23.Cuatro

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Domingo
7:50 a.m.
Unas horas después de comer la ropa ya está lavada y casi seca. Ahora llevo puesta la que iba en la mochila además de la radio.

Zeke, aunque está estable, sigue sin mejorar y necesita ayuda para caminar .

Poco después de beber un vaso de agua del grifo oimos como un zombie comienza a golpear la puerta de la calle. Después otro. Dos.

Golpean y arañan durante varias horas y después se van. No sé durante cuanto tiempo estaremos aquí. Ni si nuestra estancia acabará bien o mal. Comento algo sobre el helicóptero . Y no podía estar más acertado.

Un par de horas después el sonido de unas aspas batiéndose en el aire nos distrae y cuando Evelyn se asoma a la ventana lo ve : un helicóptero verde con unas letras pintadas que viene en esta dirección.

Cuatro: zeke rápido coge tus cosas. Tienes un minuto, date prisa. Mamá tu al tejado ya.

El helicóptero llega y unos segundos después Zeke y subimos por la estrecha escalera al tejado y subimos al helicóptero. La puerta se cierra y despegamos. Un segundo antes de hacerlo puedo ver a las crecientes decenas y decenas de zombies que rodean la casa intentando alcanzarnos.

Respiro hondo y apoyo mi espalda contra la pared. Cuando miro de nuevo por la ventana el estómago se me encoge, nunca me han gustado las alturas. Cierro los ojos.

Zeke: No mires Cuatro, pero puedes abir los ojos. Basta con no mirar abajo ¿recuerdas?

Evelyn: ¿que sucede?

Zeke: Cuatro siempre ha tenido miedo a las alturas, un defectillo de la leyenda osada.

Cuatro: anda que tú que te daba miedo la soledad

Evelyn: Tobías hijo, no te metas con tu amigo.

Zeke: y todavía me lo da. Y en serio explicame lo de los espacios cerrados, eres muy raro.

Cuatro: ¿ y como vas tú de la necrofilia?

Zeke: sabes que ese ya lo superé

Cuatro: cierto, cierto. Me acuerdo antes que había que evitar estar cerca de ti para pronunciar la palabra muerte, o muerto a alguna de esas.

Zeke: miedo de matar a un inocente, ese al menos es más normal.

Cuatro: miedo a la desnudez, tú también eres muy raro.

Nombrando ese siempre consigo que Zeke se ponga rojo hasta las orejas. Es uno de los peores miedos que tiene.

Callamos durante unos minutos.

Zeke: Cuatro,.. Que va a pasar?

La pregunta me pilla de improviso. Es como si las dudas y el miedo de todos estos días se agrupasen en ella.

Cuatro: no lo sé, ...no lo sé. Zeke!

Se ha desmayado.

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Cuando me despierto no sé cuanto tiempo ha pasado, sólo sé que Evelyn balancea mi hombro para que me levante.

Evelyn: ya hemos llegado.

Bajamos del helicóptero y miro alrededor. Hay otros cinco o seis helicópteros. Una camilla se acerca rápido para cargar a Zeke (que vuelve a estar consciente) y llevarle al hospital del complejo.

Los pilotos bajan y puedo verles por primera vez. Un chico no mucho más mayor que yo y un hombre de unos cincuenta y pico años.

-Bienvenida a la ciudad Evelyn.

Evelyn: gracias por recogernos Leo, nos has salvado.

Leo: no podía dejarte allí. Por cierto ¿que pasó en la ciudad? Estuvimos viendo los problemas en la televisión hasta que vuestras comunicaciones se apagaron y no volvimos a tener noticias de Chicago.

Evelyn: supongo que todo fue demasiado rápido. Esperemos que el ejército entre pronto a la ciudad.

Leo:¿Cómo? Es que no te has enterado?

Evelyn:¿De qué?

Leo:El ejército va a bombardearon Chicago a las 9, en unos minutos. Va a arrasar la ciudad.

No es posible. Eso debía de ser el código alga. Pero...Tris está allí. No pueden hacerlo.

Una voz nos interrumpe.

- Agente Pedrad, qué sorpresa, no pensé que usted pudiera salir de Chicago.

Es un hombre de la edad de Evelyn y uniforme.

Zeke: I..Inspector.

Divergente zombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora