Divergente zombie

28. Tobias

Miércoles
Hace un par de días que estamos es esta extraña ciudad y ya hemos aprendido la rutina.

Guardar silencio, disparar a los zombies y esperar a irte. Me va bien durante dos días.

Mi madre se quedará en el hospital hasta el último momento. Primero se evacuará a todos los civiles y a los científicos, después al personal sanitario y a los líderes y por último al personal militar.

Zeke ha caído en coma. Ya lleva tres días en este estado y nadie sabe cuándo despertará, si lo hace.Tengo miedo de poder incumplir mi promesa si me pasa algo, pero sé que entendería que debo hacer esto.

Antes de que mañana acabe ya estaré en un helicóptero a rumbo desconocido. Pero ese no es mi plan. Yo debo volver a Chicago, saber qué ha sido de Tris o al menos, encontrar su cuerpo.

Por eso la mañana del tercer día hago mi mochila con algo de comida y objetos necesarios y me decido a marcharme. Bb el último momento recuerdo algo, voy al armario dónde están guardadas las cosas de Zeke y cojo su pistola, él no la necesita. Aprovecho para despedirme de él, aunque no sea consciente de la situación.

Sé lo que pasará si voy a las puertas y pido que se me deje salir, no se me dará permiso. Es por eso por lo que recorro parte del muro hasta que encuentro un árbol junto a él. Lo trepo, observo el otro lado y salto. No puedo entretenerme mucho en levantarme debido a la presencia de zombies. Comienzo a correr hacia la carretera esquivando zombies a derecha e izquierda.

Hasta que uno me atrapa y caemos al suelo. Cara a cara, él encima de mí. Empujó hacia arriba para quitármelo de encima pero sus dientes cada vez están más cerca de mi rostro y mi posición no es muy buena. Cuando todo parece estar perdido una bala agujerea su cráneo y cae a un lado. Pero no he sido yo quien ha disparado.

- Necesitas ayuda?
Giro la cabeza y veo como un hombre bien vestido y de buena apariencia sigue disparando a los zombies más cercanos. Con una puntería y una precisión increíbles.

Cuatro:Muchas gracias. Pero no, debo ir a un sitio.

Comienzo a alejarme hacia mi destino, pero me detengo cuando vuelvo a oír su voz

-Vuelves a Chicago, verdad?

Cuatro:Así es...

-Pues ya somos dos. Yo tengo que ir a recoger algo de vital importancia.

Decido que es de fiar y que puede ser un gran compañero.

Cuatro: Soy Tobías Eaton- digo estrechándole la mano

-Y yo Richard Diao, encantado.

El caso es que su nombre me suena, pero no logro acordarme de qué.

Chicago está lejos andando, muy lejos, sabemos que no llegaremos hoy, ni mañana  ni en dos días.Tendremos que robar un coche en el primer asentamiento que veamos o tardaremos demasiado en llegar.Aunque no hay un peligro inminente seguimos corriendo.

Cuatro: ¿cómo vas?-pregunto al rato.

Richard:Bien, bien. No te preocupes.