Capítulo XXXVIII

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-Sabes que te amo mucho más amor. Contesté dejando un beso en su mejilla. -Estaba pensando que podrías venir a casa hoy, no dormí bien anoche y es probable que hoy necesite compañía.

-Como quieras. Respondió secamente mientras continuaba con su vista al piso.

-Te pasa algo? Estás un poco extraño esta mañana. 

-Tampoco dormí bien anoche y tengo mucho sueño, es sólo eso. Dijo haciendo una sonrisa al final, que fácilmente pude descifrar que era fingida.

Pensé que sólo estaba dormido y que traía un mal humor pasajero pero no fue así, Gonzalo estuvo así toda la mañana, no realizó la última y más importante prueba de física del trimestre (y no sé por qué razón ya que yo estaba segura que le salían los ejercicios que habíamos practicamos juntos), en el recreo lo ví hablando con los mellizos y Sergio en algo que parecía secreto y cuando me acerqué cortaron la conversación inmediatamente, además ni siquiera se prendió en alguna de las bromas de Nacho, y lo que más me llamó la atención y terminó de confirmar mis sospechas era que se pasó la hora de educación física en la banca de la cancha de fútbol sin ánimos de jugar, cosa que creí imposible en él. 

Antes de irme a casa fui a dirección a retirar las observaciones del mes donde aparecían los conflictos ocasionados,participación en clase y todas esos datos que consideraba realmente inútiles. Mi conducta era bastante buena este año pero seguía con bajos puntos en participar diariamente, sé que si lo hiciera sorprendería a mas de uno con mi inteligencia pero no me gusta hacerlo, aún sigo siendo muy insegura de mi misma. Al cruzar el portón de salida ví a Gonzalo esperándome sentado contra un árbol, estaba arrancando algunas hojas de césped mientras miraba a la nada algo triste, realmente estaba asustándome ¿Y si me engañó? ¿Y si no se anima a decirme que ya no siente lo mismo por mí? me preguntaba en mi mente mientras caminaba hacia él. 

En el camino ni siquiera habló, lo que provocó que mi curiosidad y paciencia rebalsen de una vez.

-Necesito que me digas que te pasa. Dije firmemente mientras esperaba con miedo su respuesta.

-Ya te lo dije Bian, no tengo un buen día hoy. No es de preocuparse. 

-Está bien. Contesté resignada, sabía que era imposible hacerle cambiar de parecer a Gonzalo. 

-Es jueves, te espero esta tarde para ir a danza. Irás no? Preguntó dejando un frío beso en mis labios antes de seguir camino hasta su casa.

-Claro. 

Nunca lo había visto así y en el fondo sabía que algo le pasaba. No sólo yo le conté y confié toda mi vida, él también se abrió conmigo en este último tiempo y pude ver el Gonzalo que pocos ven, el que está dentro de el chico sexy con fama de mujeriego. Mi apetito se había cerrado por completo, no podía sacarme de la cabeza la idea de que su estado de ánimo provenía de algo relacionado a mí.

                                                                        ***

La clase de danza había terminado, mis piernas temblaban de tanto bailar y simplemente no tenía aliento ni para respirar. Él seguía raro, se pasó las dos horas viéndome bailar (como nunca había hecho, antes se iba de Sergio o a correr mientras pasaban las horas). Cuando hacía mi coreografía me miraba como nunca antes, parecía que estaba guardando y estudiando cada uno de mis pasos para guardarlos en su memoria. Creo que ahora estaba pareciéndome aún más extraña su actitud.

-Creo que debería haberme quedado a verte todas tus clases, perdóname. Realmente me hace bien verte bailar. Susurró mientras cargaba mi bolso en su hombro como siempre. Sus ojos estaban cargados y estaba desesperándome el no saber por qué.

BIANZALO-Simplemente único.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora