Capítulo 21

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      Estaba siendo totalmente idiota, pero sentía tan mal el evitarle que estuviera con otro hombre. Es decir, ella me quería y también a otro y se sentía mal al estar con dos a la vez, o eso sentía yo.
    Llego al departamento y me dejo caer en el sofá, me aprieto el rostro gritando de frustración. Soy un completo gilipollas.
     Al despertar me doy cuenta de que me había quedado dormido en la misma posición y el cuello me duele. Me aseo y veo que Carlos no está, ni los buenos días me dijo el idiota. Salgo en búsqueda de Adrien. Toco desesperado el timbre pero nada de nada y por mas que le marco a su móvil de igual manera pero parece que se lo tragó la tierra.
     Me desespero, quiero hacer algo y no se que hacer. Al final después de estar como diez minutos con pensamientos absurdos me subo a la motocicleta y me dirijo a tomar el desayuno. Al finalizar me dirijo al gimnasio de Rey.
     —Acepto —digo apenas lo veo, me observa confuso y prosigo —, dijiste que querías a alguien bueno...
     —Se lo que dije pero...
     —¡Vamos Rey! Necesito distraerme un poco.
     —Estoy entrenando con Landon...
     —¿Y? Te puedo hacer ganar mucho mejor.
     —Empezamos mañana...
     Pasó el día de lo mas aburrido al otro día Carlos me dice que quiere ir por el desayuno a la plaza. No me ha comentado nada sobre el resultado, seguro Charlotte no le ha llamado.

