Un fuerte abrazo y hasta nunca.

Oh, bueno, "nunca", no. Porque el día del evento que aún no era confirmado del todo, iban a reencontrarse todos, pero eso no era nada certero todavía. Ya saben... Cobain y sus manías, puede que decida no ir a última hora. 

...

- Uy, ¿chisme? -dudó Madison en el teléfono- ¡Chisme, chisme!

- Ni tanto -bufó Audrey-. Es sobre que... Bueno, yo debo ir a por Metallica y tú por Skid Row, eso es. Nada más -rodó los ojos-. Zoe ya convenció a Pearl Jam para firmar, por eso... Ya no podrás ver más a Megadeth, eso, ojalá te duela más que a mí, zorra.

- Uy, ¡pero si debo la cartera! -recordó en voz alta.

- La... ¿qué? -dijo sin entender ni madres.

- Nada, nada... Bien, me parece bien y correcto todo. Sí.

- Joder, ¡no! ¡Nada que ver!

- ¿Por qué?

- ¡A ti te gusta Metallica y a mí Megadeth!

- Ya, pero dos canciones que me gusten no se compara a que Megadeth sea tu banda favorita. A nosotras no nos eligieron por hacer amiguitos, nos eligieron por un trabajo serio. Aunque ni una de las dos lo ha tomado como tal, y eso lo asumo, tras tantas cagás que me he mandao', lo asumo.

- ¿Insinúas que yo no lo he hecho? Eso de asumir...

- Pues, claro -rió-. Pobre chocolatito de Metalca, lo tienes todo masacrado. Déjalo libre, oh, si tiene mina que seguro es mil veces mejor que vo', ¡supéralo!

- ¡¿Cómo mierda te enteraste?!

- El chisme, mija', el chisme es mi prioridad. ¡Por eso yo lo sé todo, todito! -sonrió de oreja a oreja- ¡Ji, ji! -forzó tal risa de falsa inocencia con el objetivo de cabrear a la muchacha del teléfono, por supuesto que lo logró.

- Bien. Yo por Metallica -insistió, no quería quedarse peleando, ya la bardearon como pudieron por esa actitud, mejor hacer el esfuerzo-. Y tú por Skid Row. Punto final.

Y colgó la llamada.

...

- Zoe, ¡Zoe! -gritó Daniel.

- ¿Ah? -la rubia lo miró con cara de culo.

- Te quedaste dormida de nuevo... Y baboseaste los documentos.

- Oh, lo siento... -se limpió el río de saliva- Eso pasa, porque no me dejaste fumarme mi puchito.

- Vale, fúmate tu puchito mientras yo imprimo esos documentos de nuevo.

Salió de la oficina y se sentó sobre el marco de un ventanal ubicado en el pasillo,sacó un cigarrillo -un porro, en realidad-, lo encendió y comenzó a fumarlo. Sí, el ventanal iba cerrado, por tanto, el humo rebotaba y le inundaba la cara. Ajá, iba más volá que la chucha.

Al finalizar de consumir su "puchito", regresó, muy mareada, a la oficina de Daniel.

- Y-ya -tartamudeó.

- Bien, ¿puedes ir a buscarme las páginas a la impresora?

- ¿Cuál impresora?

- La única que hay.

- ¿Y esa otra que está al lado? -la señaló y su amigo hizo un facepalm.

- Ya, mejor voy yo -se levantó para ir allá y...

Olvidó que el cable de la computadora iba por ese lado y el enorme monitor cayó al suelo cuando tiró del cable al pasar, además de irse de hocico al suelo.

- ¡Excelente!

- Je, je, je... -rió ella como tonta.

Se levantó y tomó las hojas impresas.

- Oye, podrías ayudarme en... -se quedó a medias, la miró fijo: dormida sobre el escritorio y con la baba colgando, sólo que ahora no mojaba las hojas ni nada importante, sólo la madera- Olvídalo -suspiró.

De su bolso, sacó una manta y la cubrió con ella. Se quitó el chaleco y lo dobló de forma que pareciera ser una almohada, la colocó bajo la cabeza de la chica y dejó que siguiera durmiendo, entretanto él se dedicaría a seguir trabajando arduamente, teniendo mil llamadas que hacer y muchos mails que enviar para poder concretar el esperado concierto.