48.Evelyn

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No sé cuántos días llevo en esta habitación. He leído y releído todos y cada uno de los libros, he observado a los pájaros a través de la ventana, he gastado el tiempo de mil maneras distintas. Y sin embargo, sigo aquí.

Tres veces a día una pareja de soldados me traen algo de comer y de beber. Alguna vez he intentado hablar con ellos, pero no me han contestado. Tendrán órdenes de no hacerlo. Otras veces, cada varios días, viene un médico para dejar todo lo que Ezekiel necesita.

El amigo de Cuatro sigue igual, sin despertar. He empezado a moverle los brazos y las piernas para que cuando despierte, si lo hace, pueda moverse. Pero sinceramente, es probable que nunca despierte. Espero que sí, sé lo único que está con Tobías.

Una mañana la puerta se abre para dar paso a una visita inesperada. El Inspector.

Inspector: Buenos días Evelyn, ¿Cómo va la vida?

Evelyn: ¿Qué quiere usted ahora?- le pregunto en tono despectivo.

Inspector: ¿Acaso no puedo visitar a una buena amiga?

Evelyn: Usted y yo nunca seremos amigos.

Inspector: Está bien, vengo a proponerle un trato. - dice acercándose de nuevo a la camilla, tal como el otro día.

Evelyn: Es usted un asesino...ese pobre médico.

Inspector: Como ya le he dicho he venido a hacer un trato, no a que me juzgue. Pero si no le interesa me voy- dice cambiando de dirección hacia la puerta- Pero se arrepentirá.

Evelyn: Espere- digo cuando está a punto de salir- le escucho.

Inspector: Muy bien. Como ya le dije su hijo fue con con Richard Diao a Chicago. Mis hombres les perdieron de vista cuando entraron a la ciudad, pero hace unas horas uno les vio con unos prismáticos saliendo de una tapa de alcantarilla. Se dirige junto a un pequeño grupo a la casa de Diao, a recoger algo. Quiero ese algo.

Evelyn: Y donde entro yo ahí?

Inspector: Necesito a ese algo, pero también al señor Diao. Usted convencerá a su hijo para que le traicione. A cambio nadie morirá. Si se niega, están todos muertos.

Evelyn: Qué es ese algo?

Inspector: Tal vez la forma de acabar con el virus.

Evelyn: Y usted lo quiere para...?

Inspector: Para la ciencia, por supuesto, y para salvar a la humanidad- pero algo me indica que sus verdaderas intenciones son otras.

Sin embargo creo que lo mejor es que él piense que estoy de su parte. Tal vez.

Evelyn: Acepto.

Inspector: Perfecto, le daré instrucciones cuando la situación cambie. Hasta entonces.

Evelyn: Espere! Cree que podría conseguirme algo de entretenimiento?

Inspector: Disfrute de la compañía- dice señalando al chico- realmente fue un buen agente.

Evelyn: ¿Fuiste su jefe?

Inspector: Lo fui. Si estuviera despierto podría serme útil. En fin...volveremos a vernos pronto señora Evelyn.

Evelyn: Antes de actuar quiero pruebas de que mi hijo sigue vivo- se me ocurre decir de repente.

Inspector: Parece que aún no comprende quién da las órdenes aquí. Ese fue el problema del doctor Aurelius. Pero las tendrá.

Dicho esto se va y cierra la puerta con llave. Ese hombre es la personificación del mal, pero no me engaña con sus buenos modales y sus palabras. No, su objetivo debe ser otro.

Esa misma tarde decido ducharme ya que seguimos teniendo agua en los depósitos de la ciudad. Veinte minutos después salgo de la ducha y vuelvo a la habitación para vestirme. Al día siguiente de encerrarme me trajeron varias mudas.

Cojo la ropa y mi mirada cae sobre la camilla, solo por un segundo. Se me escapa un pequeño grito. Juraría que... Sí, se ha movido. Está despertando.

Divergente zombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora