Capítulo XXVII

1.3K 83 5
                                    

Cuando sus manos comenzaron a desabrochar mi pantalón me dí cuenta de que esto no estaba bien, además de estar en casa ajena, él estaba un poco borracho y por eso se encontraba tan eufórico. Y además, qué pasaría luego de esto? Seguramente se olvidaría de mí como hizo con todas las demás y más al darse cuenta de mi virginidad ya que no podía darle lo que él conseguía fácilmente con ellas. Sus besos cada vez eran más intensos y sus manos estaban subiendo cada vez más por arriba de mi ombligo.

-Gon, espera. Murmuré con voz entrecortada y empujándolo lentamente.

Sólo dirigió una mirada hacia mi y volvió a posar sus labios suavemente sobre los míos

-Segura? Preguntó separándose  agitado.

-Si. Contesté algo avergonzada mientras abrochaba mi short.

-Está bien Bian, puedo esperarte todo lo que necesites. Afirmó acariciándome tiernamente el rostro. -Y perdóname, no puedo controlarme contigo, es imposible no querer arrancarte la ropa de un tirón. Bromeó

Sinceramente pensé que iba a tomarlo para mal o que me insistiría un rato, pero no lo hizo. Sus ojos me transmitían la certeza de que iba a esperarme, cosa que nunca había pasado con Agustín.

-Ya ponte esto, señor abdominales. Dije alcanzándole la camisa que se encontraba tirada en la cama.

-Sí, claro. Contestó saliendo de encima mío. Se veía algo nervioso, y era raro para alguien con experiencia como él. Mientras se ponía la camisa seguía clavando sus ojos en mí y respirando algo agitado, probablemente todavía seguía con ganas de seguir.

-Podemos quedarnos acá un rato si quieres, todavía es temprano. Propuso -Qué hacemos?

-No sé, podemos mirar una película. Contesté. Sí lo se, me sentía una estúpida. Qué pensará él? Seguro no veía la hora de irse.

-Está bien, me gusta tu plan. Rama guarda unas de terror muy buenas acá- Dijo revisando el escritorio

Después de poner la película se recostó al lado mío en la cama y comenzó a jugar con mis dedos lentamente.

-No puedo Bian. Murmuró

-Qué cosa? 

-Prestarle atención al televisor si te tengo al lado, es imposible. 

Una sonrisa se dibujó en mi cara antes de acercarme hacia él y hundirme en su pecho.

-Me tienes loca Gravano. Confesé. Sinceramente era raro de mí estar haciendo esto, confesando estar loca por alguien, mirarlo de la manera que lo miraba mientras estaba distraído (cosa que me encanta, él no se imagina lo lindo que se ve), reírme de cualquier pavada sin miedo y que él sonría conmigo con la sonrisa más perfecta que vi en mi vida, ser la fan número uno de una marca de perfume, contarle lo que me asusta y que me escuche aunque sea un aburrido monólogo de una hora, y sobre todo nunca me imaginé estar perdidamente enamorada de él. Definitivamente Gonzalo rompió todos mis esquemas.

-Aunque, creo que después de ésto irás a buscar a Azul o alguna del grupo, para terminar lo que no pudiste hacer hoy. Dije en tono de broma (que en realidad llevaba toda la sinceridad del mundo)

-Por favor Bian, tampoco soy el típico chico que no le importa nada, no voy a negarte que estuve con chicas pero no soy como crees. Lo dije en serio a eso de esperarte, te juro que lo haré, aunque no lo creas estoy loco por vos y no me equivoco al decir que sos especial. Con nadie me sentí así en toda mi vida.

Creo que si antes estaba enamorada ahora estaba literalmente muerta de amor por él y creo que tenía razón en que debía dejar de subestimarlo. Estar así con él me hacía olvidar de todo y ojalá se quedara como estaba prometiendo hacerlo, realmente todo en mí se derrumbaría si se va.

-Te quiero Gonzalo. Susurré mientras me acurrucaba sobre él.

-Yo también Bian. Contestó dejando un beso en mi frente para luego comenzar a jugar con mi cabello.

Yo creo que era tanta la paz que nos provocaba estar así que causó que nos quedáramos profundamente dormidos, ignorando la hora y que Ramiro debía dormir allí hoy.




BIANZALO-Simplemente único.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora