Nada que ocultar.

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Sabia el camino a casa de Himeko como la palma de su mano, pero antes habían pasado al supermercado para comprar víveres, Chikane vio comprar a Himeko con tanto entusiasmo que pensó en Kuu pero comprando ropa. Dos mujeres muy diferentes que se emocionaban por cosas diferentes. Himeko se encontraba emocionada por poderle preparar algo de comer y Kuu estaría emocionada yendo a un restaurante caro.

Chikane se acerco al carrito y vio toda la despensa que ponía Himeko en el. - ¿Harás comida para un año?- Himeko le mostró un puchero.

-No, pero olvide hacer mi despensa el fin de semana- Y siguió con su labor de comprar y economizar.

-¿Que piensas hacer de comer?- Diciendo esto agarro un queso Mozzarella.

-Es secreto, corazón.

Para cuando fueron a la caja a pagar todo lo que habían escogido, Chikane casi tendía su tarjeta de crédito, pero prefirió pagar en efectivo, su verdadero nombre podía salir a la luz. 

-¿Por qué no me has dejado pagar? - Pregunto Himeko llevando unas bolsas a la cajuela del auto.

-Porque eres mi novia- Respondió y con eso le dio un beso fugaz el cual sorprendió a Himeko.

-Parece que ya vivimos juntas- soltó risitas.

-Lo que más me gustaría- susurro Chikane.

Ya en la casa de Himeko, ambas metieron y acomodaron la despensa dejando en la mesa, lo que Himeko iba a ocupar.

-¿Y mientras que hago? 

-Puedes ir a comprar un vino, no tengo en casa.

-Esta bien amor- Le dio un beso, se alejo de ella un poco y regreso- ¡Quiero otro! -Y Himeko la complació.

Chikane salio y Himeko se apresuro para avanzar con la comida, pico queso, verduras y unos pocos fiambres que metió en una plancha de acero, después cogió un recipiente al cual le coloco al fondo una lamina de masa y relleno con queso de cabra, fiambres, lo cubrió con tomate y lo puso a hornear. Y cuando tenia todo listo, solo dio el toque final, poner la mesa.

Sí, era una comida muy sencilla, pero era hecha con amor, nunca antes se había tomado la molestia de cocinarle a alguien y hacerlo ahora le demostraba que en verdad, amaba a Chikane. Escucho sonar el timbre y fue a abrir. Vio a su novia, un poco despeinada por el viento que hacia pero aún así se veía hermosa con esos cabellos rebeldes.

-¡Huele delicioso!- Entro Chikane olfateando como si fuera un perrito. 

-Gracias, hice raclette y de postre tarta de queso de cabra y tomate

-Delicioso, yo traje un vino espumoso, quedará demasiado rico!

Himeko llevo unas copas mientras Chikane llevaba la plancha de acero a la mesa. Ambas se dedicaron unas miraditas de amor. Chikane le recorrió la silla a Himeko para que pudiera sentarse y luego ella tomo asiento.

Había un ambiente tan hogareño que Chikane deseo tener una familia,  imagino a un niño corriendo alrededor de la mesa y a Himeko cargando un bebé de meses. Pero le tendría que decir la verdad a Himeko ¿La perdonaría?
Miro a Himeko mientras servia una ración de raclette y le tendió el plato, Chikane lo tomo pero no dejo de observarle.

-Eres muy hermosa Himeko, ¿Te lo habían dicho? - Probo un poco del raclette y se sorprendió. -¿Y dices que no cocinabas? ¡Esto esta más que exquisito!

-Lo dices por quedar bien con tu novia jajaja- se largo a reír mientras se sonrojaba.

Ambas degustaban la comida mientras hablaban de cosas del pasado, como su infancia y cosas escolares. Chikane contó un poco de su vida y de la comida favorita que su mamá solía hacerle al regresar del colegio. Himeko le prometió que un día le haría aquella comida, ella también contó sobre su vida y sobre como quedo huérfana a los 7 años tras ocurrirle un accidente automovilístico a sus padres.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora