Mugglefied

Convocado

Capítulo 51: Convocado.

Hermione se despertó temprano, pero encontró a Draco también despierto. Su brazo todavía la envolvía. Estaba observando el techo, pero cuando ella se movió giró la cabeza para mirarla.

—¿Cuánto tiempo llevas despierto?

—Bastante. No he podido dormir, pero tampoco quería despertarte.

Ella ajustó la cabeza sobre su pecho.

—No lo has hecho. Estaba pensando que debería salir de aquí antes de que aparezcan Caffrey y Burke.

—Lo sé —respondió él. Ninguno de los dos se movió.

—¿Estás bien?

Él pasó sus dedos desde su hombro hasta su brazo, acariciándola y abrazándola como si ella fuera la única cosa segura en el mundo.

—Estoy tan bien como podrías esperar. Solo quiero mantener este momento... quedarme aquí... en caso de que todo salga mal. Pero... tampoco quiero quedarme. Las cosas tienen que mejorar, y no podremos avanzar si no salgo de esta cama —sonaba cursi incluso para sus propios oídos.

Todo lo que Hermione escuchó fue sinceridad. Se apoyó en su codo y lo besó.

—Te amo.

Una sonrisa perezosa cruzó el rostro de Draco.

—Yo también te amo. Pase lo que pase hoy...

Ella asintió.

—Sin importar lo que pase.

Se levantaron de la cama y Hermione regresó al otro lado del pasillo para ponerse una vestimenta respetable. Draco se dispuso a realizar su rutina normal de por la mañana con especial cuidado: se duchó, se peinó, planchó su camisa... estaba meticulosamente arreglado cuando Burke y Caffrey vinieron a buscarlo, además se había tomado una taza de té y un par de rebanadas de pan tostado y mermelada. Tener el estómago vacío no le haría ningún bien. Necesitaba estar tranquilo para mostrarles que había hecho un gran esfuerzo durante todo ese tiempo.

Estaba sentado en el sofá, leyendo un periódico, cuando llamaron a la puerta. Burke se veía particularmente sombrío. Caffrey parecía dar a entender que definitivamente preferiría estar en otro lugar. Draco forzó una sonrisa.

—Bienvenidos caballeros. ¿Nos vamos?

—Una vez más, sólo por los viejos tiempos —le ordenó Burke a Caffrey.

Encogiéndose de hombros, el mago más joven realizó una búsqueda superficial del apartamento mientras que Burke se posicionaba cerca de Draco.

—¿Algo que quieras decirme?

Draco respiró profundamente.

—Espero recuperar mi magia y comenzar la siguiente fase de mi vida. Pasar página y todo eso.

El Auror no hizo ningún comentario. En poco tiempo Caffrey dijo que si había algo de contrabando en el piso no lo había encontrado. Los dos Aurores llevaron a Draco al pasillo y, después de determinar que estaba despejado, se desaparecieron con él. En un visto y no visto Draco se encontró con una placa de visitante en el pecho y siendo escoltado hasta la cámara correspondiente.

Le indicaron que se sentara en una silla, Burke y Caffrey permanecieron cerca. Draco trató de no mirar con ansiedad a la multitud y se preguntó si alguien más era consciente de lo fuerte que latía su corazón en su pecho. Se preguntó si todos los espectadores tenían sus varitas o si les habían obligado a entregarlas antes de entrar. No podía recordar qué era exactamente lo que la ley dictaba sobre eso, aunque debería haberlo sabido. Trató de mirar disimuladamente a la multitud.