Las horas pasaron y Will no llegaba. Me había encerrado en la habitación todo este tiempo. Me había prometido que no saldría hasta que él volviese, pero por alguna razón, nadie había tocado a la puerta salvo Scott, solo para preguntar si quería ir con él a ver esta zona de la fortaleza, y Alice, que había venido para hablar un poco de su hermana y se había quedado desde entonces conmigo.
—No entiendo por qué se los han llevado.
—Ni yo —mi respuesta tardó un rato. Aunque en realidad sospechaba que era por la última pregunta—. Creo que tiene que ver con ese cuestionario.
Giré la cabeza y la vi asentir. Nos quedamos en silencio durante otro breve momento, hasta que Alice lo rompió.
—Mis padres vivían en Travelson. Trabajaban en un restaurante. Éramos una familia feliz, hasta que los mataron. Mi hermana y yo los encontramos muertos en el sofá al llegar a casa. No había ni una gota de sangre. Parecía que estaban dormidos, pero no respiraban. Llamamos al hospital y se los llevaron en camillas. Sabía que ya no podían hacer nada por ellos, por lo que nos limitamos a esperar en la cafetería del hospital. No sabíamos muy bien qué hacer, estábamos perdidas. Días atrás, habíamos oído hablar de la fortaleza, por lo que no nos sorprendió cuando unos chicos se sentaron con nosotras y nos convencieron para ir. Nos aseguraron que los dominantes habían matado a nuestros padres porque ya no les servían. Ambas les creímos. Estábamos cegadas por el odio y la sed de venganza. En ese momento nos habríamos aceptado cualquiera mentira que nos dijeran. Por eso, en poco tiempo estuvimos aquí —señaló esta sala con el dedo—. Mi hermana dudó después que nos hubiesen dicho la verdad, pero yo quería vengarme de los dominantes. ¿Y qué mejor lugar que unirse a la fortaleza?
—¿Los dominantes existen de verdad?
—Claro que existen. La señora de pelo plateado que aparece en esas pantallas es una de ellas.
—Siento lo de tus padres.
—¿Tus padres siguen vivos?
—Mi padre sí. Mi madre murió hace un año y medio.
En ese instante, alguien tocó la puerta, interrumpiéndonos así. Me levanté de un salto. ¿Y si ese alguien fuese Will? Abrí la puerta y vi a Kyle.
—Hola —dije un tanto decepcionada.
—¿Esperabas a otra persona? —insinuó.
—Sí —admití—. Estoy preocupada por Will.
Asintió y con solo una mirada suya, sabía que me entendía. Aunque no me llevase muy bien con su hermana y él se mostrase muchas veces frío conmigo, siempre era educado y cortés.
—Siento interrumpir —dijo tras ver a Alice. Se ruborizó un poco al verla, al ser tan pálido no es algo que sea difícil de ocultar, y en sus ojos se mostró una inmensa alegría.
Recordé que la primera vez que vi a Kyle, me había dado cuenta inmediatamente como miraba a Alice. Como si fuese el tesoro más preciado del mundo. La admiraba. Quedaba hipnotizado por ella, aunque ésta no lo supiese, era evidente. Kyle, el hermano frío, distante y educado, se había enamorado de Alice, lo que me hizo recordar a Will. Aunque en realidad todo me evocaba a él.
—No te preocupes —dijo desde el fondo Alice.
—Pasa —me hice a un lado para que pasase.
—Sólo os quería llamar por si teníais hambre.
—Gracias, pero no tenemos mucha hambre —le contestó Alice—. Si quieres te puedes quedar.
Sus ojos se iluminaron como dos estrellas. Sabía que Alice solo era amable. Ella era buena con todo el mundo, no se atrevería ni a matar a una mosca. Razón por la que la pelea nunca fue su fuerte.
Kyle se sentó enfrente nuestra. En la atmósfera se mantuvo un incómodo silencio por lo que dije:
—La verdad es que sí. Tengo un poco de hambre. Me voy a comer algo —ellos se levantaron rápidamente al tiempo que lo dije—. Os podéis quedar. Luego ya vuelvo.
Salí al pasillo cuando vi a una chica dirigiéndose a mí. Era bastante alta y delgada. Con pómulos marcados y mentón alto. Su pelo, era moreno ondulado, acabado con mechas azules, del mismo color que sus ojos. Una parte de su cabeza, estaba rapada y una cicatriz destacaba en su cuello. Su mirada, era decidida y audaz. Todos esos detalles, la dotaban de un atractivo exótico y misterioso. La chica se acercó hasta donde me encontraba.
—Tú debes de ser Elizabeth —su voz era profunda y clara. Supuse que era una líder de este lugar por la forma en la que me hablaba.
—Sí.
—Soy Kate, la hermana de James, aunque ahora me he enterado de que lo llaman Will. ¿Dónde lo puedo encontrar? —Me interrogó. Vi cómo fingía una sonrisa en la que mostraba todos sus dientes blancos.
Sin duda, no era como me la imaginaba. Pensaba que tendría el mismo carácter que él, pero eran bastante opuestos en eso.
—Verás, la verdad es que no lo sé. Hicimos un test, y él se tuvo que quedar un rato ahí.
—Vale —me di cuenta de que apretaba los dientes y se desvanecía aquella media sonrisa.
Se iba a dar la vuelta cuando me miró otra vez por encima del hombro y añadió:
—Sígueme —no me lo pensé dos veces, hice lo que me pidió.
—Tú debes de ser la hija de Guillermo —afirmó.
—Supongo que sí.
—Los hijos no tienen nada que ver con las decisiones que toman los padres, ¿lo sabías? —Se paró en seco y añadió—. ¿Y por qué diablos vinisteis aquí?
Solo le contesté a la última pregunta.
—Veníamos buscando a mi hermana Lía.
—La conozco. Se unió a la fortaleza hace poco, pero aprende muy rápido.
—¿Dónde está?
—¿Curioso, no? —responder con otra pregunta fue una cosa que habían heredado ambos—. Las dos buscando a nuestros hermanos —esta vez sonrió de verdad y vi que su sonrisa se parecía a la de Will.
—¿A dónde vamos?
—A buscar a James. ¿Te parece?
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Ligados
Ciencia FicciónTodo el mundo de Elizabeth cambiará con la marcha de su hermana mayor, Lía. Quién decide irse de casa antes de su ligación, el día en que unirían su mente con el de otra persona para que tuviese empatía con ésta. Pero no solo esto representará un gr...