Divergente zombie

34.Chris

Jueves
3:18 a.m.
Me despierto con una pesadilla. Estaba en mi casa y de repente todo se hacía oscuro y empezaba a caer y a caer y no veía nada. Era como si estuviese en una especie de pozo infinito. Lo más aterrador es que de repente han aparecido ojos brillantes que me miraban miles de manos que intentaban agarrarme desde las paredes del pozo, mientras yo seguía corriendo.

Me levanto para ir al baño y echarme agua antes de acostarme de nuevo. Lo hago despacio para no despertar a Tris, quien finalmente ha dormido a mi lado todas las noches.

Cuando salgo del aseo dirijo mi mirada hacia Uriah y entre las sombras veo que no está acostado, sino sentado en su cama mirando algo. Él no parece darse cuenta de que estoy levantada.

Me acerco y me siento junto a él y es entonces cuando consigo ver lo que mira. Una fotografía donde aparecen sus padres, su hermano y él y que es visible gracias a la entrada de un rayo de luz de luna por un pequeño ventanuco. La fotografía es de hace muchos años, sus padres, sonrientes se dan la mano mientras delante de ellos miran a la cámara un Zeke de unos seis años y un Uriah regordete de apenas unos cuatro.

Uriah:Los he perdido, Chris- susurra mirándome a los ojos- Por qué?

Chis:No hay ningún por qué...

Después de este dos minutos en silencio Uriah vuelve a guardar la foto en su cartera y se levanta.

Uriah:Me acompañas?

Chris:A dónde?

Uriah: Es una sorpresa.

Chris:Dame una pista.

Uriah:No. Y recuerda que tenemos que ir en silencio por el toque de queda.

Chris:Bueno, pero vamos a cambiarnos. No vamos a salir en pijama.

Uriah: Venga, vale , date prisa. Yo ya lo haré luego. Ehhhh, dónde vas?

Chris:Pues al aseo, no querrás que me cambie aquí.

Unos minutos después estoy lista y salgo. Uriah abre la puerta lentamente y sin hacer ningún ruido y cuando nos aseguramos de que no hay nadie en el pasillo, salimos y cerramos la puerta lentamente. Afortunadamente sabremos por donde ir para evitar las cámaras.

Como no sé dónde vamos, me limito a seguir a Uriah a través de pasillos y escaleras hasta que él se para de golpe en una esquina y me indica que no haga ruido. Viene alguien por el otro lado. Volvemos por el pasillo anterior y nos metemos en un armario de limpieza hasta que quien sea pase. Puedo sentir la respiración de Uriah en mi frente. Unos segundos después salimos y retomamos nuestro camino.

Uriah:Hemos llegado-dice, y se saca una llave del bolsillo- Mi antigua casa.

Chris:Y cómo tienes llave?

Uriah:Se dio a las familias de Osadía que lo deseasen la posibilidad de que estas casas siguiesen siendo suyas. Todo sigue como entonces, creo. No volvimos a recoger casi nada después de la guerra, compramos cosas nuevas.

Entramos y Uriah enciende la luz después de cerrar la puerta. Ante nosotros aparece un acogedor salón pintado de azul celeste. A uno de los lados destaca una gran estantería de madera ocupada por más de un centenar de libros meticulosamente ordenados. A su lado veo un precioso piano negro cuyas teclas ya recogen algo de polvo por el tiempo que lleva sin usarse. Un gran sofá blanco de piel ocupa el centro de la habitación. Delante de él hay una mesa de cristal baja y más adelante, en una de las paredes, un televisor. Las paredes están adornadas con fotografías familiares y del techo cuelgan dos preciosas lámparas de goteo.

Uriah se acerca al piano.

Uriah:Mi madre tocaba a veces. Era muy buena.

Chris:Estará bien. A salvo. Y quiero agradecerte que me hayas traído aquí, significa mucho para mí.

Después de ver la cocina vamos a su habitación.

Chris:Eres un guarro, cari.

Esta habitación contrasta completamente con el salón, la cocina y los aseos. Junto a la puerta hay un gran montón de ropa exclusivamente negra que no quiero ni imaginar cuánto tiempo lleva allí. El escritorio es un desastre y es que en él se amontonan decenas de papeles arrugados con otros objetos de todo tipo. La cama está obviamente sin hacer.

Uriah:No es para tanto.

Chris:Esperaba que esta habitación fuese rosa-digo ganándome un puchero de Uriah.

Uriah:Quieres ver algo?-antes de que mi respuesta llegue se acerca a uno de
los armarios y lo abre.

Chris:No me atrevo a mirar ahí.

Abre uno de los cajones de abajo y saca un sobre. Me lo da. Nos sentamos en la cama y saco su contenido. Son más fotos, pero no de su familia, sino nuestras. Aparecen imágenes desde la iniciación hasta poco después del final de la guerra. En la última aparecemos él y yo abrazados.

Uriah:Te la regalo.

Chris:De verdad?

Uriah:Claro, con lo mal que me caes a ver para que la voy a querer yo. Ayyy. No me pegues. Tengo que contarte algo Chris...

Chris:Dime.

Uriah:Tenemos que irnos de aquí cuanto antes. Amar me contó que...

Y me lo cuenta todo. Acordamos que lo mejor es marcharnos mañana mismo tras avisar a Tris y a las demás.

Uriah:Sea quien sea ese tal Evan, parece que necesitamos encontrarle.

Decidimos dejar el tema hasta mañana y guardo la foto. Realmente me encanta.

Uriah:Dormimos?

Chris:Las 5!Sí, ya es hora. Vamos a volver ya.

Uriah:Mmm, también podríamos quedarnos. Tris sobrevivirá sin nosotros.

Chris:No pienso dormir en esta cama. A saber...

Uriah:Nooooo. Tú al sofá. Es brooooma, no me mires así. Vamos a ver la de Zeke.

Aunque pensaba encontrarme con el mismo panorama, lo cierto es que está mejor que la de Uriah. El escritorio está vacío salvo por unos portafotos con imágenes suyas y de Shauna o con su familia y unos cuantos libros.Un crucifijo cuelga sobre la cama, completamente hecha y alisada. En este caso también hay ropa por el suelo, pero mucha menos. El único problema es que huele un poco fuerte.

Chris:Y a esto se le llama tener una habitación ordenada.

Uriah: Sí bueno, mejor no abras el armario si no quieres morir.

Chris:Tampoco iba a hacerlo.

Poco después apagamos la luz y nos acostamos. Sin embargo, finalmente ninguno de los dos dormimos. Hay mejores formas de aprovechar el tiempo.