Divergente zombie

27. Tobias.

Si algo puede salir mal sale mal. Lo sabemos al poco tiempo de llegar aquí. En primer lugar apareció ese inspector que parece que no tiene muy buena relación con Zeke, es decir, que no va a tener muy buena relación conmigo.

Después nos enteramos de que las ciudades están asediadas y que el único remedio para no atraerlos es no hacer ruido. Las ciudades guardan silencio, las familias guardan silencio en sus casas mientras esperan que todo pase, mientras la comida les debe comenzar a escasear.

La población está siendo evacuada y se han construido campos de refugiados rodeados de alambradas y muros.

Luego, después de tanto mareo es cuando me acuerdo de Tris, de mi Tris. No sé dónde estará, ni cómo, ni con quién. Ni siquiera sé si estará viva. Todo pasó muy rápido y es ahora cuando creo que comienzo a darme cuenta de la verdadera gravedad de la situación . La sociedad, el mundo tal y como lo conocemos está en peligro, a punto de derrumbarse.

Cuentan que una noche las oficinas de Bienestar Genético fueron atacadas por los zombies, y que de allí llegaron a Chicago. Cuentan también que en Bienestar Genético no hubo supervivientes.

Aquí hay un hospital, algunas granjas en el interior de la ciudad y muchos militares, muchísimos militares y armas, también munición y un pequeño aeropuerto.

Cuando llegamos alguien importante hizo llamar a Evelyn y se tuvo que ir, luego le preguntaré.

Por otra parte Zeke ha empeorado y se lo llevaron inmediatamente al hospital.Aún recuerdo cuando nos conocimos. Yo era un chico asustado del mundo y sobretodo de mi propio padre, él era un chico permanentemente feliz al que no le costaba nada hacer amigos y que conservaba el toque infantil que aún tiene. Éramos muy distintos, pero es como un hermano para mí. Realmente es la persona a la que más conozco, incluso más que a Tris. Y ahora es una de las dos únicas personas que tengo. Es precisamente ese el motivo por el cual sin dudarlo estoy junto a su camilla en este mismo momento.

Me asusta cuando interrumpe mis pensamientos.

Zeke: Cuatro. - dice con uno de sus brazos sobre la cara y tumbado en su cama.

Tobías:...yo

Zeke: tengo miedo.

Tobías: Yo también Zeke, es normal.

Zeke: tal vez para ti sí, siempre has sido un cobarde.

Tobías: No digas nada de lo que te puedas arrepentir.

Zeke: ¿le pegarías a un enfermo?

Tobías: pero solo un poquito.

Su rostro cambia de expresión rápidamente , de la diversión a algo mucho más profundo.

Zeke: no, no, para. Esto no está bien. No deberíamos estar aquí. Tendríamos que ayudar de alguna manera, hacer algo. Ser útiles, no estar aquí riéndonos.

Cuatro: no podemos hacer nada, absolutamente nada. Debemos pasar el rato como podamos hasta que tengamos que movernos.

Zeke:¿Qué me pasa? Sé que te lo han dicho.

Ahora soy yo quien cambia de cara. Tiene razón, un doctor me lo dijo después de evaluarle.

Cuatro: Se te está muriendo la pierna. Van a operarte de urgencia en cuanto sea posible.

Zeke:...Quiero que me prometas una cosa.

Cuatro: Lo que sea.

Zeke: Si no consiguen salvarme la pierna me matarás.

Sus palabras caen en mí como una gran piedra. Pero lo entiendo. Nació en Osadía, se crió en Osadía, se convirtió en un hombre en Osadía . Un verdadero osado no puede aceptarse a sí mismo en una silla de ruedas o en una camilla por el resto de sus días, y menos si tiene veintidós años. Y él siempre será un osado.

Tobías: Prometido.

Poco después se lo llevan al quirófano.