Divergente zombie

39. Richard/Tobias

Domingo 6:02 a.m.
Richard

Estamos llegando a Chicago, apenas nos queda un kilómetro para llegar a mi casa, situada aproximadamente a otro de la ciudad. Afortunadamente decidí guardar el suero en mi laboratorio privado y no en los de mis empresas...que ahora deben estar destruidos.

Si ese suero cae en las manos de los científicos adecuados y comienzan a reproducirlo...no sólo podíamos inmunizarnos contra el vieja zombie sino que incluso podríamos resucitar a los zombies y devolverles la humanidad.

El único problema es que si el suero cae en manos de quienes nos espían desde que iniciamos el viaje...no sé qué puede pasar. Por eso he decidido entrar perímetro a la ciudad junto a Tobías para encontrar a sus amigos y tratar de despistar a los guardias en el interior de la ciudad. Porque aunque es cierto que el suero está en mi casa y pueden entrar a ella con facilidad, está muy bien escondido, en el interior de un falso ladrillo. Nunca lo encontrarán por sí mismos.

Pero hay otro problema. Cuanto más nos acercamos a la ciudad más zombies hay vagando por los alrededores. Es imposible superar esa barrera.

Richard:Vaya...-digo viendo como a lo lejos una gran barrera de muertes vivientes se interpone entre la ciudad y nosotros.

Tobías:Solo nos queda una forma de entrar.

Richard:Cuál?-dice mientras me indica por señas que un zombie se dirige a nosotros.

Me acerco a la criatura y la rodeo, por lo que era gira y comienza a dirigirse hasta mi nueva posición, hasta que Tobías  le atraviesa el cráneo.

Tobías:Sabes nadar?

Richard:Te refieres a cruzar el lago?

Tobías:Exacto.

Richard:Creo que es la mejor opción que tenemos, vamos.

Rodeamos la ciudad a una distancia considerable hasta que al cabo de una hora llegamos al inicio del lago, fuera de la ciudad. Caminamos un poco más hasta que llegamos a una zona más grande y eliminamos a varios zombies por el camino.

Richard:Espera, casi hacemos una estupidez, creo recordar que por aquí cerca había un negocio que alquilaba kajaks.

Tobías:Ni idea, la verdad.

Richard:Vamos a buscarlo.
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Tobías

Richard: Pásame el remo. Allá vamos.

Resulta que finalmente Richard tenía razón, a poca distancia de donde nos encontrábamos había una pequeña casa que se utilizaba para alquilar kajaks y barcas de pedales. Sin embargo a nosotros no nos ha costado nada, para descontento de los zombificados trabajadores del lugar, quienes finalmente han acabado con un cuchillo en su cerebro.

Remamos hacia la vieja noria donde compartí esos increíbles momentos con Tris hace tanto. Bueno, en realidad hace unos tres años. Ahora con veintiuno solo desearía poder volver atrás y revivir esa época. No la guerra, por supuesto, sino los momentos de alegría.

Voy a llegar a la sede de Osadía, voy a recuperar a Tris y vamos a ir a un lugar seguro. A las islas, con Evelyn. Sé que no será fácil pero al fin y al cabo mi vida nunca lo ha sido. Por otra parte, este pequeño momento me transmite seguridad por primera vez en muchos días, aunque consista en estar remando en un kajak junto a un casi desconocido para entrar a una ciudad zombieficada y arrasada por las bombas.

Sin embargo, sé que es posible conseguirlo. Nadie creía que las facciones desaparecerían, y desaparecieron. Nadie creía que la muralla que rodeaba la ciudad caería, y cayó. Nadie creía que hubiera gente viva más allá de la ciudad, y la hay.
Con la actitud adecuada y las decisiones correctas sobreviviremos y después conseguiremos el suero del que Richard tanto me ha hablado.

Entonces recuerdo lo peor de la situación. Alguien nos sigue desde que comenzamos nuestro camino. Un día pude ver a uno de ellos, camuflado entre unos arbustos observándonos con unos prismáticos. Fue solo un momento, pero juraría que iba vestido con un uniforme militar.

Son una amenaza a tener en cuenta. No conocemos sus intenciones.

Tris, ya estoy llegando.