Capítulo 5: Salvación.
Draco se paseaba inquieto por su apartamento. Ya había desayunado una taza de cereales y varias tazas de té. No tenía ningunas ganas de pasarse otro día mirando fijamente la caja tonta. Xavier había regresado de otra noche de caza y parecía que se negaba a estar cerca de su jaula, que estaba bastante sucia. Draco recordó con nostalgia cuando podía usar un simple encantamiento para limpiarla.
Pensó en buscar ayuda en Granger, pero la sola idea de parecer tan dependiente de ella le dolía, sobre todo cuando sospechaba que su respuesta sería la misma que le había dado ayer con las bolsas.
Evitó pensar en la jaula la mayor parte de la mañana, y decidió intentar hacer huevos. A decir verdad, ya había intentado hacerlos la noche anterior para la cena, pero acabó con gran parte de ellos quemados y pegados a la parte inferior de la sartén. La había raspado como buenamente pudo y decidió poner sobre ella, esta vez, una rebanada de pan con mantequilla. Encontró un poco de carne cruda en la nevera, pero todavía no se sentía del todo preparado para probar con eso.
A pesar de todo, le daría otra oportunidad a los huevos.Draco golpeó los huevos en el borde de un recipiente y, aunque intentó que todo cayera dentro, un poco de la clara se desparramó por la encimera. Calentó la sartén y puso en ella un poco de mantequilla, viéndola derretirse con el calor. Cogió el recipiente y lo inclinó, vertiendo su contenido en la sartén. Hizo una mueca al descubrir que se le había colado un trocito de cáscara, pero se negaba a meter la mano para quitarla.
"Las cosas muggles queman, y mucho", se recordó.
Empujó los huevos con un tenedor y trató de bajar la temperatura. Pero era demasiado tarde. Algún que otro huevo ya se había quemado y pegado a la sartén, pero parecían un poco más comestibles que los de la noche anterior.
Draco se comió sus huevos quemados con pan mientras miraba por la ventana. Tenía que haber algo por ahí que pudiera hacer.Se obligó a volver a la cocina y puso agua en la sartén con la esperanza de que la costra que había quedado del huevo se despegara sola, solamente con agua. La puso en el fregadero, y con una mueca volvió a su habitación y cogió la jaula de Xavier. Estiró el brazo para mantenerla a una considerable distancia de sí mismo, y con la cabeza vuelta para evitar el olor, la dejó dentro de la bañera. Abrió el grifo caliente y rezó por que fuera suficiente con la presión del agua para limpiar los excrementos del suelo de la jaula. Sólo quería poder ver cómo desparecían por el desagüe.
Cogió la toalla de ayer - que había dejado convenientemente en el suelo - y arrugó la nariz. Todavía estaba mojada y olía a humedad. Desde luego, no iba a usarla de nuevo para secar su cuerpo. La usaría en la jaula cuando estuviera un poco más limpia de toda esa mugre, aunque probablemente tendría que quemarla después.
Luego, se puso de rodillas a los pies de la bañera (amortiguando sus rodillas sobre una toalla limpia), y empezó a fregar el suelo de la jaula con la mano. Mientras lo hacía, pensó que iba a vomitar, al menos, un par de veces. Podía imaginar cómo de desaliñado y estúpido parecería si tuviera la mala suerte de ser observado por alguien. Tenía las mangas arremangadas, y con el pelo pegado a la frente se encontraba en el suelo del baño tratando de no vomitar mientras frotaba los excrementos de búho de una jaula. No tenía ninguna duda de que aquel estúpido auror que se rió cuando le recordó que debería limpiar la jaula sin magia, se reiría aún más fuerte si lo viera haciéndolo con sus propios ojos.
Draco se puso de pie y se frotó las manos en el lavabo, asegurándose de darse bajo cada uña y en cada resquicio de sus manos hasta que olieran a limpio. Cuando volvieron a tener su habitual aspecto rosado, levantó la vista y, sin haberlo planeado, sus ojos se detuvieron en el espejo. Se dio cuenta de que era peor de lo que pensaba. Sus mejillas habían adquirido un color rojizo debido al vapor del agua y la expresión de su rostro era muy, muy desagradable. Tuvo una sensación horrible al percatarse de que se parecía más a Snape que a un Malfoy. Su semblante no se parecía al de alguien que estuviera tranquilo en su casa... Más bien se veía miserable, triste. Ese del espejo no era el Draco Malfoy que una vez había sido. ¿Dónde había quedado el brillante, ingenioso y sereno Draco Malfoy que tanto se había esforzado en ser? ¿Es que acaso no era nada sin su magia?
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Mugglefied
Fanfiction"Por los crímenes cometidos contra el mundo mágico y el mundo muggle siendo usted aún un menor de edad, por la presente le sentencio a un año sin magia". Draco se levantó con rigidez, con las rodillas estiradas para ayudarlo a mantenerse en posición...