capítulo#21: "No somos nada"

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Los días posteriores mejoraron notablemente.

Rosse ya se había practicado la cirugía y su recuperación era excelente. Resulté estar en el cuadro de honor de mi curso y ya ninguna chica me miraba con odio desde que Dylan me regaló las flores en mi cumpleaños.

Estaba leyendo tranquilamente un libro en la sala cuando tocaron.

O mejor dicho casi tumban la puerta

Abrí y mi quijada cayó al piso al ver a Jhulisa. Vestía como era usual y su cabello seguía teniendo su color artificial pero sus ojos ya no estaban con lentillas. Me parecía que no veía aquellos ojos mostaza desde siglos

Ella me hizo a un lado y entró con torpeza.

-Sí, puedes pasar -bufé cerrando la puerta.

Se volteó y me apuntó con su uña manicurada -¿A qué crees que estas jugando?

Fruncí el ceño confundida.

-En realidad estaba leyendo un libro.

-¡No te hagas la tonta, Skylar! -agita los brazos histérica mientras su tono se alza-. Sabes muy bien de qué hablo.

La miré con real preocupación.

-¿Has tomado alguna droga?

-¡Claro que no!

-No tengo idea de qué hablas.

Su pecho subía y bajaba rápido y traía un semblante furioso, parecía que iba a arrancarme los ojos en cualquier momento.

-Quiero saber qué diablos le dijiste a Alexander y por qué maldita razón -habló aún enojada pero con más calma.

-¿De qué estas hablando? -empezaba a impacientarme-. Yo no he hablado nada con él.

-¡Claro que sí! ¡Sí, sí y sí! Tienes que haber hecho algo, Alex no me hubiera...-cortó y me miró con rencor-. No te era suficiente ¿no? Ya tenías al odioso geniecito nuevo y guapo ¿para qué quieres a Alex también?

Obviando que me alegró por fin encontrar a una chica que me apoyaba sobre lo odioso que es Dylan me confundí y molesté más.

-No tienes por qué hablar mal de Dylan -solté y me sorprendí ya que eso no era lo que quise decir- y no quiero ni tengo nada con Alex ¿Qué te hace pensar eso?

Jhulisa soltó un gritito de exasperación y zapateó con rabia. Luego de lanzarme una mirada ácida salió dando un duro puertazo.

Salí de mi estado de confusión y me apoyé contra la barra que hacía de comedor en mi casa. ¿Qué había querido decir con todo eso? Mi vista se posó en la puerta al otro lado de la cocina y sin pensarlo ya caminaba hacia ella y la abría.

La habitación estaba ordenada y fría. Dylan se había mudado por fin llevándose todas sus cosas consigo el día anterior. Era extraño ya no sentirlo merodeando por mi casa y escuchar el ocasional sondio de su violín.

Recordé algo de pronto y subí a prisa a mi habitación. Rebusqué estre mi ropa y encontré su sudadera oscura. El rubio me la prestó el día que me propuso el trato y yo había olvidado devolvérsela.

Tomé la bandolera que contenía las llaves de la casa, mi dinero y celular y salí rumbo a la casa de mi ahora vecino.

(...)

La nueva casa de Dylan quedaba a unas pocas de la mía, era mucho más pequeña y sencilla que la anterior pero igual de elegante.

Toqué el timbre y no me sorprendió ver a una uniformada mucama.

La Vida Secreta de Skylar GrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora