¡Como dos amigos! [+18]

Capítulo 52

Narración por Charlotte

     Cerraba y abría la ventanilla de tela que cubría el sol del avión, repetí esa acción miles de veces tanto que la mujer que iba a mi lado se quejó y me pidieron que dejara de hacerlo. No se que pasaba, estaba nerviosa y no sabía porque tanto. Tal vez eran las dudas. Cerré los ojos y a mi mente vino el primer día que llegué a Cambridge.
 

   Apenas me había acostado en el sofá de mi habitación, me sentía sola y tomé el móvil para marcarle a mis padres y avisarles que había llegado. Nunca cogieron el móvil así que les mandé un mensaje, opté por llamar a Tyler pero tampoco lo cogió. A los segundos alguien llamó a mi puerta y antes de abrir miré por la ventanilla para encontrarme con un lindo Tyler despeinado mirando el suelo. Abrí y me aventé a sus brazos y él susurró:

     —Te fuiste y a los tres segundos te necesité.
     —Y son las primeras horas —susurré de igual forma tomando su rostro en mis manos.
     —Quise tomar tu vuelo pero estaba lleno  tuve que esperar el siguiente que salió en media hora. ¿Puedo pasar?
 

   Asentí y pasamos, fue mentira que platicamos porque nosotros no podemos besarnos y que la temperatura no suba. Se estuvo toda la semana, una semana muy intensa y no por que nos la pasáramos juntos, si no porque me estaban cargando la mano con las dichosas tareas, pero dijo que tenía algo por hacer, si no me dijo que era tampoco lo iba a cuestionar no era que desconfiara. Aunque a veces tenía mis dudas, confío en él.
     Pasó otra semana en la que todas las noches me hablaba para hacerme compañía mientras hacía los deberes. Al igual que la semana que estuvo ahí me ayudaba, por ratos dejaba de hablar para escribir mientras Tyler hablaba y hablaba de lo que había hecho en su día. Aún seguía siendo un salvaje que golpeaba por dinero y no me gustaba pero si a él le parecía bien. Según ya era como un pasatiempo.
     El fin de semana siguiente Tyler viajó nuevamente, yo no podía ir porque tenía trabajos en equipo. Lo sentía tan pesado pero sabía que valdría la pena, que en el futuro se reflejaría. Me dio la noticia de que había regresado al colegio, iba a hacer su bachiller, lo felicité. Estaba contento y lo hacía solo por los domingos eso quería decir que solo era viernes y sábado nuestros días.
     Se fue y como siempre me quedé extrañandolo. Allison me hablaba todos los días para contarme como iba ella en sus cursos, ya sabía cortar el cabello, a veces ni le cogía el móvil porque era mucho el estrés que solo llegaba al hotel a acostarme.
     De ver a Tyler ya había pasado un mes, tanto yo como el no habíamos podido viajar. Hice éste espacio porque me apure en mis deberes, no podía faltar a la boda de mi mejor amiga. Eran dos meses ya de no vivir en Chicago y regresar me tenía ansiosa. Apenas bajé del avión me molesté gracias a que la misma mujer con la que compartí vuelo empezó a hablar mal de mi para el otro vuelo tenía claro que pediría el asiento de mi lado aunque no lo ocupara para no compartir conmigo, aunque ahí ya era mi parada. Me dio lo mismo ya que mi sonrisa volvió al ver a mis padres, Alvina y Lucas dieron un ladrido que se escuchó por todo el aeropuerto y fuimos en centro de atención en un segundo.

     Busqué con la mirada a Tyler pero no estaba. Me acerqué y los abracé fuertemente, no los había visto para nada en esos dos meses. Pasamos por mi maleta, y seguí con la esperanza pero nadamás no llegaba. No entendía para que su afán de preguntarlo todo el día, la hora, la hora y la hora, y no estar aquí. Caminamos al auto, mi padre me preguntaba que tal me iba. Pues estresante pero era maravilloso, aún le temía a la sangre un poco pero aprendía a sobrellevarlo, le dejé un moretón a una chica al hacer la práctica de sacar sangre.
     Antes de poder subir al auto sentí unos brazos apretarme por la cintura. Sonreí tan rápido como mi corazón en acelerarse, tomé sus manos sintiendo la misma chispa de siempre. Habían pasado cuatro largas semanas y solo quería perderme en sus labios.
     —¿Pensabas que lo había olvidado?
     —Pensaba la manera de golpearte.