Capitulo 17

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La conexión de sus miradas solo duró unos segundos; una enfermera entró para llevarlos al cuarto de terapia intensiva.

Eduardo se quedó en la puerta, Bárbara se acercó, agarró suavemente la mano de Aurora.

Bárbara: hija, no sabes cuánto ansiaba volver a tenerte cerca, pero no así, daría mi vida entera porque despertaras, perdóname por todo el daño que te hice, eres lo que más amo en la vida, soy una mala por  permitir que tantas cosas malas te pasaran, todo habría sido tan distinto sino te hubieran arrebatado de mi lado cuando naciste, si tengo dar mi vida a cambio de la tuya para que despiertes lo haré, le pido a Dios por ti, lucha por tu vida, hazlo por Santiago el hombre que tanto amas y por tu pequeño hijo, ellos te necesitan.

 Bárbara no paraba de llorar hablándole a su hija, había olvidado que Eduardo también estaba allí.

Besó las manos de su hija, Eduardo se acercó y puso su mano en el hombro de ella.

Eduardo: no pierda la fé, Dios es bondad y todo lo perdona, él sabe que usted está arrepentida de corazón por todo lo que hizo.

Bárbara: lo único que me importa es que ella despierte.

Eduardo: Lo sé pero cálmese, esperemos que todo se solucione, y los neurólogos que van a examinarla encuentren como despertarla.

Bárbara: eso sería una gran alegría para mí, mi hija y Santiago son la razón de mi existir.

Eduardo: le gustaría ver al niño?

Bárbara: por supuesto, pero es imposible, la familia Elizalde jamás lo permitiría.

Eduardo: siempre hay una manera.

Eduardo sonrió, Bárbara no entendió, ni alcanzó a preguntarle por qué precisamente la enfermera entraba a pedirles que salieran para que los médicos pudieran chequear a Aurora.

Bárbara y Eduardo salieron y bajaron a la cafetería a encontrase con Antonio

Eduardo: Antonio, aquí te la dejo sana y salva, voy a ver cómo sigue Santiago.

Cuando Eduardo salía de la cafetería Bárbara...

Bárbara: Eduardo! ( él se volteo, si? Dijo)

Bárbara: gracias por todo.

Eduardo le sonrió y siguió su camino.

Antonio abrazó a Bárbara y fue cuando Fernanda entró con Gonzalo por la otra puerta que daba a la calle.

Fernanda: vaya!! Puedo saber que haces aquí Bárbara?

Bárbara: vine a ver a mi hija.

Fernanda: hija? tú no tienes instinto maternal, eres un ser perverso , sólo quieres ver que puedes hacer más daño.

Bárbara: no digas estupideces!; tengo todo el derecho de verla porque es  mi hija

Fernanda: derechos, sabes que voy a hacer? Hablar con médicos y con quien sea necesario para que te prohíban la entrada a este hospital, por que tu lugar no es este sino un manicomio o mejor aún la cárcel de dónde nunca debiste salir.

Bárbara trataba de contenerse a los insultos de Fernanda.

Antonio: Ya basta Fernanda, deja de atacarla, si te atreves a hacerlo, yo mismo me encargaré de que saquen a tu hermano del hospital y no lo reciban en ningún otro lugar, tengo mis contactos te lo advierto, con ella no te metas.

Gonzalo: porque la defiende tanto?, ahh claro! seguramente ya se dejó seducir por sus encantos!.

Bárbara: ya basta!!! No tengo por qué dejar que se metan conmigo, es cierto que les hice daño, pero ahora las cosas han cambiado y si quisiera acabar con ustedes ya lo habría hecho, tengo los medios, pero lo único que me importa es mi hija y ni ustedes ni nadie va a impedirme que la vea.

Bárbara salió furiosa, Antonio tras ella, no sin antes advertirles.

Antonio: Si no la dejan en paz yo mismo me encargaré de que lo poco que tiene a Lactos de pie se desplome.

MAÑANA ES PARA SIEMPRE II, El regreso de Bárbara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora