Capítulo LI (Anteúltimo)

1.4K 100 44
                                    


-Vaya, veo que ya encontraste un buen enfermero. Interrumpió mamá desde la puerta.

-De hecho, estaba por llamar al médico, creo que tiene fiebre. Contestó inmediatamente Gonzalo al separarse de mí.

-En serio? Preguntó ella preocupada, adentrándose en la sala con rapidez.

-Bueno, eso creo, no soy muy bueno para estas cosas. Sólo sé que sus mejillas no tienen la temperatura de siempre y su cuerpo tiembla de a ratos.

-Es sólo fiebre mamá, tranquilízate. Contesté todavía enternecida por la inocencia de Gonzalo, era increíble que todavía se acuerde hasta de como era la temperatura de mi cuerpo.

-Tienes razón Gonzalo, está volando de fiebre. Iré a llamar a alguien.

-Sabes qué le pasa a mamá? Esta un poco rara, sé que esta preocupada, pero está ocultándome algo más y puedo presentirlo. Pregunté sin despegar la vista del pasillo dónde iba caminando mi madre con prisa.

-No, no lo sé, seguramente esta nerviosa por tu fiebre. Susurró

-Oh vamos! Tú también? Conozco esa mirada, cuando agachas la cabeza es porque estás mintiendo Gonzalo. Exclamé con prepotencia, obteniendo solo un silencio de su parte sin ninguna respuesta. -Puedes decirme? Insistí

-Se supone que te lo contaría Emilse, yo también estaba autorizado para hacerlo pero simplemente pensé que era mejor que te lo contara ella.

-Estás preocupándome, por favor, cuéntamelo de una vez.

-Te acuerdas la última vez que estuvimos juntos? Y cuando me refiero a "estuvimos" creo que entiendes a qué me refiero. Dijo con algo de vergüenza, como si le incomodara muchísimo el tema.

-Claro que me acuerdo, pero que tiene que ver con mamá? Cuestioné mientras largaba una carcajada a la vez que mis mejillas se teñían de rojo.

-Yo no estaba cuidándome y creo que vos no sabías tomar tus pastillas, no?

Mi mirada se clavó en Gonzalo, que seguía con su vista al piso. Inmediatamente en mi mente empezaron a pasar miles de preguntas que emanaban un sólo miedo.

-Dime que no es lo que estoy pensando. No sé que hacer con mi vida Gonzalo, no puedo hacerme cargo de un bebé. Solté a punto de llorar.

-Lo lamento mi amor, no tendrás que hacerte cargo de él... lo perdiste. No entiendo de esto, pero Micaela me explicó que al hacerte los análisis descubrieron que estuviste embarazada y lo perdiste debido a un pico de estrés. Murmuró quebrando la voz, nunca lo había visto así, estaba tan asustado e impactado a la vez como yo. -Perdón, debí ser más cuidadoso, soy un idiota. 

Mis palabras estaban atoradas en un pelotón que parecía no tener ganas de desenredarse, no podía ser verdad. Es raro estar sintiendo tanta culpa por alguien que ni siquiera conoces, pero el sólo hecho de pensar que yo había "asesinado" a algo tan inocente me destruía. A lo mejor él me hubiera cambiado o simplemente hacerme sentir que debía mantenerme fuerte por alguien, tal vez podría haber heredado los perfectos y transparentes ojos cafés de Gonzalo o la dulzura de su corazón.

-Estás bien? Preguntó sentándose a mi lado en el estrecho pedazo de cama que quedaba vacía.

-No, abrázame. Respondí antes de que él se recueste a mi lado y hunda mi cabeza entre sus brazos.                                                                                

BIANZALO-Simplemente único.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora