"¡Harry Edward Styles, estás castigado!" Anne chilló al otro lado de la línea, y por el tono de voz y los gritos, no estaba para nada contenta.
La cuestión era que Harry había ido a una fiesta la noche anterior y, por supuesto, bebió demasiado, besó infinidades de veces y, finalmente, había quedado inconsciente.
En ese momento era entrado el mediodía y ni siquiera sabía dónde estaba. No era algo nuevo. Básicamente, todos los fines de semana Harry despertaba en casas en las que nunca había estado.
Era parte de él. Era parte de su rutina.
"¡Mamá!" Lloriqueó, pasando una mano por su cabello desordenado, tratando de controlar la terrible jaqueca que tenía. "Para de gritar, por favor." Pidió, apretando los ojos, mientras su cabeza parecía estar siendo golpeada por un bate de béisbol.
"¿Qué pare de gritar? Harry Styles, me oirás gritar demasiado hoy. ¡Quiero que estés aquí en veinte minutos o tu situación empeorará y mucho!" Protestó, cortando estrepitosamente la llamada.
Bufó, deslizándose por la pared en la que estaba apoyado y sentándose en el suelo. Minutos más tarde, abrazando con sus brazos sus rodillas.
Jodido. Estaba malditamente jodido. Sabía que aquella mañana tenía que ir con su madre al aeropuerto a buscar al hijo de una amiga de ella, quién al parecer, pasaría un tiempo con ellos ya que quería terminar sus estudios en Inglaterra.
El punto era que la noche anterior, no dudo en saltar por ventana de su habitación y esfumarse en el auto de Zayn para ir a una fiesta. Estaba firmemente convencido de que podría volver por la mañana, antes de que su madre despertara...
Bueno, eso no pasó.
De un momento a otro, un dulzón y enfermizo aroma invadió su fosas nasales. Su estómago dio vueltas y agarró el retrete, dejando allí todo el contenido amarillento que se encontraba dentro de él.
"Harry, cariño. ¿Estás bien?" Una voz femenina y aguda surgió detrás suyo, junto a la puerta de madera. Rodó los ojos, sintiendo todavía su estómago dar vueltas.
Ese olor le daba cólera.
"Eh, sí. Estoy bien..." Blasfemó y sintió el reflujo en su garganta nuevamente, pero no volvió a vomitar. Se levantó del suelo y lavó sus manos. Luego hizo gárgaras con enjuague bucal y se miró en el espejo.
Podría estar acabado, con un puto dolor de cabeza y el cabello todo desordenado, pero igual seguía siendo el alfa más bonito de Holmes Chapel y era plenamente consciente de ello. Eso lo hacía tan seguro y autosuficiente consigo mismo. Todo el mundo sabía que no tenía que levantar ni un dedo para ser el deseo de hombres y mujeres a su alrededor. Por esas razones y más, le gustaba la atención que recibía en el instituto, le gustaba ser el niño pijo mimado y por sobre todo le encantaba ser Harry Styles.
Tuvo que ir a su casa a pie porque la chica se negó a llevarlo. Bueno, en realidad, era un tremendo cretino para pedirle que lo alcanzara ya que, justo después de salir del baño, la llamó por el primer nombre que se le cruzó por la cabeza. No le importaba, porque al final, no la volvería a ver.
Justo antes de llegar a la esquina de su casa, un tirón en el pecho lo hizo ponerse en alerta. Un aroma a naranjas y canela, se adentró por sus fosas nasales como una ola cubriendo un navío en una noche tormentosa.
Era diferente; una combinación de cítricos y las más finas especias, que provocaba que su boca salivase y su pene se moviese rudamente en sus pantalones. Cuando colocó su mano sobre la manija de la puerta principal, inspiró profundamente, llenándose de aquella exquisita esencia.

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FanfictionEn dónde Louis y Harry comienzan a vivir juntos. Louis es un omega delicado y Harry un alfa mujeriego. Todos los derechos a @larrybroxante y @desordonne