Miré mal a Matt luego de que me lanzara un globo de agua pero ya no venía al caso. Estaba cubierta de pintura y todo a lo que mis compañeros se les ocurrió tirarme.
Era el último día de clases antes de las vacaciones invernales y la escuela lo celebraba de esa manera, haciendo todo un revoltijo con la música a todo volúmen. Me estaba divirtiendo pese a tener pintura hasta en el cabello y haber perdido de vista a mi rubia amiga.
-¡Vamos a soltar el talco! -gritó un alumno eufórico através del parlante.
Puse expresión de pánico mientras la masa de personas me empujaban como una hoja en la corriente de un río. De pronto una mano me tomó firme el brazo y tiró de mí. Pese a la multitud reconocería ese tacto en cualquier lado.
Dylan se abrió paso entre el gentío jalándome con él. Trepamos el muro de la institución y trotamos de la mano hacia donde dejó estacionada la moto.
-Es una locura -comentó jadeante riéndose.
-Lo sé -concordee-. Y tú también estas loco, practicamente nos fuganos del colegio.
En un segundo me levantó y sentó en su moto con las manos a cada lado mío.
-Admítelo, te fugarías de donde sea si fuera conmigo -afirmó arrogante con una sonrisa ladeada.
Rodé los ojos -Como diga mi señor.
Sonrió y me miró profundamente. Como solía pasar sus ojos se oscurecieron cuando acortó la distancia entre nosotros. Sus labios se encontraron con los míos dulcemente.
-Sabes a pintura -me reí apartándome.
-Tú también -tomó mi nuca para que no me aleje- pero me encanta si es de tus labios.
Me sonrojé -Ya sabes lo que opino sobre demostraciones de afecto en público.
Susurré mientras acariciaba mi espalda y dejaba un largo camino de besos tras mi oreja, mi cuello y mi barbilla; apenas rozando mis labios.
-Esta bien -murmuró contra mi piel-. Me debes un beso.
Rodé los ojos mientras se apartaba y tuve que contenerme el jalarlo devuelta hacia mí. No entendía como embarrado en mil colores podía verse igual de atractivo cuando de seguro yo parecía muñeca sucia de trapo.
-Paso en la tarde por ti.
-¿A donde vamos?
-Es una sorpresa -sonrió-. Pero te daré una pista: te encanta ese sitio.
Asentí antes de brincar al suelo.
-¿No quieres que te lleve? -preguntó mientras montaba la moto.
-No. Luego de aquí iré con Sophie y los demás a almorzar.
-Esta bien -arrancó- te veo luego muñeca.
Agité la mano mientras desaparecía de mi vista a toda velocidad.
Una risa seca a mi espalda me hizo girar. Me congelé.
-Qué conmodedor, Dylan Leblanc siendo dulce con alguien.
Estaba apoyado contra una moto vieja y sucia. Con cada palabra el humo salía de sus labios. Me pongo frente a él.
-¿Qué haces aquí? -pregunté tratando de no sonar grosera.
-Vine a recoger a mi hermana menor. No todo el mundo gira a tu alrededor ¿lo sabías?
Puse los ojos en blanco. Yo no creía eso pero cualquiera se alteraría de tener al mismo que te apuntó con una navaja y amenazó a tu novio.
-¿Por qué le tienes tanta rabia a Dylan? -pregunté-. Vale, golpeó a tu amigo pero tuvo sus razones, no deberías meterte y total eso ya pasó.
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La Vida Secreta de Skylar Gray
Teen FictionAl verse obligada a ocultar una mentira capaz de impresionar a su flamante ex novio, Skylar acepta un curioso pacto con un inusual alumno de la escuela, sin sospechar que esta solución solo la meterá en situaciones peores en las que nunca se imaginó...