Capítulo 9: Mermelada de Perla.

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- Señorita, ¿se encuentra bien? -consultó el conductor de la van.

- S-sí, ¡de maravilla! -exclamó Zoe, temblando de cuerpo completo, como si estuviera a punto de hacerse pipí.

- Bueno, ya vamos llegando -aclaró, doblando en una esquina-. La casa de Pearl Jam debe ser una de éstas...

Asintió como esos adornos de perrito que mueven la cabeza como locos.

- Ya llegamos, ¡que la pases bien!

No dijo nada y salió disparada hacia la entrada de la residencia, la van se fue y ella comenzó a tocar el timbre denotando su lado fangirl interno. Se dio una bofetada a si misma para no cagarla, las cosas debían salir bien sí o sí, sobretodo porque se trataba de uno de sus grupos musicales favoritos, no deseaba por nada en el mundo caerles mal.

Un hombre castaño de ojos claros les abrió la puerta.

- Hola, ¿en qué le puedo ayudar, señorita?

- H-hola... -tartamudeó, nerviosa como nunca antes en su vida.

- ¿Se encuentra bien? La noto algo...

- ¡Me perdí! -soltó sin pensarlo, bien, ya la cagó- Este... Llamé a mis amigos para que me llevaran a casa, les avisé que estaba en esta calle, dijeron que me pasarían a buscar en un rato más y... como es de noche, no me puedo quedar en la calle sola mucho rato y...

- Oh, ya veo, ¿quieres pasar? -asintió- Tienes razón, es muy peligroso andar en soledad por estas horas... -ella sonrió de oreja a oreja como tonta enamorada- ¿Cuál es tu nombre, linda?

- Zoe Hurley, ¿y el tuyo? -vamos, esa última pregunta era muy tonta, los nervios la hicieron consultar eso aunque ya lo sabía a la perfección.

- Eddie Vedder, ¿no me conoces de alguna parte? -al notar que la cagó, prefirió seguir el juego. Negó- Oh, vale... Mejor aún, así me conocerás más a fondo y a mis amigos sin defraudarte de nada -sonrió con mucha amabilidad.

La cogió de la muñeca y la condujo hasta el salón principal, donde estaba el resto de integrantes de Pearl Jam.

- Chicos, les presento a Zoe, ella está perdida y sus amigos la vendrán a buscar en un rato más y no puede quedarse en la calle a estas horas de la noche.

- Hey -saludó uno que vestía como hippie.

- Que curioso es perderse por este barrio -comentó uno que llevaba una gorra extraña.

- Um, eso es cierto...

- Este, Zoe -señaló Eddie-, ese que viste de hippie es Stone Gossard, el de boina es Jeff Ament, el que tiene cara de IMPAKTADO es Mike McCready, y el que tiene cara de pedófilo, pos ese es Dave Abbruzzese Y bueno, yo soy Eddie Vedder, todos juntos somos Pearl Jam.

- Um, ya veo -comentó la grunger, sin poder contener tanta emoción, haciendo como si recién los descubriera-. Se ven, este... agradables.

- Oye, no seas tan seca, no mordemos -interceptó Stone.

- ¿Fumas? -ofreció Jeff, un cigarrillo.

- Oh, gracias -aceptó Hurley, tomando el implemento, sin resultarle mucho el tema de fingir nada de emoción.

Conversaron un poco de la vida, para conocerse y romper el hielo. Transcurrió más o menos una hora y nadie venía a buscar a la pelirroja, lógico, no vendrían hasta un buen rato más. Así que sugirieron una actividad para matar el aburrimiento; un "campamento" improvisado. Se sentaron en el pasto del patio trasero, realizaron una pequeña fogata y los guitarristas de la banda llevaron guitarras acústicas para acompañar el momento de melodías relajantes.

Claro, ¿y por qué no? Gastar un par de bromas inocentonas también. Fumar unos cuantos cigarrillos, beber un par de copas de un buen vino tinto, Pearl Jam era mucho más tranquilo en ese sentido. Si tocaba puerta con Nirvana o Mudhoney, seguro lanzaban la casa por la ventana para pasar el rato en diversión extrema.

Aunque Audrey no se fue de parranda con Nirvana sólo porque a Kurt, al parecer, le cayó mal. Um, curioso.

Pearl Jam podía ser salvaje también, claro, pero no veían apropiado hacer desmadre con una muchacha que recién conocieron y que iba a irse en cualquier momento, de todas formas, si en varias horas más no venía nadie, ellos mismos ofrecieron llevarla a casa... "casa" mejor dicho, que iba a ser muy raro si decía que vivía en un hotel.

Digamos que Zoe en el fondo chillaba como perra en celo -o también conocida como Madison Slater, su amiga glammer-, mientras que por afuera temblaba, como si se estuviera haciendo pis de la emoción -no literalmente, pls-, disfrutando cada desgraciado segundo que transcurría con sus ídolos que eran amables y divertidos al mismo tiempo. Sabían moderarse y pedir disculpas cuando se pasaban de morbosos -aunque quizás ella lo era aún más-, obvio que sabían pasar el rato de manera "sana" -el vinito era rico pero sanito no mucho- y sin incomodar a nadie.

Noche de baladas grungers junto a una bella fogata improvisada, bromas, atragantarse por el exceso de humo porque el patio trasero está techado y el humito los asfixiaba, el vinito les sacaba sonrisas como si de María Juana se tratara.

Vamos, que cuando la van se puso a tocar la bocina como si fuera una jodida ambulancia queriendo que todo el mundo se entere de que la magia acabó, Zoe casi se caga encima de la rabia que le dio tener que finalizar tan hermoso momento para ella. 

- ¿Ya te tienes que ir? -consultó Eddie.

- ¿Tan rápido? -se quejó Dave- Yo recién me venía a divertir.

- Pienso igual -la chica forzó una sonrisa-. Bueno, adiós, chicos, fue un gusto conocerlos.

- Hey, espera -Stone corrió media mansión para buscar un bolígrafo y anotarle la dirección en un papel-. Por si quieres volver algún día, no tenemos problema, andamos desocupados ahorita del estudio y de giras.

- Oh, genial... -guardó bien guardado el papelillo.

- Eres bienvenida cada vez que quieras, eh -Mike levantó ambos pulgares.

Sonrió y se despidió de manera personal de cada uno, para después subirse al vehículo que la transportaría de vuelta al hotel. Una vez allí, se tumbó sobre la cama y suspiró. Era el mejor día de su vida, se agotó demasiado en el proceso. 

No tardó más de cinco minutos en quedarse dormida raja.

Metal Fights! (Grunge, Glam & Thrash Metal Bands)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora