Elizabeth
Todo el mundo salió por la puerta siguiéndola menos Scott, ya que estábamos en su habitación. Al abrir la mía, alguien me agarró de la muñeca.
-Espera.-¿Por qué no me dejaba?
-Will, me voy a dormir, estoy cansada- mirando hacia otra parte. Si lo miraba, se daría cuenta de que mentía.
-Déjame pasar solo un segundo. Quiero hablar contigo.
-Mañana.
-Lo que dije antes era verdad.
Otra vez el pulso se me aceleró. La puerta seguía abierta y el pasó y se sentó en mi cama.
-No me has mirado desde que hablamos en la cafetería.
Sabía que sus ojos marrones estaban ahora fijos en mí, pero no me atrevía a levantar la cabeza.
-Por favor, Liz. Que me vaya a quedar...
-No sigas. No quiero hablar de eso.
-La primera vez que te vi en el prado, pensé que eran alucinaciones mías. Eras la chica más guapa que había visto.
-Porque no salías mucho de casa.-Se me escapó una sonrisa. Aún seguía provocando cosas así en mí.
Se levantó y se acercó hacia donde yo estaba. Oía los pasos, y de pronto, vi sus zapatos enfrente de los míos. Solo a unos centímetros.
-Liz. Mírame.
No sé si fue su voz, pero le hice caso. Respiraba rápido y su aliento me rozaba la nariz.
-No quiero que ahora nos separemos. ¿Entiendes? No ahora que...-Se calló, pero no apartó la mirada de mí.
Me cogió la mano. Ya nos la habíamos dado antes, pero esta vez fue distinta. Una descarga de electricidad pasó por mi cuerpo como una oleada. Su mano era cálida comparada con la mía, en la que trazó pequeños círculos antes de volver a hablar.
-No ahora que me he dado cuenta de que estoy terriblemente enamorado de ti.
Las palabras le salieron a tropellones. No sabía si había entendido bien. ¿Él me quería? Seguro que eran alucinaciones mías y si respondía algo, él se iría. Pero el siguiente acto me aseguró que no había escuchado mal.
Will me había levantado la barbilla con la otra mano y había acercado sus labios en los míos para luego juntarlos y besarme. Sus besos cálidos y delicados, al principio, se hicieron paso para luego presionar los míos con más fuerza. Al principio me quedé un poco en shock, pero luego le respondí, lo que hizo que él sonriera. Sabía que estaba mal. Pero toda razón que antes ocupaba mi cerebro, se había desvanecido. En mi cabeza solo estábamos Will y yo. Su mano subió a mi cintura para atraerme más a él. Las mías ascendieron a su cuello y le acariciaron los rizos que le caían salvajemente. Esos rizos que siempre me había gustado tocarlos y que a la luz del sol se volvían más claros.
Will fue el primero en separarse para tomar aliento. Nuestras respiraciones sonaban agitadas.
-Eso ha sido...
¿Horrible? Seguro que para él fue así. Nunca había besado a nadie y no sabía si él lo había hecho aquí. Era guapo y ya había visto a varias chicas mirándole. ¿Alguna lo habría besado? No tenía sentido ponerme celosa de alguien que puede que no existiera.
-Genial.-sonrió. Esa sonrisa arrebatadora que te hacía olvidar todos tus problemas.
Aún seguíamos juntos y sus manos no se habían movido de mi cintura, a diferencia de las mías, que ahora estaban caídas.
-¿Sigues enfadada conmigo?-¿lo seguía? Me estaba engañando a mí misma. ¿Y si lo mejor era disfrutar el tiempo que me quedaba con él? Será más dura la despedida, ¿pero valía la pena?
Apoyé la cabeza en su pecho. Él aún me llevaba media cabeza, era bastante alto. Nuestras respiraciones ya eran medianamente normales. Will me empezó a acariciar el pelo.
-Espero que eso sea un no.-Aunque no lo miraba, sabía que sonreía. Siempre sonriendo ¿Por qué?
-No, ya no estoy enfadada.
-Uff menos mal. Si darte un beso lo solucionaba, lo habría hecho hace mucho tiempo, y no es que no tuviese ganas.-Su humor había seguido intacto, y yo seguía ruborizándome.
-¿Y por qué no lo has hecho antes?
-Porque soy un idiota.
La puerta de la habitación se abrió un poco y los dos nos separamos de golpe para mirar atrás. Ahí, en el pasillo, estaba Dafne. Tenía los ojos muy abiertos. Su pelo, que siempre estaba en una coleta, ahora estaba suelto y despeinado. El color le llegó a las mejillas cuando se dio cuenta de que la habíamos visto.
-Siento interrumpir.
-Dafne, espera.
Pero no hizo caso a las súplicas de Will, que la siguió corriendo por los pasillos antes de decirme.
-Necesito hablar con ella. No vengas.
Quería seguirlo, pero debía hacerle caso. Si tenía que solucionar algo, no era algo en lo que debía meterme. Hoy había hablado bastante con ella y quería caerle bien. Dafne siempre me miraba mal cuando llegaba al comedor. Yo no le hacía mucho caso, pero me hubiese gustado saber el motivo. Y ahora esto.
No me había dado cuenta de que Dafne estaba ahí. ¿Nos habría visto? ¿Habría escuchado todo? No lo sabía. ¿Y qué hacía ahí? ¿Le habría pasado algo a su hermano? Sabía que había donado sangre, pero...mucha gente la dona y no le pasa nada. Su hermano no parecía ser diferente. Y Will... sabía algo. Había corrido rápidamente hacia ella cuando se dio cuenta de que estaba allí. ¿Y si todo lo que me había dicho Will hace unos minutos hubiese sido todo falso? No, él no haría eso. Aunque ahora no sabía hasta que punto lo conocía.
Decidí ponerme un pijama y meterme en la cama. El sueño que no había tenido hace unos minutos, ahora me pesaba.
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Ligados
Science FictionTodo el mundo de Elizabeth cambiará con la marcha de su hermana mayor, Lía. Quién decide irse de casa antes de su ligación, el día en que unirían su mente con el de otra persona para que tuviese empatía con ésta. Pero no solo esto representará un gr...