Capítulo 25

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Narración por Charlotte

    —Despertaste mi alma y me hiciste querer mas —dijo Tyler y se fue. Sus ojos llenos de sinceridad, pero no puedo borrar el recuerdo de ayer. Todo lo que me busqué yo misma. Mis lágrimas salían desbordándose como río en cada ojo.  Quería a Tyler, pero él solo quiere a las mujeres para una noche, cada día tenía que amanecer con alguien.
¿Por qué tiene que ser así de mujeriego? ¿Qué le habrá pasado en su infancia? ¿Con su madre? ¿Por qué no lo deje que hablara?
     Quizá lo entendería. Me siento mas confusa aun.
     En mi mente solo tenia su voz diciéndome que lo perdonara. Sus miradas me decían que eran sinceras sus palabras. Siento un dolor tan grande en mi pecho que me atormenta, que me hace sentirme tan mal a pesar de todo. A pesar de que él me haya hecho tal cosa. Entra la Doctora Taylor.
     —Hola ¿por qué lloras?
     —No es nada ¿será que ya me puedo ir?
     —Sí, firma aquí —dice mientras me pasa una hoja.
     —Gracias.
     Firmé y tomé las pastillas que me dio, ya me dolía menos.
     Salí y ahí estaban Ali y Carlos, tenia la esperanza de verlo a el. Se que lo corrí pero, pudo no haberse ido, en fin.
     —¿Qué fue lo que pasó? —pregunta Ali una vez que entramos a mi habitación.
     —Bueno... no se como empezar.
     —Que entre Tyler y tú hay algo.
     —Sí, había algo.
     —Bien cuéntame.
     —Bueno, pues hicimos cosas y prometimos ser solo amigos y eso ya sabes.
     Pega un grito emocionada y yo tan deprimida.
      —¿Y? —me miraba tan atenta que solo le falta que tenga su balde de palomitas.
      —Nada más.
      —¿Qué fue lo de hoy? Ya cuéntamelo todo.
      Le empecé a contar desde la vez que me salvó de Jake hasta lo de ayer. Me miró con la boca abierta.
     —¿Tan duro te dio?
     —¿Es tu única pregunta? —ruedo los ojos.
     —Ya enserio, ¿cómo lo tiene de grande?
     —¡Ali!
     —¿Qué? Una vez llego al departamento, Carlos y yo íbamos de salida entonces se le veía parado y Carlos se burló de él. Su contestación fue lo que me dejó mas impactada.
     —¿Cuál contestación?
     Ali se empezó a reír y yo la miré fijamente para que me dijera pero siguió riendo.
      —¡Ya, dime!
      —Le dijo que lo tenía grande, que coño podía hacer.
      —¡Dios! ¿Por qué se expone así?
      —¿Entonces? —pregunta mi amiga alzando las cejas continuamente.
      —Es un animal. Ya dejemos el tema.
      —¿Tan grande lo tiene, para que me digas que es un animal?
      —Allison, por Dios.
      —No me quisiste contar como te dejaron de decir virgen y tampoco si lo tiene grande o chico.
      —Grande —digo rendida y empieza a dar gritos como loca.
      —Debes de escucharlo y si no tiene buenas escusas no lo perdones, pero recuerda —la observo atentamente mientras se pone de pie —, penes grandes no encuentras en todos lados.
    Río de sus estupideces.
     —Ali pero recuerdo poco de esa noche, pero algo que no se me borra este que tú y Tyler se pararon juntos al baño. ¿Te lo cogiste?
      —Bien mi amiga, yo también recuerdo esa noche, Tyler estaba más drogado que yo seguro, debían ser los celos. Me dijo que fingiera para darte celos a ti. Al que sí fue a Patrick.
      Reí, no podía creerlo. Mi amiga estaba igual o peor de loca, quiensabe a cuantos más se había comido estando en esa relación, yo no le dije que recordaba a ver estado con Patrick, no veía porque hacerlo público, al poco rato de hablar me despido de ella. Se va y a los minutos llegan mis padres.
      —¿Qué tal tus compras ayer?—pregunta papá entrando a mi habitación. Según dije que iría con Allison para no acompañarlos, ojalá lo hubiese hecho y me hubiera evitado tanto con Tyler.
     —Papá, pude haber estado viendo porno.
     —Pero no lo estás, estas leyendo tu libro nuevo. —asentí, me había regalado el libro de Bajo la misma estrella, estaba mas que enamorada de los protagonistas —. Estás callada.
      —Sí, bueno me cansé ayer.
      —Tu tarjeta te delata.
      ¡Rayos!
      —Pagué en efectivo.
      —Oh, vamos hija sí es así, prestame dinero —bromeó y me reí con él. —Vi ayer a tu amiga con sus padres en la cena.
      —Papá, sé que no les debería mentir pero...
      —No me digas que estás embarazada.
      —¡No! —reaccioné rápidamente. Es lo menos quería.
      —Entonces, ¿Por qué nos mientes?
      —No lo sé, no volverá a pasar.
      —Esta bien, confió en ti porque eres mi única adoración.
      —Gracias papá.
     Asintió mientras besaba mi frente y se marchó. Toda la noche estuve pensando en Tyler. Suerte que mañana no había clases.
Checo mi móvil y veo dos mensajes de Tyler.
     Las lágrimas regresan, lo quiero pero no voy a permitir que me haga lo que quiera cuando el quiera. Tyler era alguien especial, no importaba que pasara entre nosotros no dejaba de quererlo.
     Por la noche mientras cenaba un mensaje llegó:
     «¿Podemos hablar?»
     Estaba decidida a contestarle pero entonces lo pensé y bueno mi madre terminó de confirmar que no contestaría.
      —No celulares en la mesa.
     Asentí y seguí comiendo la lasaña que mi madre había guisado y le quedó muy buena como para desperdiciar un poco así que devoré.
     El día siguiente tomé el móvil y lo moví de un lado a otro sin saber que hacer. Vibró sacando de mi trance y lo vi.
     «Se que dije que dejaría de hablarte pero me es imposible»
     Cerré los ojos fuertemente, claro que moría por escribirle. Me llegó otro mensaje.
     «¿Salimos hoy? Como amigos.»
     Negué ante la proposición de Patrick, ya había aceptado ser muy amiga de Tyler, ya no más, claro que no iría, menos ahora que me siento tan confusa, me enloquece Patrick pero Tyler me encanta.
Otro día antes de ir al colegio mi padre me dice que me llegó un sobre con mi nombre. Cuando llego al colegio me decido a leer el contenido.
     La hoja estaba en blanco y en la esquina del final con una pequeña y perfecta letra cursiva decía:
     Te necesito.
     Mi corazón latió a un ritmo loco, y mi sonrisa pudo mas que nada. Mas que ese mal recuerdo, ¿me quería? Porque cuando se necesita a las personas que queremos. Y para confirmarlo un mensaje suyo llegó:
     «¡Es verdad, preciosa!»
     Mis ilusiones crecieron como tontas otra vez, no me importaba ya nada, no me importaba lo mal que se portaba conmigo. También lo quería, lo quería intensamente. Y mientras estuviera en mis manos yo estaría con el, no me importaba si él fallaba, yo haría lo que fuera por estar con el porque lo quería como nunca lo hice con alguien. intentaría tantas veces fuera necesario. Estaba demente.
      Alguna vez leí que nunca se debe dejar lo que se quiere, sin importar las situación. Querer querer es querer.
     —Que bella sonrisa —sonrío hacía James y salgo de mi auto.
     —Algo me hizo feliz.
     —Me gusta que estés así.
     —Gracias.
     Me sonrió y caminamos a una clase que nos tocaba juntos. Se puso a platicar porque no había asistido a clases, maldito Landon.
      —Eres un tonto, no me gusta que hagas esas cosas.
      —¿Lo mismo le dices a tu noviesito?
      —¿De qué hablas? —pregunto confusa.
      —Pues de sus peleas, ya sabes... ¿el ring...? ¿Rey...? ¿el gimnasio?
     Negué como retrasada, sinceramente no sabía que lo hacía. Dijo que entrenaba para ponerse en condición.
      —Hoy tiene su segunda pelea.
      —Llévame.
      —Si aceptas ir mañana al baile conmigo, no se me dan esas cosas pero quiero graduarme bien.
       —¿Es mañana? —pregunté desconcertada. No puede ser ¿ya tan rápido?
       —Te voy a programar linda..., mañana el baile, la semana que viene las pruebas, la graduación el lunes y la firma de calificaciones el viernes.
       —Gracias, te lo agradezco mucho. Y sí, acepto.
       —¿De verdad?
      Asentí sonriendo.
       —Señor Theron y señorita Bonet, ¿desean compartir algo con la clase?
     Negué junto con James seriamente y nada más se volvió la profesora dejamos escapar una sonrisa cómplice. Seguimos clases tras clases hasta que salimos, Ali y yo caminamos al estacionamiento mientras charlamos de lo retrasadas que estábamos con el tiempo de la graduación.
      —Paso por ti a las ocho. —pasó por nuestro lado James en su Jeep, le sonreí nada más.
      —¿A dónde? ¿También te lo tiraste?
      —Claro que no Ali, vamos a una de esas peleas clandestinas ¿quieres ir?
      —Ya sabes que para ganar la confianza tengo que ir a sus cenas y hoy hay una.
      —Ni modos, adiós. Ya veo que te esperan.
      Saludé a Carlos con la mano y me subí a al auto. Llegué a casa, busqué en todo mi armario algo para el baile pero no tenía nada que me gustara para la ocasión. Me dejé caer en la cama y saqué la nota, la leí miles de veces hasta que llegaron mis padres a comer.
     Bajé y le comenté a mis padres lo que había pasado por estar tan distraída, solo me dijeron que derrochara todo lo que quisiera que para eso se mataba trabajando. Era verdad, mi padre era el mejor de todos.
     James llegó por mi y mi padre abrió, el hombre se puso nervioso, había regresado el James tímido.
      —Papá, te dije que era mi pareja del baile. Y ya lo conoces, es James.
      —Bien, la cuidas muchacho. Si llega con un cabello fuera de su lugar te la vez conmigo.
     Negué mientras reía, le di un beso a mi padre y salimos a alta velocidad. El gimnasio estaba a tan solo quince minutos de mi casa. Entramos, un gimnasio común, con pesas y bultos colgados del techo, etc. James me tomó por la mano y con la otra saludó a un hombre que estaba en una tipo recepción, me hizo seguirlo bajando por unas escaleras, el tipo que abrió la puerta bromeó con el sobre la entrada pero al final pasamos gratis.
     Me senté justo enfrente en una pequeña mesa junto con James, a nosotros se unió Jair y Jake.
Hasta ahora me pongo a pensar en que sus nombres empiezan con la misma letra y la segunda. Que locura.
      —¡Hola, musa! —sonrío ante el saludo de Jair. Me da un beso en la mejilla y también Jake.
      —¡Hola! —dice simplemente Jake y mientras esperamos nos ponemos a platicar y decir que hace días no nos habíamos visto.
      —Sólo te vemos cuando tu galán te deja. —Sonrío nerviosa, me muero por verle —, tranquila, sabemos que eres su chica.
     Le sonrío a Jair, ¡ya todos saben! Que nervios. Lo malo es que no se en que términos estamos.
     —¡¿Dónde están los gritos?!
     Un grotesco grito por el micrófono del que dice James es Rey nos inunda, seguido de una oleada de gritos del público, silbidos y el abucheo.
    El tal Rey, un hombre de piel morena, calvo y tatuado de ambos brazos, de cuerpo demasiado trabajado y unos ojos impresionantes de color negro. Empezó a anunciar a un tal Kendall Ross y después a Tyler Graig como ganador de la semana.
     Se chocaron los puños con las manos vendadas y no pude evitar sentir celos al ver como Tyler saludaba a Kimberly y ella se crecía como un maldito pavoreal. Muchas chicas gritaban su nombre, tan solo era la segunda pelea y ya tenía admiradoras. Me sentía mal por no estar a su lado, pero mas mal de ver como lo golpeaban.
     El primer golpe había sido del contrincante y había llegado a sacarle sangre en su ceja. Quería que supiera que estaba ahí, pero tan solo no me veía ya que toda su concentración estaba puesta en el tal Kendall.
     Tyler le devolvió el golpe seguido de una patada que hizo caer al contrincante, intentó golpearlo una vez mas pero Kendall le tomó el pie y lo hizo caer. Mi angustia subía y una lágrima escapó al ver como cerraba sus ojos al sentir el golpe en la cabeza. Se tomó la cabeza, me levanté con demasiada preocupación y cuando abrió sus ojos, miraron los míos.
     Una conexión extraordinaria, sentía mi corazón desbocar con cada mirada suya. El tipo se subió arriba de el y solo pude ver como la sonrisa de Tyler no abandonaba su rostro a pesar de las circunstancias. Lo golpeó ferozmente, Tyler se giró con agilidad y ahora era el quien lo golpeaba de manera salvaje.
      Cerré mis ojos, no me gustaba verle hacer eso. Jake se dio cuenta de mi nerviosismo y me apretó la mano, tenía tanto miedo de que le pasara algo a Tyler.
Me senté y seguí observando, de verdad que Tyler era bueno para los puños. Ganó y al finalizar de decir que el era el ganador, se acercó a mí y susurró:
     —Por favor no te vayas. —Asentí y me mordí el labio para no atacar su boca.
     Empezaban a nombrar a nuevos contrincantes, uno de ellos era Landon Cárter. Se veía algo molesto, bueno que su rostro siempre mostraba esa expresión a pesar de ser tan atractivo.
    Esperé, y por cada segundo crecía mas mi desesperación por verlo y abrazarlo. Al pasar cinco minutos salió cambiado, al parecer bañado, y con la ceja curada con una cintilla. Llevaba una mochila en el hombro.
     Saludó a los chicos y al final a mi con un casto beso en la mejilla.
      —¡Vamos! ¡Llevala a la cama, ya! —reí por culpa de Jair, era tan maldito. 
      —¿Vas conmigo? —me preguntó con temor a mi respuesta, volví a asentir. Ahora me sentía una retrasada sin poder hablar.
      —¡Nos vemos, chicos! —me despedí, en un momento Tyler extendió su mano y demoré en aceptarla pero lo hice.
     Me ayudó a pasar de tanta gente y subimos, Tyler se despidió del hombre que estaba en la recepción algo aburrido.
     —¿Puedo saber a dónde vamos? —pregunté al ver sus intenciones de subirse a la motocicleta.
      —Te pregunté si venías conmigo y respondiste que sí.
      —Lo hice pero creo tener derecho por saber a que me expongo y si no me conviene negarme. —negó y añadí. —Es buen tiempo. —sonrió mientras sus ojos bailaban y me sonreían.
     Con eso bastaba para que supiera que no me lo diría. Me subí abrazando su torso por debajo de la mochila, que bueno que se la había puesto en el pecho, lo rodeé apretándolo como si se fuese a marchar en cualquier momento. Encendió pero antes acarició mis manos que se entrelazaban a su alrededor. Cerré mis ojos y me dejé llevar por el aroma tan masculino que corría por el viento llegando a mis fosas nasales e inundando mi imaginación, llenando mi cabeza de recuerdos.
     No se cuanto había pasado pero Tyler disminuyó la velocidad y aparcó.
     —¿Te has dormido? —pregunta con una chispa de diversión en su voz.
     —Eres un buen colchón. —respondí soltándolo y bajando. Estábamos en la carretera a nuestro lado solo habían montañas. Claro estaba que llegamos a la salida de la ciudad.
     Me pidió la mano para que lo siguiera y lo hice, subiendo por esa montaña, la recordaba. Ya me había llevado pero de día. Llegamos a la cima y sonreí por la vista. Las luces de la ciudad se veían de manera hermosa. Como si fueran las estrellas del cielo.
      —Me gusta pensar con un paisaje bueno. —me giré a verlo y me atreví a preguntarle tomándolo por el rostro para que me viese.

      —¿Qué es lo que piensas, ahora?      —Que he sido un egoísta por quererte solo para mí

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      —¿Qué es lo que piensas, ahora?
      —Que he sido un egoísta por quererte solo para mí. Pero, a pesar de eso quiero estar contigo, no quiero que sea solo sexo. Me gusta tu compañía, me gusta la forma en la que me haces ver el mundo a tu lado.
       —¿O sea que... ya no sexo? —pregunté pícara sin poder evitarlo.
       —¿Qué dices? —sonrió —, sí quiero tener sexo, ¡claro que quiero tener sexo contigo! —Sonrió aun más mostrando sus dientes, sabía que solo sonreía de esa forma cuando de verdad algo tenía el mérito para lograrlo y me agradaba saber que muchas veces lo hacía a mi lado.
      —¿Solo conmigo?
      —Sí.
      —¿Siempre?
      —Siempre es una palabra muy fuerte que no se si pueda cumplir, pero, no quiero arruinar esto. No quiero que sea una relación como la de los demás, no quiero que lleve una etiqueta.
     —¿Qué tal la etiqueta de juntos por sexo?
     Rió.
     —Como te había dicho Lott, eres insaciable.

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