Capítulo 12: La fortaleza

100 9 5
                                    

El motivo por el que me sentía tan bien estando a su lado y cedí a que me acompañase en el viaje. La razón por la que me gustaba tanto su sonrisa, aquella que me atrapaba nada más mirarle. Porqué al despedirme de él me costaba tanto. Porqué cuando lo veía las comisuras de mis labios se alzaban de manera automática. Porqué cuando no estaba, lo echaba tanto de menos y solo pensaba en volverlo a ver.

Me había pasado como a mi padre.

El tren se paró haciendo que todos nos tambaleásemos ligeramente en nuestros asientos. Bajamos y vimos a Jane abrazar a un chico. Supuse que sería su novio.

—Os presento a mi hermano Alex —dijo señalándolo.

El parecido entre ambos no era muy notable. Compartían algunos rasgos parecidos, como ese pelo tan negro que llamaba la atención nada más fijarte. El color de la piel también era muy diferente. En el caso se ella, era olivácea. Y respecto a sus ojos, nada comparado con los de su hermana. Éstes, eran de un intenso color azul llenos de alegría.

—Encantado de conocerte, soy Will —me di cuenta de que ya se presentaba con ese nombre. Le quedaba mucho mejor que James.

—Elizabeth —todos nos tendimos la mano al pronunciar nuestros nombres.

—Ahora que ya estamos todos, podríamos ir a comer. El viaje me ha dado hambre. Yo invito —íbamos a negarnos, pero Alex hizo una mueca, que nos dio a entender que no le llevásemos la contraria.

Cuando llegamos al restaurante, Alex fue el primero en hablar.

—¿Y por qué queréis ir a Travelson? ¿Qué se os trae entre manos una ciudad que  ahora mismo tiene problemas con los libres?

—Estoy buscando a mi hermana.

—¿Quieres seguir con el tema o cambiamos a otro? —Me preguntó amablemente, al notar cierto nerviosismo en mi voz.

—No te preocupes. Se fue hace un par de días.

—¿Cómo es tu hermana? —Se podía notar in poco de curiosidad tras su pregunta.

—No veo por qué la deberías conocer.

—Tiene los mismos ojos que tú. Creo haberla visto en la fortaleza... —Jane le dio una patada por debajo de la mesa para que no terminase la frase.

—Alex, no deberías hablar de esto con todo el que se cruce contigo —le regañó.

—Pero, ¿no es de fiar?

—Se llama Lía. ¿Acaso la conoces?

Alex le suplicó con la mirada a su hermana poder continuar la historia.

—Está bien, haz lo que quieras. Se te presenta una chica guapa y ya le quieres desvelar todos tus secretos —Jane alzó los brazos en señal de derrota.

—¿Te han hablado alguna vez de la fortaleza?

—Jane me había dicho que era donde estaban los libres —Alex le dirigió una mirada,  bastante larga, de reproche, pero luego prosiguió.

—Es donde suelen vivir algunos de los reclutas. Es como la base de ellos. Ahí toman todas sus decisiones y hasta tienen una jerarquía. Bueno, pues la fortaleza está en Travelson. Tu hermana...

—¿Mi hermana conocía la fortaleza? —Lo miré incrédula.

—Claro que la conocía. Si no, no se hubiese unido —me miraba como si fuese tonta por no haberlo sabido—. Se unió hace unos meses. Pero se trasladó por fin a vivir interna en la fortaleza hace una semana o así. Antes de entrar te hacen un pequeño test para comprobar tus habilidades y luego te ponen en un puesto. Ellos creen que esta sociedad está muy mal dirigida.

—¿Tú eres un libre?

—Por supuesto.

No sé qué expresión ocupó mi cara porque me seguía mirando con esos ojos azules esperando que soltase algún comentario sobre los dominantes o algo así.

—Ahora sois vosotros los que tenéis que tomar una decisión —Jane hizo una pausa  para luego añadir—. ¿Vendréis a la fortaleza o no?

<<<  >>>

—Debéis saber que no Lía no tiene porqué estar ahí —dijo Alex—. Puede que se haya marchado a una expedición. Y una vez que estéis en la fortaleza, no podréis salir fácilmente a no ser que os den permiso.

Quería asegurarse de que estábamos seguros de querer ir. El problema es que ni nosotros mismo lo sabíamos. Meternos en la fortaleza sin saber si de verdad se encontraban ahí nuestras hermanas hacía que tomar la decisión fuese más difícil.

Finalmente, asentimos.

—Chicos, aquí es donde debéis tener cuidado —Alex nos miró a los dos.

Paramos frente una pared situada en un callejón deshabitado. Como si creyese que por arte de magia se abriría un pasadizo secreto, pasó su mano por un ladrillo y éste se movió, haciendo que una puerta apareciese ante nosotros. Jane se agachó y susurró algo, que no alcancé a escuchar. En ese instante, el suelo se abrió bajo nuestros pies.

La trampilla que sujetaba los cuerpos de Alex y Jane se abrieron, haciéndoles caer al vacío. Y sin darme tiempo a reaccionar, la otra trampilla en las que estábamos situados Will y yo, se partió en dos. Y antes de que mi cuerpo impactase contra el suelo, los fuertes brazos de Alex me atraparon.

—Ya practicaréis esto —Nos dijo la chica de pelo negro, después de dejarme en la superficie.

Caminamos por un túnel muy oscuro guiándonos de los dos hermanos. De repente, vi unas sombras. Alguien me agarró por el cuello y sujetó mis dos muñecas. No me dio tiempo a gritar, porque, en un segundo, ya tenía atadas las ambas manos. Un trozo de tela recubría mis labios y otra, los ojos. Sentí un líquido recorriendo mi boca, haciendo que perdiese la consciencia. Lo último que recuerdo es escuchar la voz de mi hermana.

<<<  >>>

—¡Elizabeth! Ayúdame a recogerle la compra a esta señora.

Corrí hacia ella lo más rápido que pude, pero cuando llegué, todas la bolsas estaban sujetas.

—Mira que has tardado —me replicó.

Acompañamos a esa señora a su casa. Lía era así, siempre preocupándose de los demás excepto de ella misma.

Justo en ese momento, se le resbaló un pie a la señora, cayendo así encima de Lía. La mujer se levantó, pero mi hermana se había torcido el tobillo. Ella no lloraba, solamente sonreía tristemente.

LigadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora