Asilo

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Lo prometido es deuda :) ¡Capítulo doble!

Capítulo 18: Asilo.

Hermione miró a su amigo con la boca abierta. Después de un momento, se las arregló para encontrar las palabras que su aturdida mente buscaba y obligarlas a salir por su boca.

—¿Harry? ¿Qué estás haciendo aquí?

—No quería esperar hasta Navidad —respondió con voz entrecortada, apresurándose a estrechar a la chica que profirió un chillido y corrió hacia él a abrazarlo con fuerza, como si necesitara asegurarse de que realmente era él.

—Oh Merlín, te he echado de menos —dijo ella en un susurro, sin intención de separarse lo más mínimo.

—Lo siento, es que...

—Lo sé.

—Yo también te he echado de menos —dijo, besándola en la mejilla—. Ahora... ¿podemos pasar? Hay una señora al otro lado del rellano que parece que nos está echando un mal de ojo.

—Es la señora Gravis —apuntó Hermione—. Se queja cada vez que alguien está haciendo demasiado ruido en el pasillo. Su idea de "demasiado ruido" consiste básicamente en respirar —ella puso cara de irritación al separarse de su amigo, metiéndose la mano en el bolsillo, sacando las llaves y abriendo la puerta—. Adelante, adelante. Voy a hacer té.

Harry la siguió hasta la cocina y se sentó en una de las sillas mientras Hermione preparaba algo de beber.
Ella se percató de que estaba demasiado delgado, por lo que también le obligó a comer algo. Oh Merlin... tenía la sensación de estar convirtiéndose en la señora Weasley.

—Así que cuéntame... ¿Cómo estás?

—Estoy bien. Tú primero.

Ella lo miró por encima del hombro mientras llenaba la tetera.

—Yo estoy aquí, exactamente donde he estado desde la última vez que me viste —Hermione tragó saliva al remontarse a julio. El asesinato de Ron. Las secuelas. La audiencia de Draco... fue la última vez que había visto a Harry—. Hice el EXTASIS de Pociones y últimamente he estado trabajando mucho con George... El Ministerio le dio a Draco el piso al que ibas a mudarte.

Harry se rió entre dientes, mirándose las rodillas.

Su amiga calentó la tetera con su varita e hizo volar una taza hacia Harry, junto con una selección de bolsitas de té. Ella estudió su cara.

—No estás sorprendido.

—¿Por qué debería estarlo? Fui yo quien lo sugirió.

Ella lo miró con los ojos muy abiertos.

—No me mires así —respondió él al percatarse de su expresión—. Dijiste que ibas a irte de aquí, y yo no quería mudarme. No en aquel momento. Así que hablé sobre cederles el piso con el jefe del Wizengamot, cuando le sugerí que indultara a Malfoy y su madre... él no me delató ante Bellatrix cuando nos capturaron los carroñeros, y ella... ella mintió a Voldemort sobre mi muerte —Harry se miró las manos, nervioso—. Espero que ella esté bien... incluso después de todo.

—Lo estaba la última vez que hablé con ella —le dijo Hermione, vertiendo agua caliente en la taza y cogiendo otra para ella. Escogió tomar una manzanilla. Necesitaba algo de calma después del shock de su reaparición—. Ella está en Francia y parece que lo lleva bien, aunque piensa que es cruel que no se le permita ponerse en contacto con Draco. Yo ya le he dicho que está bien. Se ha adecuado sorprendentemente bien.

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