Narración por Charlotte

     Observé como se iba, llevándose consigo mi esperanza. Mí te quiero. La garganta se me secó sin poder preguntarle algo, pero, todo estaba mas que claro. Tyler ya no quería seguir mas con esto.
     Esto que creía mas que un simple desliz. Sus hechos me habían demostrado lo contrario, podía ver como él quería de igual manera más, sin embargo no lo haría. 
     Caminé sentándome en la mesa de mis padres, estaba sola ya que ellos bailaban. Me tomé el licor que habían dejado sobre la mesa, seguro era de mi padre. Pero ni eso bastó para todo lo que estaba sintiendo. Se había despedido de mi, sin explicación alguna. Mi pecho se oprimía y podía jurar que estaba apunto de llorar ya que el nudo en la garganta cada vez crecía mas. Caminé hacía el tocador y aproveché que no había nadie para dejar caer las lágrimas retenidas. ¡Lo quería en cambio para él solo había sido su pasatiempo! Debo pensar en otra cosa ya que me volveré loca. Sabía que esto pasaría tarde o temprano pero no sabía siquiera un poco lo mucho que dolería.
     Al ver lo ridícula que estaba siendo por haber puesto tanta esperanza en algo que no tenía futuro me seque las lágrimas y salí. Tomé una copa de lo que sea que fuera y me senté para a los cinco minutos ser raptada a bailar por Josh, el mas coqueto de los dos mellizos. Bailábamos música salsa la cual parecía gustarle a muchos ya que no dejaban de llegar cada vez más a la pista. Disfruté de la velada mas que lo que creí. Aun sin haber acabado le pedí a Patrick que si podía llevarme ya que era con quien estaba platicando.
     Llegamos, y sin pensarlo lo besé. Claro que sí lo pensaba, estaba destruida, y estúpida por buscar otros besos. Me siguió el paso del beso hasta que mi respiración se paró. Sus carnosos labios se amoldaban con los míos y su lengua se rozaba contra la mía con lentitud. Después de beso tan pasional, me estaba arrepintiendo. No porque besara mal, ya que lo había hecho demasiado bien, sino por lo que Tyler me hizo. Dejar que mi ilusión creciera. Quizá solo habían sido alucinaciones mías.
     Patrick sonrió y a la vez negó.
     —Debiste tomar mucho para hacer eso, que descanses. —Me besó la mejilla y se dio media vuelta marchándose en su auto.
     Introduje la llave y me dejé caer en el primer sofá que tuve a mi alcance. No supe cuando pasó que cuando desperté ya era de día.
     —Buenas tardes jovencita. —Me volteé al escuchar la voz de mi padre quien estaba sentado en otro de los sofás y miraba el diario de ese día. Aquí venían los regaños. —Ve a cambiarte para que desayunes. —Asentí y me arrepentí ya que mi cabeza había dolido demasiado con el movimiento. Subí las escaleras hasta estar en mi habitación, prendí el agua fría para que me aliviara el dolor de cabeza. La sentí tan rica que dejé ahí mi cuerpo por varios minutos. Bueno muchos.
     Bajé a desayunar, no era tan tarde solo las nueve con treinta. Nadie hablaba y se sentía tan mal estar peleada con mis padres.
     —Papá —llamé su atención —. Quiero pedirles disculpas por lo de ayer... solo que me siento muy mal por ésta tensión entre nosotros.
     —Tensión que causaste tú. ¿Qué fue lo que pasó? ¿El chico te obligó? ¿Qué te dijo ayer? ¿Te amenazó a algo?
      No entendía como mi padre sabía sobre que lo había visto ayer.
     —No se de que hablas, no lo he visto.
     —Bailabas con el, no lo niegues. Podré no estar aquí todo el tiempo pero esa mirada que se echan juntos, de complicidad es auténtica. Ni con Allison que dices es tu mejor amiga.
     —Fue a despedirse, dijo que no quería meterme en problemas.
     —Muy bien de su parte. —Dijo mi madre sonriendo. Claro ya no volvería a verlo.
     —Fue absurdo prohibirte su amistad, ya estás grande. Tu eres la causante de lo que pasa en tu vida, solo piensa las cosas dos veces antes de hacerlo. —Asentí hacia las palabras de mi padre. Genial, ahora que Tyler no me hablaría él me dejaría volver con su amistad.
     Después del desayuno no hice nada mas que ponerme en una posición de inspiración, poniendo mis antebrazos en el suelo y recargar mi cuerpo a la pared, iba a reflexionar sobre todo lo que había hecho.
     Unos minutos más tarde mi móvil timbro, no era como que quisiera que fuera Tyler... bien, sí, deseaba que se arrepintiera.
     —¡Hola señorita Charlotte!
     —¿Hola?
     —Disculpe molestar pero sus pruebas están listas.
      Me quedé pensando unos momentos hasta que recordé a eran las pruebas de Allison que había puesto a mi nombre para poder recogerlas.
     —¿Puedo pasar ahora?
     —Sí, que pase buena tarde. 
     —Gracias, igualmente.
      Llegué por las pruebas y las leí sin poder evitarlo. O sea yo era la del nombre. En fin, al verlas sentí un gran alivio. Pensé en que hacer, si llamar a Carlos o ir a su departamento. Bien, la segunda opción era estúpida, no quería ver a Tyler, por ser un desgraciado idiota.
     Mientras conducía pensaba en que había hecho mal, es decir, era virgen pero el decía que le había entregado orgasmos buenos, nunca se quejó ni nada por el estilo. A pesar de que eramos amigos con beneficios no siempre era sexo. A veces solo comíamos y bebíamos sin pasar de unos cuantos besos. Teníamos algo mas pero el lo había arruinado y no estaba dispuesta a rogarle amor. Al contrario, siempre había sido una total desenfrenada besadora y ahora solo quería besarlo a él.
     Llegando el día siguiente donde Patrick me invitó a desayunar ya que no tenía clases y mis padres accedieron a darle permiso llegamos a la plaza. Nos sentamos en un restaurante francés y en lo que esperamos nuestro pedido me disculpé para ir al baño.
     Iba acercándome a la puerta del pasillo cuando siento un jalón por la mano.
     —¿Qué mierd...?
     Sus ojos me observaron con desesperación como si quisiera encontrar algo diferente en mí. Lo único diferente era el maldito dolor por sentir mi corazón desbocar por el, en como un huracán asaltaba mi estómago y me hacía estremecer con una maldita mirada. Por voluntad propia, porque yo no quería. Mis labios se lanzaron sobre los suyos, un simple roce de lengua y el choque de labios combatiendo por quien se movía mas rápido había hecho que sintiera aquello tan extraño por el sur de mi ser. Deseo. Me separé caminando hacía la puerta del baño de damas.
     —¡Charlotte! —escuché tras la puerta. Todas las chicas que estaban dentro me miraron. Observé mi reflejo en el espejo, estaba como los tomates, roja y sudando por el calor que estaba sintiendo —. ¡Charlotte! Acabo de ver que entraste, sal... Necesito que hablemos.
     Negué sintiéndome mas avergonzada. Maldito seas. Me lavé un poco el rostro para no manchar con mi maquillaje de los ojos. Me volví a pasar el maquillaje mientras Tyler seguía hablando con las chicas que iban saliendo.
     —¡Por favor! Escúchame o gritaré.
     Estúpido, es lo que estaban haciendo. Negué mientras reía. Ahora quiere hablar, estaba tonto. Conmigo se iba a chingar.
    Salí con los labios recién pintados al igual que el retoque de mi maquillaje. Me observó y se quedó mudo olvidando lo que decía.
     —¿Qué querías? —pregunto sin mirarlo.
     —Quiero decirte que fui un idiota por lo del baile. Al verte bailar con ese tipo me invadió el egoísmo. Pero, te necesito.
     —¿Estabas celoso?
     —Yo no quise decir eso. —Asentí, no quería aceptar lo que sentía, pues bien. Que se vaya a la mierda.
     —Bien, pues que te invada el egoísmo al ver como lo beso.
     —No quieres hacerlo Charlotte. —Aseguró, su mirada me quería quemar de la ira que sentía. Me tomó por la mano pero me solté y empecé a caminar, el me siguió. Me paré en la salida del pasillo.
     —Mira tu mismo. —Caminé a la mesa donde me esperaba Patrick, apenas vi que Tyler seguía mirándome, al momento en que Patrick se levantó a moverme la silla le pasé los brazos por su cuello y cerré mis labios contra los suyos. Me siguió el beso y sonrió haciéndome la misma pregunta que una vez Tyler me hizo.
     —¿Qué fue eso?
     —Un beso —le dije con simpleza y el asintió aun sonriendo.
Ya había llegado nuestro pedido así que a comer se ha dicho aunque sentía la mirada de Tyler aun encima mío no me importó. Terminando de comer mi móvil timbro. Era un mensaje de Tyler.
    «Que rápido has conseguido a otro. »
     «Dice quererme. » Le contesté.
     «Estas siendo una cría de lo mas borde.»
     «¡Y tú un gilipollas!»
     «Tan siquiera sé afrontar las cosas. »
      «Dejate de gilipolleces »
      «Voy por ti a las once menos diez. Espero estés despierta. »
      «Vete a la mierda»
      «Deja de ser una niñata»
      «¡Hijo de puta!»
      «Te veo por la noche. »
     Me giré para observarlo. Me sonrió el infeliz. Le tomé la mano libre a Patrick, quería hacerlo enojar y lo estaba logrando, su sonrisa de había esfumado. Era yo la que sonreía por sus malditos celos. Estaba celoso y sabía que para sentir celos se necesitaba mas que el deseo. O sea el querer.
     Mis padres dijeron que saldrían a hacer unos trámites y Patrick se ofreció a quedarse todo el día a mi lado. Sabía que era una total perra por usarlo pero no dudaría mucho. Además él no decía algo.
     —Quédate a dormir, no quiero hacerlo sola. —Patrick negó nervioso. Ni que lo fuera a violar, que si le tuviera ganas lo habría hecho desde hace mucho. Es tan guapo que no era algo imposible de no gustarme. Hasta eso, me atraía de forma extraordinaria. —Bueno ayúdame con unas cosas en mi habitación.
     Cuando ya era casi la hora que me dijo Tyler lo miré, aun tenía sus azules ojos mirando hacia el techo. No quería dormir en mi habitación pero casi lo había obligado, y ya que estaba aquí no creo que se niegue a mi plan.
     —... ¡Por favor! Será divertido...
     —Bien, pero, ¿segura no te meteré en problemas? —¡Lo sabía! Tenía alma de joven aún.
     —No, ya te lo dije, solo es una broma. Además mi amigo es gay pero quiere saber si es cierto que estoy saliendo con alguien. Porque si no me arreglará mas citas a ciegas y ya te conté que pasó con el último...
     —Bien.
     Observé el reloj, ¡Dioses del Olimpo! Que chismosa y mentirosa soy.
     —¡Ahora! —le dije y escuché las ramas del árbol moverse. Nos pusimos bajo la manta lila que tenía en mi cama y cuando escuché mi ventana abrirse Patrick fingió un gemido.
     ¡Mierda! ¡Esto es muy excitante! Me sonrió y también solté un gemido. De un momento a otro Patrick me negó diciendo que ya no lo haría, nos estábamos excitando sentía la tensión pero era demasiado tarde.

     Hice lo que no debía, le tomé el pene que ya tenía duro, gimió pero creo sin fingir y empecé a mover mi cadera sobre él, el temperamento subió, se giró aun bajo las mantas y empezó a embestir sobre mi vagina que aun con el short de pijama sen...

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     Hice lo que no debía, le tomé el pene que ya tenía duro, gimió pero creo sin fingir y empecé a mover mi cadera sobre él, el temperamento subió, se giró aun bajo las mantas y empezó a embestir sobre mi vagina que aun con el short de pijama sentía humedecer. ¡Mierda! Ahora estaba muy caliente. Se movía mucho y yo quería, lo estaba deseando, me acerqué a sus labios y lo besé. El atendió mis labios con ambición y total deseo. Todo iba tan caliente hasta que escuché una risa femenina. ¡Maldita sea! No era el gilipollas.

¡Como dos amigos! [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora