Capítulo 7

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     Estaba escandalizado, no podía ser que el Güero fuera quien estaba enamorando todo este tiempo a Charlotte. Que fuera él quién se la estaba cogiendo. Según ella decía que no pero seguro sí conociendo el tipo que era el.
     Dijo que quería hablar con ella a solas pero yo no la dejaría, ella había venido con nosotros y se iba con nosotros, además, ella se había negado.
     Me imagino como le fue, me decía que le gustaba en realidad y ahora hay otro. Ya no sabía ni que pensar, a Charlotte le gustaba jugar al igual que a mí.  Y eso era una mierda.

     Al día siguiente que era domingo me habló porque decía estar en una fuerte depresión. Ahí iba el amigo Tyler, a veces me gustaba que me hablara a mi pero había veces que no podía soportar esas niñerías. Me bajé de la motocicleta y sus padres salían en el auto, por cortesía les dije adiós con la mano, yo sabía que no les agradaba pero no tenía la culpa de que su hija me hablara. En cierta forma si tenía un poco de culpa. En fin no lo iba a discutir.
    Me sorprendí al verla, se veía ojerosa, aun llevaba el maquillaje corrido, los ojos hinchados y la nariz roja. Se veía espantosa, no estaba acostumbrado a ver a tías de ese calibre. La seguí sin decir cosa alguna, de verdad que las mujeres son muy dramáticas. Veía una película romántica donde el personaje hombre se despedía de la chica para siempre y al igual que su pareja Charlotte se puso a llorar. Quería huir, no sabía que hacía ahí, cuando estaba a punto de desaparecer ella me pidió que me sentara a su lado.
    —O sea que ya no soy mas el primo Tyler. —Afirmé tratando de librar la situación pero creo que lo empeoré. No dije nada más y ella se acostó dejando su cabeza en mis piernas y seguía llorando.
     La posición no me ayudaba mucho, menos a mis pensamientos deseosos por tenerla solo para mí. Mi polla se removía incomoda, pensé en otras cosas para evitar que se diera cuenta o eso traté.
     Al pasar de los minutos ya me estaba contando lo que había pasado por la mañana cuando James, el Güero, fue a verla. Se había enojado de que le mintiera sobre el primo, o sea yo, también porque muchos decían que ella y yo nos andábamos revolcando, que por que esa noche le había dicho que estaría en una reunión familiar.  Ni modos, quien la manda a mentir. Al menos yo no mentía.
    —¿Y tú no le reclamaste por ser un narcotraficante? —pregunté incrédulo.
No puede ser que lo haya dejado pasar cuando ayer se lo expliqué. Y haya sido tan tonta para que la dejara tan mal y el como si nada.
    —¡¿Qué?! —gritó sorprendida levantándose y asustando al ver su mirada.
    —Ayer te lo dije, que somos compañeros de carreras, que es primo de Jair que es un matón y viejo amigo mío. En fin, concluimos que yo conocía a tu estirado.
    —Yo no lo recuerdo...
    —Me imagino, seguro no sabías ni lo que pasaba. Solo dejalo así, si le dices algo volverán a pelear, cada quien por su lado.
    —¿Y si quiere hacerme algo?
    —No lo creo, es un tipo pasivo aún que si necesita ayuda de Jair quiere decir que está metido en algo...
    —Tengo miedo ahora. —Volvió a sollozar y ya sentía mis piernas húmedas. Quizá no debí decirle todo eso, solo que nos conocíamos y punto.
    La alenté a que saliéramos, para que se distrajera, quiso ir a los benditos bolos.
Fuimos y como si fuese su primera vez falló en mas de tres tiros y más. Cuando se cansó decidimos ir a comer. La veía a cada minuto y me sorprendía, se había maquillado dejando en otro mundo a la otra Charlotte, la despeinada y llorosa. Ahora era una fresca y rica Charlotte.
    —Tengo que decirte de otra forma, es decir... Me gusta tu nombre pero me gustaría uno mas corto.
    —¿Tienes algo pensado? —preguntó antes de comerse una papa, lo pensé y claro que no tenía nada pensado. Solo se me había ocurrido en esos momentos.
    —No, deberías ayudarme...
    —Pues... Muchos me dicen Charlie, otros en el colegio Char, y mi padre cuando era pequeña Lottie y hasta la fecha. Sinceramente me gusta mucho mi nombre.
    Negué con la cabeza, el último había sido muy tierno y cursi, mientras lo pensaría ya que no le llamaría de esas formas.
    Pasaron los días en los que necesité el sexo como nunca, no podía creer que hubieron días en los que no lo hacía, así que busqué quien. Tenía unas infinitas ganas de Charlotte y ella no lo haría, claro estaba. No lo haría con Kimberly porque ella se había vuelto amiga de Landon y seguro su puta.
     El otro fin de semana había llegado, Carlos quería que fuéramos a correr porque quería lucirse con Allison, claro que lo haríamos. Yo quería otra motocicleta y ya le había echado ojo a uno de los contrincantes. Como si no fuera obvio Charlotte iba, mientras llegábamos me iba contando sobre que toda la semana había estado en exámenes, ya me lo había comunicado por mensajes pero así era ella. Llegamos siendo recibidos por la bulla, de la musica, los neumáticos de autos chirriar, los gritos de las personas abucheando. Todo se juntaba al igual que el humo del cigarrillo y la marihuana.

¡Como dos amigos! [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora