Elevándose

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Capítulo 44: Elevándose.

Draco no pudo evitar suspirar de alivio cuando Caffrey y Burke se fueron de su piso. Esa era su última inspección, aparte de la fecha del nuevo juicio en sí. Ellos vendrían a recogerlo el día de su audiencia. El Wizengammot revisaría los informes que los Aurores habían tomado durante el transcurso del año y a Draco se le permitiría hacer una declaración en su propio nombre. El Wizengammot anunciaría si su sentencia se consideraba ejecutada correctamente y si merecía que le devolvieran su magia y volver a tener acceso a la sociedad mágica. Burke le había explicado que la audiencia en sí (y su declaración) eran realmente más que una formalidad en esa etapa. El Wizengammot ya habría revisado los informes en privado, pero no compartirían los resultados con él hasta la audiencia. Burke se aseguró de recordarle a Draco que debía seguir manteniendo un buen comportamiento durante las siguientes 4 semanas.

Había optado por no dejar su trabajo en la biblioteca. No tenía ningún sentido hacer eso antes de saber lo que el Wizengammot realmente pensaba hacer con él. Hermione y él habían tomado la misma decisión sobre el piso. Hermione estaba preparada para subarrendar su piso a Ginny, por lo que ambos podrían encontrar otro lugar juntos. Pero quedaba por ver si querían continuar viviendo en el Londres muggle o quizás encontrar una pequeña casa de campo en algún lugar, tal vez fuera de Hogsmeade u otra aldea con un puñado de magos como vecinos. Hubo algo de apelación a permanecer en el Londres muggle, pero también había algo en la idea de una casa tranquila en el campo.

Con respecto a lo de su libro, se sentía un poco incómodo con habérselo dado a McGonagall, pero ya era demasiado tarde para hacer algo al respecto. Aunque genuinamente había pensado que el libro podría hacer a los demás algo bueno... también había creído que podría ayudar a su causa.

Sirviéndose una copa de vino, Draco contempló a Hermione. Le había prometido darle algunos detalles más mañana por la noche, y el resto el viernes por la mañana. Sería la primera vez que se habrían ido a algún lado juntos durante la noche. La Navidad en la Madriguera no contaba realmente.

Todavía le quedaba un mes sin magia. Era divertido. Realmente no sabía cocinar con magia, pero podía cocinar sin ella. No era algo que hubiera pensado aprender a hacer de la manera mágica. Se preguntó si Hermione toleraría a un elfo doméstico para que les cocinara. Podría tener dificultades para convencerla con ese argumento dada su historia con los elfos domésticos. Hacer las tareas de la forma mágica no sería tan terrible como hacerlas de la manera muggle, pero aun así... ¿Por qué hacer la vida más difícil de lo que tenía que ser? Casi se echó a reír. Si hubiera querido que la vida fuera fácil, no la habría elegido a ella como pareja. Sabía que Hermione lo desafiaría. No le dejaría salirse con la suya cogiendo el camino fácil o sintiendo pena de sí mismo. Y él estaba agradecido por eso.

Si salía de la ciudad con Hermione no iba a cargar sus cosas en la vieja mochila de la Comadreja, como lo había hecho en Navidad. Dejando el vino a medio terminar, decidió ver qué otra clase de maleta podía conseguir mientras tanto.

. . . . .

Hermione se despertó temprano el viernes por la mañana para comprobar por tercera vez que tenía todo lo que necesitaba. Tenía un fármaco antihistamínico por si Draco se ponía enfermo. Su identificación. Ropa. Artículos de aseo, todos en el tamaño adecuado para poder viajar. Algo más de lo que se sentía avergonzada estaba enterrado en el fondo de su maleta. Había incluido su cargador de teléfono, aunque no es que realmente esperara llamar a alguien. Sus boletos estaban en su bolso. Había comprado varios mapas y guías para su estancia. También había cambiado su bolso de cuentas con el encanto de extensión indetectable por un bolso no encantado para el fin de semana. Vestía una chaqueta, pantalones y zapatos cómodos para caminar.

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