Capítulo III

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Era 1 de marzo, las clases comenzarían mañana y yo estaba muy disgustada

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Era 1 de marzo, las clases comenzarían mañana y yo estaba muy disgustada. No me gustaba para nada la escuela pero me iba bastante bien. Con respecto al chico de al lado que se mudó hace tres semanas, no me molesto más y me alegro por eso. Bueno, en realidad no me alegra tanto y sigo sin saber por qué.

Son las 11 de la noche y no puedo dormir, son esos típicos días antes de empezar las clases que sabes que debes dormirte temprano pero no puedes porque has dormido todas las vacaciones. De repente escuche a Abi ladrar, tengo este animal hace ya unos once años y sabía que esos ladridos eran de emoción.  Inmediatamente me dirigí a la ventana para llamarle la atención, seguramente se había entretenido con sus enemigos los sapos o algún bicho del patio y despertaría a mamá con todo ese bullicio. Cuando corrí la cortina que tapaba la ventana, pude divisar una figura masculina arrojándole una pelota de tennis desde el patio vecino. Obviamente que era Gonzalo, quién otro tenía  la costumbre de molestarme?

Silenciosamente bajé las escaleras y salí por la puerta trasera que daba al patio.

-Qué haces a esta hora jugando con mi perra? Podrías despertar a mi mamá!  Grité entre dientes para no seguir alborotando la situación. 

-Lo lamento, no podíamos dormir y Brutus la extrañaba. Contestó bajando la mirada -Podríamos hablar un rato? No conozco a nadie en la ciudad, ni siquiera sé dónde queda la escuela y mañana empiezo a cursar. Si serías un poquito más amable te lo agradecería.

No podía tratarlo mal después de esta súplica, seguramente estaba usando uno de su encantos pero debo admitir que le salía bastante bien porque algo en mí me hacía quedar allí.

-Está bien, a que escuela irás?

-Juan Bautista Alberdi, es la más cercana aquí, no?

- Sí, la misma que la mía. Susurré

- Genial! Puedo ir con vos mañana? Preguntó

- Si, entramos 8 y media.

- Si Bianquita.

Bianquita? Desde cuando tiene el derecho para decirme así? No sé si se enteró que ni lo conozco.

Se produjo un silencio de esos incómodos, odio esos momentos asi que lo rompí.

- Me voy a dormir

- Yo también, que estés bien. *Beso

Me dio un beso en el cachete, asi sin decirme nada. No podía romper el silencio con otra cosa para decir? soy malísima. Lo dejé ir.

Me levanté a las ocho y me cambié con el típico uniforme incómodo y caluroso ( pollera gris y chomba roja), me dejé el pelo suelto y me hice una trenza con el flequillo. Me lavé los dientes y sali. Si, por si se están preguntando, no desayuno. Me veo gorda desde hace tiempo.

BIANZALO-Simplemente único.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora