Divergente zombie

58. Marcus

Son las dos de la mañana y ya hace veinte minutos que Cuatro debería estar aquí. De repente lo comprendo, no va a venir. No va a hacerlo.

Despego mi espalda del respaldo de la silla y me levanto. Sin embargo, justo en ese momento comienzo a oír un sonido en el piso de abajo, los crujidos del suelo de madera. Alguien ha entrado. Una persona, no...dos. Dos personas. Los pasos se detienen y empiezo a escuchar cómo alguien susurra mi nombre.

Marcus: Arriba -digo susurrando también.

Cuatro es la primera persona que sube, con un cuchillo en la mano y desconfianza en los ojos. Le sigue Beatrice, también armada.

Marcus: ¿Venís a matarme? -pregunto tratando de relajar la situación.

Cuatro: ¿Qué quieres decirnos?

Marcus: Hay algo que debéis saber. Este sitio no es seguro, al menos no para vosotros. ¿Habéis...habéis oído hablar del Triángulo?

Ambos se miran entre ellos desconcertados y después me miran a mí. Finalmente, lo niegan.

Marcus: Es una organización secreta que lleva existiendo desde que la guerra finalizó. Algo así como los Leales. Y vosotros sois un problema para ellos, para su misión. Ellos piensan que la humanidad tiene un renovarse...que el mundo tiene que volver a poblarse a partir de las personas más ricas, más poderosas, más fuertes. Por eso la vacuna de Richard es un problema. Quieren destruirla.

Beatrice: Pero Richard ha muerto... además, los soldados nos defenderán, y el Inspector también. Pronto nos iremos.

Marcus: El Inspector es el enemigo. Él y Malden son miembros del Triángulo y digamos que ellos se encargaron de Richard. Nunca creí que llegarían tan lejos. Pero vosotros aún podéis huir, estáis a tiempo. Os conseguiré un coche y os iréis. Si no, moriréis.

Cuatro: ¿Y cómo sabemos que no nos estás mintiendo? ¿Por qué debemos fiarnos de ti? - pregunta tratando de asumir todo lo que le he contado.

Marcus: Yo no tengo nada que ganar, ni que perder -reconozco- solo la redención. Cuatro, nunca he sido un buen padre. Déjame serlo por esta vez. Déjame ayudarte, por favor. No te pido que lo hagas por mí. No os estoy pidiendo eso, hacedlo por vosotros.

Cuatro: ¿Y crees que con esto ya está, verdad? Crees que esto puede anular todos los años de mentiras, de palizas y de maltratos. Todo lo que me has hecho sufrir -responde subiendo el tono.

Marcus: No -digo un minuto después- sé que nunca pondré compensar todo lo que te he hecho. Pero esto es todo lo que puedo hacer ahora. Déjame ayudaros y no os arrepentiréis. Ahora mismo no puedo hacer más m. Bueno...sí. Tengo algunos amigos en las islas. Si conseguís llegar allí os protegerán si dices que eres mi hijo.

Cuatro: Yo no soy tu hijo.

Marcus: Sí a ojos de los demás- digo tratando de evitar que las lágrimas se apoderen de mí.

Mi hijo y Beatrice salen de la habitación para hablar entre ellos y yo me vuelvo a quedar pensando, como tantas otras veces, cómo sería todo si yo hubiese sido diferente.

Cuando vuelven a entrar es ella la que habla.

Beatrice: Aceptamos ese coche, y pedimos que sea lo antes posible. Necesitaremos ropa y comida para el bebé, estaremos muy agradecidos si nos la consigues.

Marcus: Tendrá que ser una furgoneta o una caravana si pensáis ir con vuestros amigos. -sonríe- Tenéis que estar preparados para iros, pero sin que nadie lo sepa. Un día os daré un aviso y esa misma noche os iréis aprovechando el cambio de guardia. Con suerte, nadie se dará cuenta hasta por la mañana.

Cuatro: ¿Qué harás tú entonces?

Marcus: No lo sé. Pero los importantes sois vosotros, chicos. Cuando os vayáis no solo tenéis que ir. Es necesario que llevéis la vacuna a las islas para que se desarrolle la cura.

Beatrice: Marcus, huye.

Marcus: Ya lo veremos, Beatrice. Ya lo veremos. Tenemos que irnos ya, nos estamos arriesgando mucho. Salgamos de uno en uno.

La despedida es rápida, pero no tan fría como el saludo.

Marcus: Tened cuidado. Contádselo todo a vuestros amigos. Sed fuertes. Ni confiéis en nadie más.

Cuatro: Así lo haremos - Me reconforta escuchar la sinceridad en su voz. Cuando ya me estoy yendo su voz vuelve a detenerme - Marcus, gracias. En serio.