Capítulo 4: Compras.
Draco se dio cuenta de que ponerle leche a los cereales mejoraba un poco su sabor. Mientras desayunaba, echó un vistazo a su apartamento. Se suponía que debería parecerle más acogedor una vez desempacadas sus pertenencias. Salazar, aquel era un pensamiento deprimente... "Desempacar", porque ciertamente tendría que vivir allí los próximos doce meses.
Su instinto de no traicionar sus emociones le hizo reprimir el estremecimiento que amenazaba con recorrer su columna vertebral, aunque allí no hubiera nadie para verlo. Sin magia, ni siquiera era lo suficientemente importante para los estúpidos del Ministerio como para considerar que lo espiaban. Se contentaban simplemente con obligarlo a vivir en aquella caja de zapatos que se atrevían a llamar apartamento.
Sin otra cosa que hacer que no fuera ver la televisión, se dirigió a la habitación para desempacar sus cosas. Fue una tarea bastante tediosa, pero finalmente consiguió sacar toda su ropa del baúl... O lo que había podido meter cuando aquellos malditos aurores lo acompañaron a su mansión. Era desagradable ver que toda la ropa estaba arrugada. Los elfos siempre habían hecho sus maletas de manera que al desempacar no hubiera ni una imperfección en su ropa.
Miró con tristeza su túnica verde de Slytherin, cuyo color se asemejaba al de sus ojos. Estaba seguro de que nunca antes había parecido tan desaliñada.
Era obvio que no volvería a salir a la calle con su ropa, al menos en un considerable periodo de tiempo.Podría ir al Caldero Chorreante, pero no sería capaz de entrar en el Callejón Diagon sin la ayuda de otra persona. Se preguntó si las tiendas de allí le permitirían la entrada, después de todo. ¿Habría sido su sentencia usada a modo de advertencia para los demás?
Tal vez hoy se comprara ropa muggle. No le gustaba la idea de salir a la calle con la ropa que ya se había puesto una vez, pero había aprendido que no tenía nada que perder (excepto comodidad). El confort de su túnica perdió valor ante la incomodidad mental que ya había sufrido el día anterior cuando salió a la calle con su ropa. Volvió a ponerse la ropa que le había proporcionado Granger con eso en mente.
Se preguntó si ella estaría en casa para que le mostrara dónde estaban las tiendas. Probablemente tendría un trabajo. Draco se preguntó si no debería él ir a buscar uno por su cuenta. Lo que fuera que hicieran los muggles tampoco podía ser tan difícil, aunque seguramente fuera laborioso, como eso de lavar platos.
Cogió sus llaves y salió de casa, llamando a la puerta de Granger. No esperaba que respondiera.
Para su sorpresa, sólo fueron unos segundos antes de que Granger abriera. Se quedó en la puerta con su habitual pantalón holgado y una camiseta demasiado grande para ella.
—Malfoy —dijo.
—Granger —respondió él. Esperó unos segundos antes de añadir—. Necesito ropa muggle.
El rubio se quedó allí, con los brazos cruzados, esperando una respuesta. Pero lo único que se produjo fue un incómodo silencio.
—¿De verdad vas a hacerme pedírtelo? —gruñó él.
Ella sacudió la cabeza e hizo un gesto con la mano para que pasara.
—Tengo algo más de ropa muggle que podrías usar —comentó mientras entraba en el comedor.
Draco se acomodó de pie detrás del sofá.
—En realidad estaba pensando comprar ropa nueva.
Hermione se detuvo en la puerta de la habitación y se volvió a mirarlo.
—Si quieres que te acompañe, espérame ahí —dijo, cerrando la puerta del dormitorio tras ella.
Draco la esperó, y unos minutos más tarde apareció vestida con unos vaqueros y un suéter.
Cogió su bolso al pasar por la mesa y salieron del piso sin mediar palabra.
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Mugglefied
Fanfiction"Por los crímenes cometidos contra el mundo mágico y el mundo muggle siendo usted aún un menor de edad, por la presente le sentencio a un año sin magia". Draco se levantó con rigidez, con las rodillas estiradas para ayudarlo a mantenerse en posición...